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Homenaje a Gerardo Viana por Iratxe de Arantzibia
Gerardo Viana: de niño de la guerra a leyenda del ballet
‘Niño de la guerra’ es el primer epíteto con el que calificar la azarosa vida de Gerardo Viana (1925-2013). El conflicto bélico en España marca el primer punto de inflexión en la vida de un niño vizcaíno de apenas 11 años, cuando abandonó a su familia y salió al exilio desde Carranza, el 12 de junio de 1937, en última expedición de niños vascos. “Fui en la tercera expedición de vascos. La primera fue a Francia, la segunda a Inglaterra –en ésta se encontraba el guipuzcoano Pirmin Treku (1930-2006), Primer Bailarín del Royal Ballet de Londres en la década de los 50- y la tercera, la nuestra, fue a la Unión Soviética. Fue la última, porque, siete días después, entraron los nacionales en Bilbao. Bombardearon tanto el puerto de Santurce que nos escondimos en un tonel cerca de allí; a la mañana, temprano, llegamos al barco. Fuimos hasta Francia y de allí nos llevaron hasta Leningrado (San Petersburgo). Todos éramos del Norte. En Leningrado, nos dividieron ya. Había una ley por la cual podían acoger a los niños para siempre, adoptados. Nosotros como ya éramos mayorcitos, pues nada. A mí, me llevaron a la casa número 12 de Moscú. Hasta 1941, que comenzó la guerra, allí me eduqué y estudié ballet”1, explicaba Gerardo en una entrevista que me concedió en 2006 y que fue portada del número 14 de la revista “Danza en Escena” (Logroño, octubre-diciembre 2006).
De alguna manera, la danza siempre estuvo presente en su pensamiento, tal y como él reconocía. “Yo ya bailaba aquí: la jota, el fandango… conocía todas las danzas vascas. En Ufa (Bashkiria), iba al teatro de la ópera a tomar lecciones, aunque me metieron a estudiar para ser técnico de aviación. Me escapé y fui a Moscú, donde comencé a trabajar como artista para el frente. Me hirieron. Después, trabajé como profesor de la temática de ruso, de Literatura (1943-1960), con los niños huérfanos rusos, ucranianos, judíos y bielorrusos. Recibí la condecoración como Maestro Emérito. Pero me dedicaba también a la cosa de baile, como coreógrafo y bailarín (1944). Bailé en el Teatro de Música y Comedia -Opereta- de Tula. Allí, montamos una brigada para ir al frente y fue cuando me hirieron. Entonces, como artista profesional ya no podía bailar”.2 En 1957, volvió a España, buscando un futuro, estableciéndose en Bilbao, durante año y medio, donde fundó el Ballet de la ABAO.
De vuelta a la URSS, ‘Vladimiro’ Viana, como era conocido, prosiguió con sus estudios, finalizando dos carreras: una la de coros y otra la de coreógrafo de ballet. Fue el tiempo de grandes logros y muchísimo trabajo como coreógrafo y profesor de danza y ballet. “Pertenezco a la primera promoción y fui el único que montó un ballet en el Teatro Kirov (1967): ‘Miniaturas españolas’. Estando en Grozno, me pidieron abrir la sección de ballet en una escuela de oficios, que buscaba formar coreógrafos de baile clásico. Después, el centro español de Moscú me pasó a Riga (Letonia). Allí trabajé durante 8 años en la escuela profesional de coreografía, que es una de las mejores de Europa. Al mismo tiempo, trabajaba en el Teatro de Ópera y Ballet como coreógrafo, donde monté el ballet ‘El oro de los incas’ (1971) con otros coreógrafos”3.
‘Miniaturas españolas’, su gran éxito
El Teatro de la Ópera y Ballet Kirov de San Petersburgo acogió en 1967 el estreno del montaje “Miniaturas españolas”, cuya coreografía nació en la cabeza del creador vizcaíno Gerardo Viana, ‘Vladimiro’. Compuesto por siete cuadros que representan danzas tradicionales de su País Vasco natal y de otras regiones españolas como Andalucía, Aragón y Mallorca, la obra tuvo un éxito sin precedentes. “La idea surgió, cuando Antonio ‘el Bailarín’ vino a Finlandia, con su grupo español. Al verle, el grupo del Kirov me preguntó si podía montar algo como el ballet de Antonio. Conocía a Antonio del año 58 cuando estuve en España, porque bailó donde Pilar -[López]-, y yo había estado un mes estudiando danza española en Madrid, así que me llevé mucho material de aquí. Me asusté. ¿Un niño de Carranza (Vizcaya) en el Teatro Kirov, el lugar en el que todos los coreógrafos del mundo sueñan con montar? Todos los bailarines clásicos querían bailar baile español. El cuadro de fandangos lo hice en punta. Por eso, la obra mezcla danzas de carácter y clásico”4, rememoraba.”En aquel tiempo, España se identificaba con flamenco, porque veían de gira a algunos artistas flamencos españoles. Puse también el flamenco, pero, en realidad, quería enseñarles qué era el País Vasco, qué era Aragón, qué eran las Islas Baleares, qué era Andalucía, porque Andalucía, además de flamenco, tiene baile andaluz, que es el baile español. Todo eso lo metí en 7 cuadros. Cada cuadro tiene su contenido y sus artistas. El acto del País Vasco incluía la ‘Ezpatadantza’ y ‘San Miguel de Arretxinaga’ (Markina). Mis ballets suelen incluir un cuadro vasco. Una vez, en una actuación en el Kremlin de Moscú, el director propuso suprimirlo. Me negué y fue el más aplaudido en la representación ante 6000 personas”5.
La noche del estreno, Gerardo Viana reconocía haber pasado muchos nervios. “Cuando empezaron las ‘Miniaturas’, todos gritaban: ¡Bravo Gerardo! No sé cuántas veces salieron los artistas al escenario. Al final, trajeron tantas cestas de flores de rosas blancas al escenario que es imposible imaginarse qué era aquello. Estuvo mi mujer en el teatro, la pobre, sufriendo todo. Los periódicos de Leningrado (San Petersburgo), el Pravda, y no sé qué más…no sólo eso, sino que al escenario vinieron del centro español de Moscú, para darme las gracias. También, vinieron las Brigadas Internacionales que lucharon en España contra Franco. Y después de eso, empezaron todos los teatros de la URSS”6. El creador vasco recibió invitaciones de muchos teatros de la extinta URSS. En 1972, el Teatro Estatal de la Ópera y Ballet de Perm, en los Urales, fue el segundo lugar en mostrar esta obra coreográfica. Luego vinieron Sverdlovsk (Ekaterimburgo, 1973), Novosibirsk (Siberia, 1974), Gorki (Nizniy Novgorod, 1974), Cheliábinsk (1975), Bashkiria (Ufá, 1975), Járkov (Ucrania, 1976) Uzbekistán (1976), donde también cosechó noches de gloria.”Había 15 repúblicas en la Unión Soviética. Algunas no tienen más que un teatro, aunque Leningrado (San Petersburgo) tiene Teatro de Ópera y otro pequeño; Moscú, también tiene dos teatros. Coreografié ‘Miniaturas’ en 1967 y la monté en otros sitios, a partir de 1968. Fueron once años de ‘Miniaturas’. El segundo lugar donde se representó ‘Miniaturas’ fue el teatro de Perm. Creo que ‘Miniaturas’ ha estado en el repertorio durante 30 años, porque han cambiado el vestuario varias veces”7.
En 1994, Gerardo Viana Foncea, ‘Vladimiro’, recibió la Medalla de las Bellas Artes, con distintivo de plata, por ayudar a difundir la cultura española en la antigua URSS. Este nombramiento llevaba aparejado el título de Ilustrísimo Señor. Lejos de tanta parafernalia, él hablaba de manera entrañable de su vida, una azarosa colección de aventuras y desventuras, marcadas por su obligado exilio durante la Guerra Civil. En 1986, se publicó en la Unión Soviética la primera enciclopedia de ballet clásico. El maestro Viana aparecía citado en unas cuarenta ocasiones. Crear “Miniaturas españolas” le reportó las mayores alegrías de su carrera como coreógrafo.
“Gernika”, su último ballet
Finalizando los 70, un accidente de tráfico postró en una silla de ruedas al coreógrafo vizcaíno. Su compañía actuaba en Turkmenia y el coche en el que viajaba, volcó. Tras un año inmovilizado, Viana se tuvo que resignar a montar su última coreografía desde una silla de ruedas. Fue la época de “Gernika”, y para ello contó con la inestimable ayuda de su hijo Sergio, en la actualidad profesor de danzas de carácter en el Conservatorio Municipal de Danza ‘José Uruñuela’ de Vitoria-Gasteiz. El Teatro Nacional de la Ópera de Riga (Letonia) acogió el estreno del ballet el 22 de agosto de 1990. La obra estaba dividida en tres partes: Ave María, Dolor y Vivir, e incluía personajes mitológicos vascos como el patriarca Aitor, la reina de los genios Andra Mari, su hijo Mikelas, su esposa la bruja Sorgin, entre otros. “Todo lo que hago, lo hago creativamente y de corazón. Pero en lo que yo he dado más corazón es cuando hice ‘Gernika’, porque lo hice estando inválido. Se pueden imaginar lo que sufrí cuando, en una habitación de la casa de campo, venían los artistas y yo montaba. Sergio era el ayudante, el que me hacía todo. Se pueden figurar mi corazón, que antes yo mismo lo hacía, cada paso… Tenía que decirle a Sergio un battement así. Veía que no lo podían hacer y sufría por eso, porque la danza española para el extranjero es muy difícil, y, sobre todo, la danza vasca”. 8
Se estableció en Vitoria en 1992 donde transcurrieron sus últimos años de vida y precisamente, en la capital vasca ha sido donde ha fallecido el pasado miércoles, a consecuencia de un cáncer. “Cuando volví, me gustó mucho un programa de televisión que emitía las jotas de España, porque la jota aragonesa es la principal, de ella salen todas las demás jotas. Después de eso, no he visto ni un solo programa más: sólo flamenco y flamenco, pero si no es danza española, es danza gitana. No es del pueblo, como la jota aragonesa. ¿Saben cómo acogen la jota en Rusia? De maravilla, porque es una danza que hace falta bailarla. El flamenco, zapateado aquí, zapateado allá, con el vestido para aquí, con el vestido para allá, pero si la mitad de los pasos de la danza clásica son vascos: rond de jambe, zortziko, grand battement, piqué, tijeras, todo son danzas vascas. Una vez, a Sergio -su hijo- le di en escrito cómo se bailaban las sevillanas antiguas y bailó delante de Antonio Gades, y él me llamó desde España, felicitándome por lo bien que bailaba mi hijo las sevillanas”9.
Entre los últimos reconocimientos que recibió, Gerardo Viana fue homenajeado por la Asociación Bilbao Ballet Elkartea (ABBE), en la cena de celebración del Día Internacional de la Danza de 2007, que tuvo lugar en el Hotel Carlton el 27 de abril de ese año. Dos meses después, en colaboración con el Ayuntamiento del Valle de Carranza, publicó el libro “¡De Carranza a Siberia y más allá…!”. Nombrado ‘Amigo de Honor’ de la Casa de la Danza de Logroño, el maestro Viana recibió este homenaje el 27 de abril de 2008, en la capital riojana. Descanse en paz, el Ilmo. Sr. Gerardo Viana Foncea, alias ‘Vladimiro’.
1. Entrevista a Gerardo Viana. “Memoria viva de la danza, leyenda y olvido injustificado”. Revista “Danza en Escena” (Logroño), Núm 14, octubre-diciembre 2006. Autora: Iratxe de Arantzibia. La entrevista tuvo lugar el 17 de junio de 2006, en la casa de Gerardo Viana, en Vitoria-Gasteiz.
2 – 3 – 4 – 5 – 6 – 7 – 8 – 9 Idem.
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