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Historia práctica de la danza en un taller
Algunos de los que acudieron a la actividad titulada 'Korrotik pikutara' organizada por Berreibar en el taller en desuso Bektokixa esperaban sentarse en una silla, escuchar las explicaciones y ver una muestra de los bailes. Sin embargo, nada más empezar se encontraban unidos a los demás en corro y marchando a un lado y al otro. Los dantzaris Oier Araolaza y Gari Otamendi ofrecieron una sesión que en apenas una hora hizo un repaso por la evolución que ha vivido el baile desde siglo XVI hasta nuestros días.
«Hemos bailado un 'branle' como en el siglo XVI y sin calentar» animaba Araolaza en el arranque. Algo más de una treintena de personas escuchaba cómo esos corros originalmente muy correctos daban paso con el paso del tiempo al 'zazpi jauzi' vasco, y llegaban incluso a desórdenes lujuriosos y meneos deshonestos criticados por la iglesia. Jóvenes y mayores escucharon e interpretaron a partes iguales siguiendo las instrucciones de los dantzaris. Así se vieron transportados a la alta aristocracia con los bailes a modo de desfile que llegaron en el siglo XVIII, no sólo en Francia, también en Bera. Y lo que aún seguía siendo un corro pero por parejas pasó a colocar a los participantes enfrentados. Siguiendo el violín de Otamendi se hicieron reverencias con unos bailes que en su día rompieron esquemas. El contacto físico inicial entre todo el grupo se había ido diluyendo y con el paso de los años el grupo llegó a los bailes por parejas. Araolaza recordó los estilos que comenzaban más agarrados pero que se iban separando, procedentes sobre todo de Estados Unidos. Y llegados al siglo XXI propusieron a todos que soltaran sus manos y se trasladasen con la mente a una discoteca. Todo partió del corro... y se fue a pique.
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