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Formalismo lineal
Crítica, Leipzig Ballet
Suite para 2 pianos sobre música de Rachmaninoff fue una
obra ligera de tratamiento exclusivamente formal en la que no hubo
grandes sorpresas a nivel coreográfico (a excepción del tercer
movimiento) y en la que los bailarines mostraron solvencia técnica
aunque cierta rigidez en la expresión. Pierrot Lunaire de Glen Tetley
llenó la escena de plasticidad, en una genial conjunción de elementos
escenográficos pero en cuya ejecución faltó una profundidad expresiva
que terminó por provocar cierta monotonía.
Sin duda, lo mejor de la noche fue la tercera y última
obra, Sinphony nº 7, que mostró de lleno las grandes cualidades
coreográficas de Uwe Scholz para los grandes conjuntos. Entre ellas
resalta una gran sensibilidad musical y un profundo manejo de la forma
dentro del lenguaje clásico. La obra disfruta de expresivos matices de
movimiento ligados a la musicalidad, de gran riqueza formal y de un
vital dinamismo. Así mismo, posee pasajes de extrema velocidad y de
notable compromiso técnico que son resueltos por la compañía con gran
exactitud en algunos momentos y con ciertos desajustes en otros.
Itziar realizó una brillante y feliz representación, en
la que la definición de líneas y la exactitud en el acento musical se
dibujaron como sus principales virtudes, quedando los matices
expresivos o la fluidez en el movimiento en un plano más discreto.
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