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Eva Yerbabuena: «Soy una cantaora frustada, bailo lo que me gustaría cantar»
Reconocida con el Premio Nacional de Danza, Eva Yerbabuena estrena en Bilbao su obra 'Eva', un repaso a los palos flamencos
Eva Yerbabuena, nacida Eva María Garrido en
Fráncfort, Alemania, en 1970, y rebautizada artísticamente en honor del
cantaor clásico Frasquito Yerbabuena, debutó como empresaria en 1998,
en Sevilla, con este espectáculo, que ha evolucionado a lo largo del
tiempo. «El patrón es el mismo, pero no hay día que no afines algo. Yo
soy una persona muy inconformista y siempre hay algo que mejorar. Por
ejemplo, en 1998 había tres bailaores, y ahora hay seis y las
coreografías van más rodadas».
La artista y emprendedora asegura
que es un recorrido «sencillo, sin ninguna pretensión, sólo que la
gente pueda disfrutar». A pesar de la categoría de 'ballet' de su
oferta, la bailaora criada en Granada bajo el influjo de Lorca e
introducida en la escena profesional con la influencia de Morente, no
desprecia la escuela de los tablados. «Nunca me he avergonzado de un
tablado. Si consigues que el que va a comer y a beber deje de hacerlo
para estar pendiente de ti sobre el escenario, ya puedes pasar a un
teatro. Yo no me avergüenzo y uso la palabra 'ballet' flamenco porque
somos varias personas al baile. Yo, desde el primer momento, trato de
que el flamenco tenga el respeto que se merece y se alce hasta el sitio
del mejor arte. Quiero que el flamenco deje de ser el hermano pobre de
las músicas».
En el libreto de 'Eva', el cante adquiere una
importancia que se va perdiendo en otros famosos ballets, como el de
Rafael Amargo o Sara Baras. «Yo soy una cantaora 'frustrá' y sólo bailo
lo que me gustaría cantar. Siempre he dicho que el cante es la madre
del flamenco. La voz y la garganta aguantan el peso de la coreografía».
Un olé en Tokyo
Eva
Yerbabuena, Premio Nacional de Danza en 2001, se queja de que el
flamenco es más apreciado en el extranjero que en el país que le vio
nacer. Asegura que las mejores guitarras van a parar a Tokyo y se
enorgullece de haber cumplido recientemente una gira que la paseó por
Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Vietnam... Y en Colombia participó en
un festival con más de 300 compañías de danza «de primera fila, y lo
primero que se agotó del programa fue el flamenco. Impresionante».
La
Yerbabuena se extiende en maravillas sobre la pasión flamenca nipona,
que considera increíble para el que no la vea 'in situ', y recuerda que
uno de los mejores olés se lo lanzaron en Tokio. Y eso que ella no le
distraen los olés a destiempo ni las palmas descompasadas cuando se
halla encima de un escenario, en trance expresivo. «Es muy difícil
distraerse, pues en ese momento tú no sabes ni cómo has llegado ahí.
Hace poco, en un silencio en el bis, alguien gritó 'no te mueras nunca'
y no te distrae, pero te pone la carne de gallina. La gente no debe
reprimirse, pero sí respetar».
Aunque en su fuero interno
protesta por el mayor reconocimiento fuera de España, la bailaora opina
que el flamenco está de moda entre nosotros. «Sí. Ves que la gente que
más pisa el teatro es joven. Eso es estupendo y me alegra. Hay interés.
Se viene por la parte artística, no por la fama».
DOS DIAS EN CARTELEl Ballet de Eva Yerbabuena actuará hoy y mañana en el Teatro Arriaga (20.00 horas, precios de 12 a 30 euros) presentando 'Eva', obra estrenada en 1998 que representa la evolución flamenca a través de siete bailaores y siete músicos y cantaores
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