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"Hemos vuelto a los orígenes de la triki, a la copla"
La génesis del disco viene de lejos, ¿no?
Venían de 'Topa-k', un disco exitoso también compartido con Makala que ligaba folk con electrónica.
¿Es el actual una vuelta a los orígenes?
–Sí. Bueno, nunca hemos renegado de esos orígenes porque si algo tiene la triki es que es tradición. No ha sido nada buscado tras el anterior, que funcionó muy bien en Europa y copó puestos en las listas del continente. Lo cierto es que nos hemos puesto el listón muy alto porque Amuriza es una institución. Tiene 80 años, ha hecho de todo y, además, lo ha hecho todo bien. Ponerle música a sus letras ha sido un reto, había que hacerlo bien y quedar a gusto. Y él está encantado también.
¿Ha participado también en la música?
Usted y Amuriza confluyen en un territorio común, el de las coplas.
La copla está llegando ya al público urbano, ¿verdad?
–Procede del mundo rural, como la alboka, la triki, el pandero€ todos ellos obligados en la romería de antaño. Amuriza recuerda a su amama cantando copla con un pandero. Eso era la romería, sin más instrumentación. Lo que ha pasado luego es que la copla se ha confundido con el bertso. Yo mismo, hasta ahora, como músico, he buscado letras en los bertsolaris o escritores. Amuriza me echó la primera bronca al conocerme al decirme que yo no cantaba coplas tradicionales, sino bertsos.
¿En qué se diferencian?
–La copla es mucha más corta y el mensaje, más directo. No hay desarrollo en rimas. El mensaje se repite y, como máximo, hay tres rimas. El bertso se inicia a partir de la cuarta. Sin saberlo, yo, y casi todos los trikitilaris que conozco, hemos cantado bertsos, no coplas. Amuriza dice que la copla es lo que ha hecho fuerte a la música tradicional, que es como un cuadro. En la primera y segunda parte de la copla no hay nada que ver o no se advierte la relación, pero si se mira el cuadro se comprende.
Además, la copla se atreve con todo tipo de temáticas, desde las más líricas a las reivindicativas. En el caso de 'Ezkondu nintzenean', es casi feminista.
–Eso es. Esa letra incorporaba veinte coplas, pero me pareció excesivo cantarlas. Nosotros buscamos hacer atractiva la tradición a las nuevas generaciones, así que hicimos una criba. Yo también creo que es feminista porque habla de casamientos obligados. Y junto a ella hay otra compuesta por Amuriza que, en un tono alegre, habla y canta de su propia muerte, a sus casi 80 años.
Dice bien que Amuriza canta, comparte micrófono con usted.
–(Risas). Siempre dijo que tenía una edad y que no pensaba cantar, que se centraba en las letras. Al acabar el confinamiento le invité a mi casa y le pedí que cantara dos temas sin música. Aunque me dijo que no iba a servir para nada, lo hizo€ y ya con la música y buscando el tono adecuado en la edición, se ha quedado encantado. Es un orgullo que cante, le da más peso y entidad.
El objetivo final es el baile. En algún caso, el 'agarrao'.
–Esa es la canción Laja badoa! Es un disco inspirado en las romerías de antaño, con muchos ritmos, del fandango al arin arin, pero también agarraos. Y quisimos homenajear al trikitilari Iñaki Garmendia Laja, al que ambos conocimos. Era como invitar a tocar un vals a un maestro de la triki. Ha sido muy importante para Korrontzi no perder el norte y no meternos en un proyecto que no sintiéramos nuestro. Al final, se trataba de que todos los participantes nos sintiéramos cómodos.
Habla de los participantes. Además del propio grupo, aparecen invitados importantes.
–Sí, están el maestro portugués Luis Peixoto (guitarras, zanfona y mandolina), Pirata (metales), Xabier Zeberio (violín), Iván Allue (alboka)€ Y para aportar nuevos timbres llamamos a Imanol Urkizu, panderetero mítico de Orio que tocó con Junkera, el propio Leturia, que es ya nuestro quinto miembro desde hace cinco años, y las voces de Leire Berasaluze y Kristina Aranzabe a los coros. Adornan muy bien. Están ahí por lo que pensamos que necesitaban los temas y podían aportar y rematar los temas, no por su nombre o repercusión.
Tienen previsto una larga gira por Bilbao, Gasteiz, Alonsotegi, Hondarribia, Eibar, Getxo..., con una docena de conciertos en dos meses.
–Me da miedo hasta decir cuáles son. Son bastantes y han salido más, en Sigüenza, San Sebastián de los Reyes, Madrid o Barcelona. Al ser un año tan complicado, en el que se caen de un día para otro, da miedo. Estamos encantados, ya que ni los hemos buscado, nos han llamado al conocer el disco nuevo.
Korrontzi toca ya bastante fuera de Euskadi. ¿Les gusta?
–De corazón, nos encanta que vaya gente vasca que vive en esos lugares, pero en Brasil o Malasia apenas hay vascos. Tenemos la suerte de tocar en teatros y festivales sin que la audiencia sepa euskera. Intentamos que la música supla esa carencia y, además, yo explico mucho los temas. Es importante que todos se sientan atraídos, y creo que esa labor de conocimiento es vital.
¿Seguirán con dantzaris? Ayudan mucho.
–Seguirán con nosotros. Empezamos en 2009, con Kukai, luego con Oinkari, Aukeran€ Tenemos suerte porque nuestra música inspira coreografías y la gente los espera. Yo busco transmitir energía y hacer disfrutar, independientemente de quien esté delante. Primero, disfrutar yo, y después, el resto.
"Amuriza es una institución; tiene 80 años ha hecho de todo y, además, lo ha hecho todo muy bien"
"Sin ni siquiera saberlo, yo, y casi todos los trikitilaris que conozco, hemos cantado bertsos, no coplas"
"Ha sido muy importante para Korrontzi no perder el norte y no meternos en un proyecto que no sintiéramos"
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