Dokumentuaren akzioak
Europa en danza
350 músicos y bailarines de todo el mundo comparten experiencias en Asti Leku, cuartel general del Festival de Folclore de Portugalete
La compañía Lany procede de la región polaca de Wielkopolska. 'La Gran Polonia' es su traducción. El director, Wieslaw Kaszubkiewiez, resta importancia a la dificultad para pronunciar su nombre y prefiere hablar sólo de cultura y sentimientos. Su grupo ha hecho muy buenas migas con Eslovaquia y los anfitriones, con los que ya han compartido instrumentos y experiencias. «Aprendemos unos de otros, son momentos muy especiales porque sobre el escenario actúas, pero es aquí donde nos conocemos; desaparecen las diferencias culturales y surgimos nosotros mismos».
El XXX Festival internacional de folclore de Portugalete y el País Vasco se centra en los 10 países que desde el 1 de mayo forman parte de la Unión Europea. Sólo han faltado a la cita Chipre y Estonia. Son naciones menos desarrolladas industrialmente, pero con numerosas particularidades que se reflejan en su folclore. «Tenemos bailes muy diferentes. Algunos sobre la gente pobre que vive en las montañas y no tiene qué comer o sobre el pastor que debe cuidar de sus ovejas; cosas de cada día», señala Oldrich Stroblik director de la Compañía Vsacan de la región de Wallachia, en la República Cheka. En esta zona los bailes acompasados se complementan armoniosamente con las canciones. «La voz tiene gran importancia porque se encarga de describir lo que representamos en cada momento», puntualiza.
Grandes expectativas
Para ellos este certamen es especial. Nunca habían actuado en una Europa «nuestra» y la ilusión se refleja en sus rostros. «La Unión nos ofrece muchas expectativas de trabajo porque podremos desplazarnos sin problemas, pero por ahora nuestras vidas no han cambiado: a veces te esperas demasiado y luego todo se queda en agua de borrajas....», reflexionan. Mientras, ellos aseguran que tienen mucho que ofrecer, sobre todo en el plano turístico, «porque nuestros parajes naturales son preciosos y las ciudades muy bonitas; Además la gente es muy abierta y acogedora», se promocionan.
Rocío Roldán pierde la noción del tiempo cuando estos expertos del folclore hablan. Es una de las 125 personas que colaboran voluntariamente para que la organización del festival resulte un éxito. Sólo que, para estar aquí, ha tenido que recorrer más de 1.000 kilómetros desde Cádiz, su tierra natal. Participa desde hace 10 años en los festivales que se celebran en 'Tacita de plata' y hace cinco acudió a un encuentro de sociedades folclóricas en Madrid donde se enamoró del festival de Portugalete. Desde entonces no se ha perdido ninguna edición.
«Me encanta conocer otras culturas, compartir vivencias con personas de todo el mundo a las que les cuesta imaginar todo lo que tenemos a nuestro alcance; ¿si hay muchos que no ganan ni para una pastilla de jabón!». Esta estudiante de Químicas resta importancia al esfuerzo que le supone reservar cada año la segunda quincena de julio para acudir al festival. «Merece la pena. La convivencia con esta gente nos aporta una riqueza inmensa», dice.
Dokumentuaren akzioak