Dokumentuaren akzioak
Fantasía en movimiento
Crítica, Momix
Esta legendaria compañía que revolucionó los escenarios allá por los años 80 llegó a Donostia para presentar un trabajo recopilatorio de sus mejores momentos coreográficos. Ocho bailarines se encargaron de reinterpretar piezas que son ya todo un símbolo de la revolución estética que supuso el trabajo de Moses Pendleton hace ya 25 años. Son coreografías que todavía funcionan y gozan del favor del público por su simple contenido unido a la espectacularidad de su desarrollo basado principalmente en la consecución de originales formas y en el desafío a la gravedad. El trabajo de iluminación en concreto toma una dimensión esencial colocándose al mismo nivel que el del movimiento. Colores y ambientaciones provocan las transformaciones visuales de los cuerpos en seres totalmente distintos cuyos movimientos nos remiten a mundos lejanos y fantásticos en cada pequeña pieza. El espectáculo en su conjunto no adquiere gran peso al estar compuesto por infinidad de piezas cortas e inconexas entre sí.
Algunas de ellas carecieron de una adecuada adaptación adoleciendo de bruscos finales, mientras que otras mantuvieron un elaborado e interesante desarrollo como fue el caso de Sputnik o E.C. en las que pudimos disfrutar tanto de la viva imaginación en la creación de imágenes como del fino humor, aspectos ambos que caracterizan a su coreógrafo. En cuanto a la interpretación faltaron importantes unísonos y mayor fineza en los matices de movimiento en algunos de los intérpretes, que nos hicieron echar de menos a los miembros originales de la agrupación y aquella perfección extrema en sus ejecuciones. Pese a todo, el público respondió muy bien y se mostró entusiasmado con esta especial concepción escénica, un espectáculo visual, colorista, ligero y desenfadado en su contenido, efectista en las destrezas físicas de sus bailarines, y cuya aportación innovadora al mundo coreográfico constituye más un recuerdo que un activo actual.
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