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Ezpatadantza en cinco tiempos

La celebración en honor a la Virgen del Rosario congregó a cientos de personas. La pieza fue recuperada en 2009 y sus orígenes se remontan a finales del siglo XVI

Las calles de Elgoibar acogieron ayer la ezpatadantza de la calle Rosario, una celebración que data de finales del siglo XVI y que fue recuperada en 2009. Cientos de elgoibarreses, con la corporación municipal al frente, se dieron cita en la parroquia de San Bartolomé para asistir al primer capítulo de esta acto, con la interpretación de una pieza frente al altar de la iglesia coincidiendo con la misa mayor del domingo.
Egilea
Aitor Zabala
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Elgoibar
Mota
Albistea
Data
2012/10/08
Lotura
Diario Vasco

 

Finalizado el oficio, el escenario se trasladó al exterior de la parroquia donde cuatro dantzaris interpretaron una nueva ezpatadantza frente a la corporación municipal. A los dantzaris se les sumó el capitán de la compañía de soldados armados con espadas que participa en esta celebración, pasando a ser protagonista de una pieza que termina con él arrodillado y con los dantzaris colocando en su cuello los pequeños puñales que portan.
A continuación, la comitiva avanzó hacia la plaza Kalebarren con la compañía de soldados al frente. Durante la marcha, los soldados realizaron unos vistosos cambios de sentido de la marcha con las espadas entrelazadas en lo alto, siguiendo el ritmo de la Banda Municipal de Txistularis. Una vez en la plaza Kalebarren, los dantzaris volvieron a interpretar la ezpatadantza antes de retomar el camino hacia la hornacina de la Virgen del Rosario, imagen a la que está dedicada esta danza y bajo la cual les esperaba gran cantidad de elgoibarreses.
El punto final llegó con la quinta y última representación de esta pieza en la plaza Kalegoen. El brío que pusieron los componentes de Haritz Euskal Dantzari Taldea encontró su premio en una cerrada ovación por parte del público.
Finalizado el acto, dantzaris, txistularis y políticos se reunieron en los pórticos de la casa consistorial para disfrutar de un lunch a base de galletas y vino dulce, un acto que tiene sus orígenes en los refrigerios que, ya en el siglo XVI, el consistorio solía ofrecer a los bailarines y txistularis que participaban en estas celebraciones.

 

Las calles de Elgoibar se convirtieron en una auténtica fiesta en honor a la Virgen del Rosario. :: AITOR ZABALA

 

 

 

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