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Igor Yebra, el "niño curioso" que inventaba historias, se pasa a la ópera
Con la misma curiosidad del niño que jugaba a inventar historias, el bailarín bilbaino Igor Yebra afronta la dirección escénica de la ópera Dido & Eneas en Uruguay, país cuyo Ballet Nacional dirigió durante tres años y que considera su "segunda casa". Pese a las diferencias técnicas entre la danza, su hábitat natural, y la ópera, el también coreógrafo y profesor (Bilbao, 1974) confiesa que acepta "desafíos" como este o el que le llevará próximamente a actuar en teatro con Eusebio Poncela con una mezcla constante de deseo por aprender y de "locura".
Este jueves 19 se estrenará su versión de la ópera compuesta por el británico Henry Purcell, uno de los mejores autores del barroco, y que contará con la dirección musical de Cristina García Banegas, especialista en ese período artístico.
El que fuera, en 2004, primer bailarín no ruso en protagonizar en Moscú Iván el Terrible suele huir, "aunque no a propósito", de su zona de confort y confiesa que "la curiosidad" que siente por muchas cosas le lleva a "no desperdiciar" un tiempo que "está muy limitado". "Puedo irme de aquí mañana, pero voy a cerrar los ojos y voy a decir: 'Al menos lo he intentado'", resume como filosofía de vida.
"No creo que haga aportación ninguna", responde cuando se le consulta si su versión sumará algo a la ópera basada en el Canto IV de La Eneida de Virgilio y en la tragedia Los amantes encantados, de Nahum Tate, también autor del libreto. "La aportación me la hago a mí mismo con seguir divirtiéndome y ojalá que a la gente le aporte un momento de placer y belleza, que es lo que busco. Hay gente que le gusta la provocación, que busca otro tipo de cosas. A mí también me gusta provocar y hacer que la gente reflexione, pero es a través de esos lugares", agrega.
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