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Grávalos revive una tradición navideña que se mantiene desde el año 1630
La Cofradía de los Hermanos del Niño mantiene desde 1630 en la localidad riojabajeña de Grávalos unas tradiciones navideñas, ajenas a modas, que no han sufrido interrupción en su larga historia, ni tampoco cambios escenográficos en su desarrollo. El 'baile de los pastores' de la misa de gallo en Nochebuena, las 'albadas' o rondas de los cofrades a las mozas el 30 de diciembre y el 'baile de los brindis' de Año Nuevo no han sufrido alteración alguna con el paso del tiempo.
Hace 372 años está documentado que los mozos celebraban las fiestas «ya con comedias, ya con danzas, ya con soldadescas, las Pascuas de Nacimiento de Nuestro Señor».
La Cofradía está compuesta por 30 hermanos mayores y otros 30 hermanos pequeños, menores de 16 años. Todos hombres y solteros. Cuando un vecino se casa, deja de pertenecer a ella y también cuando cumple 40 años, la edad máxima. Se trata de una cofradía atípica, que nunca apostó por el recogimiento y el piadosismo, en el que la música y la danza cobran una importancia singular.
«La Cofradía siempre ha salido. Lo único que se sabe es que, cuando la guerra civil, no se celebró el reparto de las tortas. Fue sólo un pequeño paréntesis», explica el cofrade Carlos García
Tostadas con ajo
En el baile de los pastores, los cofrades, vestidos como tales, ofrecen el baile al Niño, cuya figura está en el Altar Mayor. Las 'albadas' o 'salvadas' constituye una manera de rondar a las mozas, puerta por puerta.
«Incluso en las casas vacías, vacías y con escombros, los gaiteros también tocan la canción tradicional y los hermanos cantan la letras. En 5 o 6 puntos del pueblo, los rondadores se reúnen al calor de las hogueras, la gente se calienta y se reparten tostadas con ajo, aceite y sal», explica el portavoz de la Cofradía.
El 1 de enero tiene lugar el 'baile de los brindis'. Se celebra después de la misa en la plaza. Se colocan en en un círculo todos los hermanos mayores y el mayordomo, vestido de blanco, baila una danza de felicitación de año: primero, para los cofrades; más tarde para las autoridades municipales y, después, para quien lo desee, haya levantado la mano y se haya colocado en el círculo.
La Cofradía vela con celo para que la tradición se respete y no haya mixtificaciones. Existe una disciplina interna asumida por todos los miembros de la cofradía. «Siempre se ha hecho igual. Tanto queremos que no cambien las cosas que tenemos una serie de normas en las que, por ejemplo, el cofrade que se niega a dar las vueltas con los gaiteros es multado. Se trata de que la gente se comprometa», apunta Carlos.
Visitar Grávalos en Navidades supone encontrarse con una atractiva y vetusta tradición.
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