A Durango y Montevideo les unen lazos históricos y culturales, de hecho las dos localidades están hermanadas. Además de la inmigración vasca que llegó a Uruguay, el durangarra Bruno Mauricio de Zabala está considerado uno de los fundadores de la capital del país. Nació en la localidad vizcaina en 1682 y era hijo de Nicolás Ibáñez de Zabala y de Catalina de Gortázar. Su padrino fue su tío paterno Juan Ibáñez e Zabala, comisario del Santo Oficio, arcipreste y vicario de Durango y Ochandiano y beneficiado de dichas iglesias. Además, se encargó de la educación del joven debido a la muerte de su padre cuando este todavía no había cumplido los tres años de edad. En 1716 fue nombrado por el rey Felipe V, gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata.
En 1723, tropas portuguesas desembarcaron en el puerto de Montevideo, a quienes expulsó Zabala sin llegar a hacer apenas uso del ejército. Y un año más tarde comenzó a fortificar San Felipe de Montevideo, fundándose poco más tarde la ciudad.
El durangarra trenzó sin saberlo un lazo histórico y cultural que se mantiene vivo tres siglos después. Su figura y sus hazañas no se han olvidado en el país latinoamericano y la localidad vasca y la uruguaya mantienen un acuerdo de hermanamiento que se volvió a sellar en 2022 y que se desarrolla a través de un convenio de colaboración cultural.
Mañana, día 19, comienzan los actos de celebración del tercer centenario de la Fundación de Montevideo y no podía faltar un recordatorio a la figura del ilustre vasco. Y será precisamente otro vasco, Igor Yebra, quien se encargue de recordarle.
El bailarín y coreógrafo bilbaino dirige el primer acto de los que se celebrarán durante los próximos meses para conmemorar la fundación de Montevideo. Y lo hará en el Cerro, en el Parque Vaz Ferreira, frente a la playa, donde desembarcó el barco del durangarra hace 300 años. “Me contactaron para ver si podía dirigir y coordinar el espectáculo inaugural, es un honor que hayan pensado en mí para coordinar este evento que sucede una vez en la historia”, confiesa el bailarín bilbaino.
Será la primera vez que la Banda Sinfónica y la Filarmónica de Montevideo actúen juntas y habrá más de 200 músicos y bailarines que van a representar el mundo de la danza en todos sus aspectos, fundamentalmente la música del país uruguayo, tango, la milonga, el candombe –“expresiones artísticas que dan el alma a la ciudad”– sin olvidarse de la música clásica y de la contemporánea como el break.
“Pero la gala abrirá con un aurresku, en honor de Bruno Mauricio de Zabala, uno de los fundadores de Montevideo, como saludo a la ciudad. Allá donde estoy siempre introduzco un guiño a la cultura vasca y, en este caso, resultaba imprescindible. Se proyectará además un vídeo en el que se contará la historia de la llegada y la fundación de Montevideo. Al principio, me pareció una locura aceptar esta propuesta por su gran complejidad, pero ahora estoy contentísimo”, explica el bailarín.
Además, en la gala participarán veinte niñas de la Escuela de Rincón del Cerro, un proyecto con el que colaboró Yebra en el marco del proyecto del Ballet Nacional del Sodre. “El objetivo de la escuela es conseguir que las niñas puedan acercarse al ballet, es un proyecto muy gratificante”, asegura.
“Su segunda casa”
Yebra (Bilbao, 1974) siempre ha considerado Montevideo como su segunda casa. Aunque en sus deseos infantiles anheló ser portero del Athletic, lo cierto es que el camino profesional de Igor Yebra iba a ser otro: convertirse en una estrella del ballet. Yebra ha bailado en los mejores escenarios del planeta y consiguió poner en pie al Teatro del Kremlin de Moscú cuando encarnó a Iván el Terrible. En 2016 decidió abandonar el Ballet de la Ópera de Burdeos después de 14 años de triunfos.
“Era el momento de pasar página. Y de poner en marcha proyectos que había tenido que posponer porque tenía compromisos firmados con la Ópera de Burdeos”, confesaba entonces.
Y entre esos nuevos retos se encontraba tomar el legado de la gran figura argentina Julio Bocca para dirigir el Ballet Nacional Sodre de Montevideo. “La propuesta llegó en un momento en el que me apetecía afrontar nuevos retos, de aprendizaje a nivel humano y profesional”, confiesa. Durante este tiempo, también debutó como director escénico con la ópera Dido & Eneas. “A nivel de premios y a nivel de sentimientos la gente siempre me ha demostrado un gran respeto y cariño en Montevideo”, asegura.
Yebra estuvo al frente del ballet uruguayo dos años, de 2018 y 2020, y al ceder el testigo de la dirección a la exbailarina María Noel Riccetto, regresó a Bilbao a afrontar nuevos proyectos y a dirigir su escuela de danza. En diciembre acaba de terminar una gira con la nueva versión de teatro de El beso de la mujer araña, que ha protagonizado junto con Eusebio Poncela. “Han sido más de cien funciones, hemos estado casi un año y medio con ella. El teatro me interesa mucho”.