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Hemen zaude: Hasiera Hemeroteka «Hubiera pagado por tener unos kilitos más»

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«Hubiera pagado por tener unos kilitos más»

José Carlos Martínez asegura estar enganchado a la danza, y bromea que "con mi 1,90 metros de altura puedo bailar hasta reggaeton y sevillanas si hace falta"
Egilea
Ester Requena / Arantza Furundarena
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Elkarrizketa
Data
2014/08/19
Lotura
Diario Vasco

 De bailarín estrella del Ballet de la Ópera de París a director de la Compañía Nacional de Danza, ¿cómo se ven los toros desde la barrera?

Se ven igual que cuando estás dentro, porque de vez en cuando te toca tirarte a la plaza... en esta compañía por lo menos.

Un amigo mío le hubiera dicho que con los apellidos Martínez García no iría a ningún lado...

Me lo dijeron muchísimo e incluso me pidieron que me cambiara de nombre. En Francia me quitaron un trozo y me quedé con José Martínez, lo que no le gustó nada a mi madre (risas).

Comandante de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, ¿me tengo que cuadrar?

Pues sí, eso estaría bien (carcajadas). Pero aquí no se cuadra nadie por muy comandante que seas. Funcionaba quizás en Francia.

¿Tiene algo de divo? Porque ya se sabe en este mundillo...

De eso no se me ha pegado nada. No lo tenía en un principio y creo que no se pega.

También dice que piensa poco en usted, algo raro con los egos que se manejan.

Tengo la desgracia de no tenerlo suficientemente desarrollado.

¿A usted qué le da alas?

Desde que soy director bebo café, algo que cuando era bailarín no necesitaba. Creo que me daba alas estar en el escenario. Al no subirme ahora, el café me ayuda.

¿Cuál ha sido la pirueta más difícil de su vida?

Venir a dirigir la Compañía Nacional de Danza. Hay muchas turbulencias (risas).

¿De qué pasa de puntillas?

Tengo los pies en el suelo, así que de puntillas solamente para bailar.

¿Usted es muy clásico en todo?

Para nada. Mi personaje de bailarín estrella es el clásico, pero yo no lo soy.

¿Y en el amor?

Digamos que soy atípico.

¿Y ligan mucho los bailarines?

Bastante.

¿Hace tres mil abdominales al día como Cristiano Ronaldo?

Nunca he necesitado hacer abdominales. Con el trabajo de barra no es necesario.

¿Bailar con la política es su baile más difícil?

Bailar con la política es muy complicado. Se dice que ser bailarín clásico es difícil, pero bailarín de política lo es mucho más.

¿Qué le bailamos a Mariano Rajoy para que se anime?

Cualquier cosa le vendría bien. Necesita bailar, pero no solo Rajoy, sino todos los políticos. Lo que necesitan es aprender a bailar para saber lo que es esto.

¿Tiene usted algo de Billy Elliot?

Mi historia es parecida. Todo el mundo se emocionaba con la película, pero a mí no me impactó por haberlo vivido en mis carnes.

¿Pero se metían con usted?

No. Además, yo me fui muy rápido a Francia, no les dio tiempo.

¿Ha llorado mucho?

Lloré bastante cuando me fui a Francia y tuve que dejar a mi familia con 14 años. Lloré tanto entonces que luego ya no necesité llorar más.

¿Le han dado muchas patadas?

Bailaba muy rápido, así que no les daba tiempo (risas). Pero se intentó en algún momento.

¿Es un cisne blanco o negro?

Soy multicolor.

¿Qué hubiera dado por tener unos kilitos de más?

Hubiera dado mucho. Ahora ya menos, porque ya los tengo. Pero durante mi época de bailarín hubiera hasta pagado.

Pues dicen que los bailarines en España son casi mileuristas...

Sí, eso desgraciadamente es una realidad.

Debutó con un traje de John Travolta en 'Grease'. ¿De mayor se ha vuelto a disfrazar así?

No, aunque no me faltan las ganas (risas).

Su héroe es Spiderman,¿cuándo se sube usted por las paredes?

Intento estar muy zen. Así que ahora el esfuerzo que tengo que hacer es no subirme por las paredes y ser Spiderman.

Tiene un mellizo, ¿han dado muchas veces el cambiazo?

Varias veces. Él incluso ha firmado autógrafos a la salida de mis espectáculos.

¿Para qué es vago?

Para cualquier cosa que no tenga ganas de hacer.

Pues todo el mundo suele decir para las tareas del hogar...

Ya, pero con eso no tengo problema porque nunca estoy en mi casa (risas).

Conservó durante 20 años las flores que le dieron cuando lo nombraron bailarín estrella. ¿Algo más friki que confesar?

Una vez me corté un mechón de pelo y decidí que me iba a traer suerte. ¡Y lo tengo todavía! De vez en cuando lo miro.

¿Cuándo fue la ultima vez que se santiguó?

Ni me acuerdo. Creo que fue en la iglesia, porque nunca lo hago antes de entrar al escenario.

«Hubiera pagado por tener unos kilitos más»

 / ALFREDO AGUILAR

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