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Igartza, tomada por la danza
Ochenta dantzaris, junto a sus músicos, de las cofradías beasaindarra de Igartza y la eibarresa de Arrate pusieron en valor diversas danzas con el label de la creatividad
La
cita para los 80 dantzaris y una veintena de músicos estaba en la plaza
San Martín de Loinaz, donde un miembro de la Cofradía de Igartza
recibía la bandera del municipio de manos del alcalde.
Ya desde la plaza los dantzaris de Igartza, integrantes
de Aurtzaka, los de ayer y los de hoy, sus edades oscilaban entre los
13 años de los más jóvenes y el medio centenar de años los más
veteranos, se encaminaron hacia el Conjunto Monumental, recorrido en el
que fueron acompañados por numeroso público, en desfile abierto por el buruzagi
(capitán) y teniendo a como nexo a largas espadas con las que plasmaban
continuas evoluciones, en base a una variedad de ritmos, seguidos de
los músicos y cerrando el desfile la cofradía eibarresa.
En un Igartza, con sus edificios principales en obras de
restauración, ellos de alguna manera marcaron los límites del
espectáculo que se ceñía a esa realidad, ofrecieron en ocasiones unas
danzas, como los edificios, en construcción o transformación. Con los
dantzaris situados a un lado y otro del río unidos por el puente,
construcción protagonista este año,.
Los músicos son tan importantes como los dantzaris que
bailan siempre en base a unas melodías, en este caso a excepción de la
tradicional ezpatadantza, eran cosecha particular de Aitor Furundarena,
estrenadas el año pasado aunque a la última de ellas, la marca de
Igartza, este año Peio Irizar sumó los arreglos para percusión y metal
instrumentistas que junto a txistularis pusieron la nota.
No faltó la ezpatadantza de Loinaz bailada por dos
jóvenes beasaindarras, ni la presencia del abanderado a la que por
parte de los eibartarras se sumó la ezpatadantza de Arrate.
Los eibarreses finalizaron su actuación mostrando varias danzas de brokel.
Sinfonía de color
Fue un espectáculo lleno de contrastes, una sinfonía de
color con los dantzaris y músicos vestidos de rojo, blanco, y negro, el
azul de las chaquetillas de los ezpatadantzaris, a los que se sumaba
verde y banco de los edificios ya restaurados y del paisaje.
Fue una exhibición de danza que atrajo a varios cientos
de personas quienes aplaudieron gustosamente el resultado de un trabajo
de semanas de ensayos ofrecido por las dos cofradías de dantzaris, la
de Igartza y la de Arrate. Una comida en la plaza puso el punto y final
a la jornada festiva. Pero los organizadores ya miran al calendario de
2009, «todavía no tenemos señalada la fecha hay que valorar varios
temas pero a buen seguro que de cara a la próxima edición también habrá
novedades», señalaba Mikel Sarriegi quien realizaba una valoración muy
positiva teniendo en cuneta que parte del Conjunto está en obras lo que
hicimos fue adaptar el espectáculo a esta realidad, el resultado
positivo. Oier Araolaza de la eibarresa cofradía de Arrate resaltaba el
marco en el que se ha celebrado el espectáculo, «es impresionante y eso
que parte está en obras, era la primera que dos cofradías de dantzaris
actuamos juntos el resultado y el balance, positivo» señalaba el
dantzari de Arrate.
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