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Experiencia irrepetible

DANTZA Dirección y guión: Telmo Esnal. Intérpretes: Amaia Irigoyen, Gari otamendi, Ainara Ranera, Joseba Astarbe, Josu Garate. Nacionalidad: España, 2018. Fotografía: Javier Agirre. Música: Pascal Gaigne. Duración: 98 minutos. Cines: Trueba y Niessen.
Egilea
Mikel G. Gurpegui
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Kritika
Data
2018/12/23
Estamos ante una pélicula única e irrepetible. Es improbable que haya otro recorrido por las danzas vascas con la belleza y rotundidad de 'Dantza', que tras su paso por el Zinemaldia (Sección Oficial, proyecciones especiales) es capaz de llenar la sala pequeña del Trueba un día de Santo Tomás.
Nunca habrá otra igual, con la osadía y la fascinación de un dantzari antes que realizador, Telmo Esnal, capaz de dedicar siete años de trabajo a esta locura. No habrá otra que cuente con la rica visión del mundo de los bailes tradicionales que posee y difunde Juan Antonio Urbeltz, ni con la aportación estética de Koldobika Jauregi desde el diseño de producción.
No podemos esperar que surja otra película tan respetuosa con las danzas vascas y al tiempo tan deseosa de mostrarlas desde la libertad contemporánea. Ni que ninguna otra película se atreva a poner al espectador ante 98 minutos sin palabras, solo con sensaciones. Músicas que surgen de azadas rascando el suelo, pies que se arrastran o hierros que chocan. Dantzaris que aparecen como extraterrestres en espacios rotundos (Las Bárdenas, el santuario de Arantzazu, la plaza de Leitza, el torreón zarauztarra de Vista Alegre), primorosamente fotografíados por Javier Agirre. Danzas como trascendencia y como abstracción.
Sí, es especial esta 'Dantza' de la productora Txintxua, incluso en sus puntos cuestionables. A uno no le convence la apuesta del vestuario, original y llamativo pero acaso estridente e incómodo para la danza. Uno en general echa en falta más calor humano y menos solemnidad. Y a uno le despista la sugerencia de personajes que no llegan a serlo. En todo caso, ante la no fácil 'Dantza' solo queda claudicar, aceptar el reto de una obra de arte que arrastra sin palabras y dejarse llevar por su mar de impresiones. Sentir la película, no racionalizarla, aunque no podamos evitar pensar en lo interesante que sería otra versión con los audiocomentarios de Esnal, Urbeltz y Jauregi ensanchando nuestro conocimiento sobre las dantzas vascas.

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