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"Estoy protegido ante posibles batacazos, no espero que nadie apoye al mundo de la danza"
Bilbao Ballet Elkartea se formó hace cuatro años en torno a la figura de este afamado bailarín vasco. "Venían a verme bailar a distintos lugares y yo pensé que se podía crear una asociación como hizo la ABAO en su día". Aunque él y su padre, Adolfo Yebra, dieron impulso a la agrupación, ahora el bailarín apenas puede dedicarle tiempo. Su agenda echa humo, pero ha conseguido hacer un hueco para el día 10, cuando bailará el paso a dos y variaciones de Don Quijote, el paso a dos de Romeo y Julieta y una tercera pieza titulada Carmen´s Dream.
¡Llevaban dos años pidiéndole bailar!
La gente quería verme bailar y yo se lo debía, sobre todo por todas esas personas que han sido fieles durante mucho tiempo y que han ido a los sitios más inverosímiles para verme.
¿Por qué ha involucrado a sus alumnos en esta actuación?
Quiero mostrar el trabajo que estoy haciendo con la escuela y que para mí es tan importante, y demostrar que sin tener ayudas se pueden hacer muchas cosas. También actúo para que la gente de la asociación no se enfade conmigo. Si me desvinculé de su proyecto es porque afortunadamente mi carrera como bailarín va muy bien y me exige mucho esfuerzo.
¿Será capaz de actuar en el Euskalduna o se volverá a torcer el tobillo como en la celebración del aniversario del palacio?
Ese tipo de fantasmas no van conmigo. Soy de vivir el día a día, lo pasado pasado está.
Los alumnos tienen entre 8 y 15 años, ¿suelen tener oportunidad de actuar en público?
Los alumnos han tenido varias actuaciones en el conservatorio de San Ignacio, en Amurrio... En esta ocasión no van a participar todos, sino los que forman parte del taller coreográfico, que tiene lugar los sábados y que es muy exigente. El año pasado se formó un grupo de 45 alumnos, lo que significa que hay 45 familias dispuestas a traer a sus hijos todos los fines de semana, incluso el día del trabajador. Ésta es la primera vez que vamos a estar en el escenario juntos y ante un público tan exigente. Además, van a compartir escenario con bailarines profesionales como Oksana Kucheruk, estrella del Ballet de la Ópera de Burdeos, Aleksandra Mijalkova, primera bailarina del Ballet Nacional de la Ópera de Macedonia y el gran bailarín ruso Dima Chebotar. Tengo plena confianza en los alumnos. Se está haciendo un trabajo muy serio y muy disciplinado.
¿Así son los jóvenes alumnos de danza de hoy?
Están desde los que se quieren dedicar profesionalmente hasta los que lo hacen como hobby. Hay entrega, pero indudablemente los tiempos han cambiado y a los niños hay que enseñarles de otra manera. No hay la misma pasión que había antes, pero como sucede en esto sucede en otras cosas. Los niños están mucho más dispersos, se les exige mucho más, tienen otras actividades, internet les absorbe mucho tiempo... Por suerte, algunos son tan apasionados como yo lo era en su día.
Uno de sus objetivos es que participaran chicos, ¿lo ha conseguido?
En la escuela tenemos chicos, pero no tantos como a mí me gustaría. En la gala van a participar unos seis. Todavía nos falta romper muchas barreras y tópicos estúpidos, porque no hay mejor palabra para calificarlos.
Se encuentra en Burdeos preparando espectáculos y tiene previstas actuaciones en Madrid y en Roma, ¿no tiene un poco abandonada la docencia?
Compagino mis actividades con mucho trabajo, con un poco de estrés y sobre todo confiando en las personas que elijo. Como digo siempre, uno no puede hacerlo todo. Eso lo aprendí de los maestros que tuve, no quiero cometer esa equivocación. Por eso confío en un grupo de personas que me envía informes diarios de los alumnos y a quienes doy directrices. Si las cosas no salen bien soy yo quien asumo la responsabilidad aunque no esté ahí todos los días.
¿Le está costando sacar este proyecto adelante?
Me estoy encontrando obstáculos esperados e inesperados. A veces te llevas desilusiones, batacazos y golpes pero es exactamente igual que lo que he experimentado a lo largo de mi carrera. Yo empecé con 12 años y a los 14 me tuve que ir de mi casa. Desde chaval he estado solo y me he buscado la vida. Hay una cosa de la que estoy protegido: no espero ningún apoyo de nadie al mundo de la danza. Cuando se obtienen ayudas y apoyo son bien recibidas.
Eterna reivindicación la de los bailarines vascos...
Esa es una cosa de la que hemos hablado miles de veces. Imagino que hay gente que me tendrá manía, pero no pretendo reprochar ni recriminar nada. Simplemente describo una situación. Hay muchísimas escuelas de música municipales y concertadas y conservatorios y sólo hay dos escuelas de ballet en todo el País Vasco. La tradición de danza no es la misma pero las tradiciones comienzan en algún momento y lugar.
La demanda, ¿es la misma en la danza que en música?
Lo importante es que tenemos niños que quieren bailar. Ahora mismo estoy dando salida a niños que no puedo mantener en la escuela porque me tengo que ocupar de los que vienen nuevos. Esos que están medio formados y encauzados tienen que salir fuera para tener que formarse. Es normal que te sientas un poco mal porque no vas a poder hacer un trabajo completo. Seguimos en una lucha, pero no desespero.
¡Menudos tiempos para esa lucha!
Desde luego, la crisis se nota en el mundo de la cultura. Es donde primero se hacen recortes. Por fortuna hasta el momento este año no me ha faltado trabajo y tengo hasta para escoger. Vivo muy al día y no bajo la guardia porque sé que esto puede cambiar de la noche a la mañana.
Julio Bocca le ha seleccionado para participar en la gala 'Estrellas de la danza' en el Teatro Real de Madrid, ¿cómo lo afronta?
He vivido en Madrid durante quince años y sólo he tenido una ocasión de pisar ese teatro. Además, es Julio Bocca quien lo organiza. No hay que explicar quién es Julio Bocca. Estoy emocionado.
el protagonista
carné de identidad
· Lugar y fecha de nacimiento. Bilbao, 1974.
· Carrera profesional. Tras realizar sus estudios en la Escuela de Víctor Ullate de Madrid con Karemia Moreno, continuó sus estudios con distintos profesores, y consiguió formar parte del ballet de la Comunidad de Madrid donde permaneció hasta 1996. En 1991 obtuvo en París el Gran Premio del Concurso de Eurovisión para jóvenes bailarines; en 1996 el Segundo Premio del Concurso Maya Plisetskaya San Petersburgo; el Premio Danza y Danza al mejor bailarín en Italia en 1996 y el Premio Leonide Massine en el 2003. En Septiembre de 2006 Inauguró en Bilbao su propia escuela dirigida por él, y en octubre de 2008 se abrió La Escuela Municipal de Amurrio Igor Yebra. Esporádicamente crea sus propias coreografías dentro de las operas 'La Traviata', 'Carmen', 'Aida' y 'Il signore Bruscchino', entre otros.
sus frases
"En la danza los alumnos no tienen la misma pasión que teníamos antes"
"A pesar de la crisis no me falta trabajo pero no bajo la guardia porque todo puede cambiar"
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