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Ezpatadantza, bailar al filo de los siglos

No hay unanimidad sobre su origen y su significado, pero nadie pone en duda que se trata de la danza ritual más antigua de Gipuzkoa

Egilea
Antxon Aguirre Sorondo
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Albistea
Data
2006/08/15

Bailar en el templo

Puede decirse sin error que la ezpatadantza es la más antigua danza ritual-tradicional que conservamos en Gipuzkoa. Su origen se pierde en las brumas de la Edad Media y, por añadidura, tampoco es fácil determinar su significado. El propio Iztueta la interpretaba como demostración de que los guipuzcoanos, ante el riesgo de invasión, se reunían a combatir «bailando alegres al son del atabal y tamboril, y acosando a los malvados hasta expulsarlos rá- pidamente de su territorio». Para Gorosabel es «la ofrenda anticipada que los guerreros hacían a la Virgen antes de sus expediciones militares, o bien una acción de gracias por esas mismas guerras después de sus victorias».

Otros especialistas que la han relacionado con hechos militares citan en concreto la batalla de Beotibar, a la que tal vez acudieran gentes de Zumarraga a combatir contra los navarros.

Pero la verdad es que la ezpatadantza no es un rito específico de Zumarraga ni tampoco de Oñati, únicos lugares donde -esto sí- se sigue haciendo dentro de las iglesias. Los bailes en el interior de los templos eran habituales en nuestros pueblos, hasta que fueron abolidos por decisión de las autoridades religiosas en el siglo XVIII. Quizás a ello aludiera el folklorista Iztueta cuando recordaba que «En mi época de juventud, en todos los pueblos de Guipúzcoa solíase representar la danza de espadas, los días de Corpus y del santo Patrono; por eso la sabían tan bien». Dicho lo cual arremetía contra los dantzaris de aquellos inicios del siglo XIX, «que no aciertan a ejecutar un puente y andan sin poder adivinar en qué mano se lleva la espada».

Por fortuna las cosas han cambiado mucho y ahora nos solazamos con las bellas ejecuciones de los ezpatadantzaris de Beasain (por San Martín de Loinaz), de Legazpi (Santa Cruz de Mirandola), de Eibar (Virgen de Arrate), los de Deba, con palos en vez de espadas (en su fiesta patronal, San Roque), así como con los grupos de baile que en el Corpus Christi de Oñati, Donostia y otras localidades recrean esta danza ancestral. Sin olvidar a Zumarraga, único lugar donde la ezpatadantza tiene dos fechas y dos escenarios: el 2 de julio en La Antigua, y hoy en la parroquia de la Asunción.

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