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Hasiera eta Amaiera
Crítica, Pas de Basque
El Auditorio del Kursaal acogió el espectáculo Pas de Basque presentado por Argia Dantza Taldea, de la mano de Juan Antonio Urbeltz. Dividido en dos actos, el montaje, de hora y media de duración, giró en torno a tres líneas temáticas: las danzas de desafío, las danzas del destino y las danzas del Carnaval, incardinadas dentro de la propuesta de Urbeltz destinada a descubrir ante el gran público el encanto de las viejas danzas. Un total de 50 dantzaris desfilaron sobre el escenario donostiarra, en el que ha sido el último espectáculo de danza programado por la Fundación Kursaal este año 2003 a punto de expirar. La música en directo, bajo la dirección de Marian Arregi, engrandeció esta antología de euskal dantza, interpretada por unos estupendos dantzaris, que obtuvo el aplauso mayoritario de la concurrencia.
El pasado mes de Agosto, dentro de Quincena Musical, y con la mágica cueva de Zugarramurdi como escenario natural, Juan Antonio Urbeltz presentó un fragmento de este espectáculo, estrenado en el marco del festival de danza vasco-francés Le Temps dAimer (Septiembre 2002), que sirvió como prólogo de la actuación del bailaor Rafael Amargo y su Amor brujo. Ciertamente, esta velada estival ofreció una panorámica bastante ajustada al proyecto global: redescubrir las danzas tradicionales vascas. Urbeltz realiza una compilación de bailes folklóricos, dispuestos sobre tres grandes ejes: danzas de desafío- Karrika-dantza, orripekoa eta arin-arina y Almute-dantza-, danzas del destino- Zinta-dantza, Ingurutxoa y Galaien esku-dantza- y danzas carnavalescas- Branlea eta karakoiltzia, Buhamesak eta Zamalzaina, Kauterak eta Buhameak y Maskarada gorria-. Con esa idea inicial, diferentes grupos de dantzaris, hasta un total de medio centenar sobre el escenario, en el conjunto del montaje, van desgranando diversas danzas, más o menos conocidas, para llegar a la apoteosis final con los bailes tradicionales del Carnaval de Zuberoa.
El primer grupo de danzas (de desafío) busca mostrar la habilidad individual de cada dantzari. Para ello, Urbeltz dispone, como metáfora y realidad, que sean las antiguas medidas de trigo almute- las superficie sobre las que cada bailarín dé la medida de lo que es. Por su parte, mediante las danzas del destino, un grupo de féminas emplean un poste central de cintas como símbolo del árbol de la vida, un eje al que se sujetan las bailarinas mediante la cinta -cordón umbilical-. La danza, circular como la vida, obliga a las danzantes a cruzarse, mientras las cintas tejen alrededor del poste central la alegoría del destino. En último lugar, el Carnaval, heredero de la gran tradición cultural del medioevo, plantea, a través de los dramas rurales campesinos, las grandes metáforas sagradas del folklore europeo. Las enigmáticas máscaras de sus personajes principales- Txerrero, Gatero, Zamalzain, Kantiniersa y Entseñaria- contrastan poderosamente con los oscuros caldereros y los tumultuosos gitanos. La locura y el desorden social son parte inseparable de la parodia. Como contraste, y de acuerdo con las formas más puras de un arte barroco de inspiración popular, los pasos bailados y las melodías conforman un conjunto de elegantísimas danzas, altamente singulares.
Ciertamente, Juan Antonio Urbeltz hace gala de su proverbial conocimiento del folklore vasco en cada uno de los espectáculos que confecciona. Y desde esa sabiduría administrada en pequeñas dosis, el alma mater de Argia Dantza Taldea se empeña en preservar los bailes tradicionales vascos, mediante la creación de diversos montajes en los que rescata alguna danza y actualiza otras muchas, para revitalizar la salud del folklore autóctono. Con casi cuatro décadas de trabajo a sus espaldas, esta compañía de euskal dantza respeta y mima el acervo cultural vasco. Algunas pinceladas de danza contemporánea buscan dar una continuidad narrativa al apartado de los bailes carnavalescos, pero, en líneas generales, la fidelidad a la tradición es máxima. Se trata, en suma, de un folklore de escenario, bien interpretado- en el apartado de danza y en el aspecto musical-, dispuesto de manera adecuada- pese a que, en ocasiones, los bailes adolezcan de lentitud y reiteración-, confeccionando un espectáculo de altura, que deleitó a un público, predominantemente aficionado a esta modalidad artística, que aplaudió con la misma entrega puesta por el grupo de danza. De esta manera, con una antología de euskal dantza, la Fundación Kursaal finaliza un intenso 2003, que ha congregado en el terreno dancístico a figuras de la talla de Julio Bocca, flamenco de primera magnitud- Rafael Amargo y Sara Baras-, y el estreno de esa aplaudida experiencia piloto, llamada Vasos comunicantes, bajo la dirección de Goyo Montero. El montaje Bocca tango, una revisión de la danza arrabalera argentina de la mano de su compatriota Julio Bocca, fue el hasiera del año, cuyo amaiera ha presentado a Argia Dantza Taldea con su Pas de Basque. Hasiera eta amaiera, beti dantza egiten.
Iratxe de Arantzibia
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