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Ezpata-dantza por San Tiburtzio en Leitza

Día grande de las fiestas de Leitza, los y las dantzaris de Aurrera regresaron a la plaza para ofrecer un espectáculo que reconoció a las cuidadoras
Egilea
Nerea Mazkiaran
Komunikabidea
Noticias de Navarra
Tokia
Leitza
Mota
Albistea
Data
2022/08/11
Lotura
Noticias de Navarra

Los  y las dantzaris de Aurrera regresaron a la plaza para bailar la  Ezpata-dantza por San Tiburtzio.

Día grande de las fiestas de Leitza, tras un largo paréntesis, por San Tiburtzio no faltó en la plaza la Ezpata-dantza; uno de los momentos más esperados, cuando los y las dantzaris de Aurrera bailan frente a la Corporación en una plaza a rebosar. Desde hace unos años, el Ayuntamiento invita a personas o colectivos a sentarse junto a los y las representantes municipales a modo de homenaje. Este año el reconocimiento era para las y los profesionales que han realizado labores de cuidado en primera línea durante la pandemia, tanto del Centro de Salud como de los Servicios Sociales, representados por Josune Uranga y Maxux Ariztimuño respectivamente. Ayer les tocó estar en otra primera línea, la de una visión privilegiada de la Ezpatada-dantza

 “El Ayuntamiento quiere mostrar así su agradecimiento y dar visibilidad a todas esas personas que lo han dado todo por cuidarnos en los momentos más duros. También queremos subrayar que son sectores feminizados y en muchos casos invisibilizados. Por ello, todo el protagonismo es para las cuidadoras”, señaló el alcalde, Mikel Zabaleta.

Conseguir un buen sitio para ver a la Ezpata-dantza no es fácil. Lo cierto es que desde las diez de la mañana, dos horas antes, ya había personas que cogieron los mejores lugares y antes del mediodía, bajo un sol de justicia, no había un hueco libre, con la gente dispuesta en perfecto orden para no perderse detalle. Eran cientos de personas que vibraron con sus dantzaris en un espectáculo de casi media hora en el que los sonidos de los txistus solo se vieron rotos por los aplausos. 

En la plaza de Leitza ayer al mediodía no había un hueco libre, sobre todo a la sombra.

 

Y es que este baile son palabras mayores en Leitza, un momento de mucha emoción, tanto entre los dantzaris como en la plaza, y más ayer, después de más de tres años duros. Según cuentan, se comenzó a bailar en 1932, con motivo de la inauguración del batzoki de Leitza, y desde entonces solo ha fallado en los años de la guerra y la pandemia. A lo largo de estas nueve décadas ha cambiado su ubicación en la plaza. Al principio se bailaba de espaldas al frontis. Posteriormente, a mediados del siglo pasado, se comenzó a bailar de cara a la casa de los Baleztena, de espaldas al Ayuntamiento. Hasta finales de los 80 o principios de los 90, cuando se comenzó delante del Ayuntamiento. “La decisión de dar la vuelta fue de dantzaris y txistularis. El balcón estaba lleno de banderas de España, laureadas y de todo”, recordaba ayer Andoni Sagastibeltza, uno de aquellos dantzaris, sin poder precisar el año. No en vano, la bailó en la plaza durante 25 años, desde 1975 a 2000.

Foto de familia de dantzaris, txistularis, alcalde, ediles y representantes del Centro de Salud y de Servicios Sociales de la zona de Leitza.

 

Ocho dantzaris a una en una plaza a rebosar

Los txistus anunciaron la llegada de los dantzaris. Eran ocho: Garazi Erbiti, Alaitz Oiartzun, Asier Barriola, Andoni Amadoz, Miel Olano, María Sagastibeltza, Uxue Sánchez y Ander Alduntzin. Este espectáculo, sin género desde 2015, comenzó con el baile de la bandera, con la ikurriña y la enseña local para continuar con Zortziko, Lekun, Zortzinango, Banango, Binango y Launango. Tal como indican sus nombres, bailaron los ocho, de uno en uno, de dos en dos y de cuatro en cuatro. Continuaron con otras tres danzas con juegos de palos y espadas: Makildantza y Ezpadantza, para finalizar con Txarrakua, cuando dos dantzaris alzaron a Alaitz Oiartzun mientras el resto empuñaban sus espadas en alto. 

La Ezpatada-dantza finalizó con Txarrakua, cuando dos dantzaris alzaron a Alaitz Oiartzun.

Fueron 23 minutos en una coreografía en la que se alternan nueve danzas que exigen un gran esfuerzo físico a los dantzaris y también mucha concentración; un espectáculo en el que hay mucho trabajo detrás. Lo cierto es que, una vez finalizado, numerosas personas quisieron felicitar a los y las dantzaris por el gran trabajo que han realizado para que saliera perfecta.

Los y las dantzaris en un momento de la Ezpata-dantza.

 

Incansables txaranga, medio siglo animando las fiestas de Leitza

 También es toda una institución en las fiestas de Leitza Incansables Txaranga. No en vano, lleva alegrando sus calles durante cinco décadas. Y es que tocaron por primera vez en 1971, y año tras año, no han faltado nunca, a excepción del parón obligado por la pandemia. Precisamente, la covid retrasó la celebración de su 50 aniversario en los Santiburtzioak. Además, también acuden a Leitza en carnavales, como recordaba Jesús Moneo, su integrante más antiguo, en la txaranga desde 1980. Se fundó en 1971, cuando cinco amigos de Hernani, Tolosa y Villabona se unieron para tocar de pueblo en pueblo. 

 

Incansables Txaranga cumple este año 50 fiestas en Leitza.

 

En la actualidad son nueve músicos de todas las edades y p rocedencias: bombardino, trombón, dos trompetas, dos saxofones, tambor, bombo y platillos. En Leitza cuentan con un décimo miembro, Lontxo Perurena, su fan número uno, quien durante los seis días de celebraciones es uno más del grupo, como director nada menos. Además, se les unen niños y niñas de Leitza con sus tambores. Lo cierto es que Incansables Txaranga es especial para Leitza y esta localidad es especial para la txaranga. “Es un pueblo que le gusta bailar, sobre todo a la noche”, observó Moneo

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