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Heurística de la danza
Los bailes vascos son reflejo de una sociedad
pagana y profana que había conseguido armonizarlo en cultura popular
expresando la vida y costumbres de un pueblo. El enorme sentido del
baile, en su código, en su interpretación de la vida natural, su
sentido de la elevación, habían conseguido una estilización del baile
que dio base en parte a la Danza Clásica.
Leyendo un libro
sobre danza del escritor Armand Colin, titulado Nacimiento de un
movimiento de pensamiento, encuentro una frase lapidaria que aquí
transcribo: «Durante la edad media, una danza profana había
sobrevivido, proveniente de danzas paganas, donde la Iglesia se encargó
de borrar el carácter dionisiaco. Poco a poco, el cuerpo deviene
sospechoso, y esta sospecha engendra una dicotomía entre el cuerpo y el
alma, de lo cual, los jesuitas se convierten en fervientes defensores».
El hecho de que los jesuitas fueran los originadores de semejante
cambalache, me picó la curiosidad. Recordaba una referencia de San
Ignacio de Loyola a la bondad y necesidad de bailar como acto positivo
e intrínseco del ser humano.
Hablando con mi querida madrina,
Ángela Sarasúa, le comenté todo esto siendo su reflexión «¿Qué raro,
creo recordar a los jansenistas con mucha influencia por esta zona»!
Según el Diccionario de Lengua Española de la Real Academia, Jansenismo
es: «Doctrina de Cornelio Jansen, herejiarca holandés del siglo XVII,
que exageraba las ideas de San Agustín acerca de la influencia de la
gracia divina para obrar el bien, con mengua de la libertad humana».
Otra definición, esta vez del Larousse dice: «Doctrina, profesada por
Jansenio, que tendía a limitar la libertad humana, partiendo que la
gracia se concede a ciertos seres desde su nacimiento y se niega a
otros».
Un pequeño libro en euskera, Jansenismo A Euskal Herrian
de Luis Larrañaga, me indicó lo que necesitaba, que transcribo en lo
fundamental para información de los lectores:
Lo curioso es lo
que decían (los jansenistas) sobre las danzas vascas. Fray Bartolomé
Santa Teresa, en su libro Euskal -Errijetako olgueta ta dantzeen
neurriz cogatz-ozpinduba (1816). «No hay en toda la cristiandad bailes
más deshonestos y desvergonzados que en Euskal-Herria; por eso pienso
que hay que prohibirlos». Los considera un atentado contra la castidad
y son pecado mortal por las palabras soeces, los contactos del cuerpo,
las bromas y mímicas de hacer (el pecado), los besos son sucios, los
bailes inmorales y los que estén presentes allí donde se celebren
llenarán el infierno.
Esta dureza en las costumbres de Euskal
Herria se fue imponiendo poco a poco, asociando baile con pecado para
obtener un aumento de la devoción a la vez de prohibir las costumbres
folklóricas. La puntilla la colocó el obispo de Miranda, Argaiz, en su
nota epistolar (1750) dictando la condenación de fiestas religiosas y
profanas conjuntamente, porque profanan y menosprecian... templos,
basílicas, ermitas, cementerios, procesiones, cofradías y restos.
Terminaba prohibiendo también, los instrumentos musicales. (Txistu y
Tamboril).
Había que seguir en busca de la vida y milagros de
Cornelius Jansen. Otro libro me dio la solución esta vez de José de
Arteche titulado Saint-Cyran.
Juan Antonio du Vergier de
Hauranne (Bayona 1581), famoso Abad comendatorio de Saint-Cyran y más
conocido por el último nombre, fue alma gemela de Cornelius Jansen.
Vasco y de familia muy influyente en la Diócesis de Bayona (desde
Donostia hasta Valcarlos subiendo hasta la preciosa ciudad de Bayona,
una frontera moral, no física), acogió en su seno por varios años a
Cornelius Jansen que, junto a su íntimo amigo Saint-Cyran, fueron
gestando los primeros planes del Augustinus, obra cumbre del jansenismo.
Para
ello se leyeron diez veces la obra entera de San Agustín, y treinta los
tratados del Gran Obispo de Hipona contra los pelagianos. Semejante
obstinación retrata al hombre cerrado. El jansenismo fue el sector más
retrógrado en este ámbito del cristianismo en el siglo XVIII, el siglo
teológico por excelencia, y tuvo su área de influencia sobre todo en
Francia, en Guipúzcoa y Navarra.
Su estética y filosofía se podían resumir así: Todo lo que es naturaleza en el ser humano lleva el sello de la impureza.
Entonces
me di cuenta de la influencia moral que estos dos beatos nos dejaron
para la posteridad. Ellos marcarán primero la superioridad de unos
pocos sobre el resto por la «gracia de Dios» y acto seguido negaron la
naturaleza por impura.
Un simple ejemplo de lo antes descrito.
Con 8 años vi la película San Francisco de Asís en el cine Trueba. Hay
un momento en el que el santo camina junto a sus queridos animales
desnudo, una mujer a la que admiro como una madre me tapó
inmediatamente los ojos. Ni qué decir tiene que asocié desnudez con
pecado. El cuerpo es pecado. El jansenismo nos dejó en la memoria
colectiva inconsciente muchas influencias que dan para la realización
de un tratado freudiano. Sospecho que lo femenino, la mujer, es
encarcelada en sentido metafórico como objeto impuro. Muchas más cosas
se me vienen a la mente, pero quisiera terminar esta reflexión con una:
«Negaron a la gente la mirada, aquella que había permitido a un pueblo
admirar la belleza».
* A los aitas, Agueda y Peter. Agradecimientos: Lourdes Domínguez y Juan Antonio Urbeltz.
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