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Esteban Frauca y su 'Plato del día'

Utilizando su más que considerable labia, fustigó desde 'El Demócrata Navarro' a los sectores más conservadores

Egilea
Joxemiel Bidador
Komunikabidea
Diario de Noticias
Mota
Kronika
Data
2002/02/18

Su padre, Lino Frauca Belaunza, era uno de los mayores propietarios de la ciudad, mientras que su madre, Estefanía Barrenechea Irazoqui, era natural de Bera. El apellido Frauca procedía de la localidad oscense de Sarvisé, de donde había llegado su bisabuelo a Tudela como comerciante textil. Realizó sus estudios en la capital ribera y en los dominicos de Bergara, y tras finalizar la carrera de leyes ejerció como secretario del ayuntamiento tudelano. También llegó a ejercer de concejal en el consistorio tudelano de 1915 a 1918, dentro de la Coalición Administrativa de tendencia liberal demócrata, enfrentada a los jaimistas y al Centro de Agricultores. Su labor profesional, en cambio, se desarrolló fundamentalmente en el campo periodístico, para el cual tenía una labia algo más que considerable, y por decirlo con sus propias palabras: "Por lo dicho por mi bicha / y dicho ya lo que he dicho / cierro a la bicha en su nicho / y no deseo más dicha / que la dicha de ese bicho".

Desterrado en Madrid

Comenzó su carrera periodística como director del bisemanario La Voz de Tudela. Este periódico inició su andadura en junio de 1901. Anteriormente, aparecieron dos números los días 3 y 6 de octubre de 1899. De ideología claramente liberal, se imprimía en la imprenta de El Progreso Industrial. Con motivo de las elecciones de 1903, Frauca se posicionó claramente a favor del candidato liberal Martín María Guelbenzu y en contra del conservador Ulzurrun, quien a la postre fue el vencedor en la justa electoral. El político se vengó consiguiendo que la justicia desterrara a Frauca de Navarra. El bisemanario aún pudo mantenerse hasta el 31 de marzo de 1905, logrando una tirada de 350 ejemplares.

Durante su destierro en Madrid, Frauca recibió el encargo de dirigir el nuevo diario El Demócrata Navarro que se creó tras la visita de Canalejas a Pamplona en 1904, apareciendo su primer número para el 29 de diciembre. El Demócrata no fue especialmente bien acogido por la prensa del momento, el Diario de Navarra, La Tradición Navarra y El Pensamiento Navarro, quienes veían en él un foco expansivo de las ideas anticlericales. Aunque más cercano a la monarquía que a la república, sus ideas progresistas fueron un continuo soplo de frescura que por desgracia desentonaba estridentemente en la cerril sociedad pamplonesa de principios del XX. A finales de 1906, se publicó en las páginas de El Demócrata una circular sobre sanidad del gobernador Fidel Gurrea, también liberal, que por su rotunda denuncia ofendió especialmente a los diputados navarros que alegaron inferencia del gobernador en los asuntos de la Diputación, por lo que se canceló la suscripción al diario, no existiendo en la actualidad en el Archivo General de Navarra más que los números correspondientes a los años 1905 y 1906, a pesar de que El Demócrata se siguió publicando hasta 1913. La redacción de El Demócrata estaba en el número uno de la calle Chinchilla. Entre los redactores deben citarse especialmente a Guillermo Frías que escribía desde México y a Carlos García Landa. Otros colaboradores fueron el poeta Alberto Pelairea, Santa Clara, Ortiz, Lizarbe desde Logroño, Chori-buru desde Baztán, y una larga serie de corresponsales en Corella, Urdiain, Etxarri-Aranatz, Luzaide, Donostia, Peralta...

Una columna de éxito

La frecuencia de las colaboraciones de Mostacilla, como firmaba Frauca, rozaba lo diario, si bien es verdad que los mayores intervalos nunca pasaron de los cuatro días, por lo que los lectores habituales de El Demócrata Navarro siempre tuvieron cerca las ocurrencias del tudelano. En cierta ocasión el mismo Frauca hizo alguna alusión al respecto del éxito de su columnita, ya que por lo que se comentaba, las mozas pamplonesas lectoras del diario liberal llegaban tarde a sus trabajos por quedarse cada mañana leyendo la columna del Mostacilla mientras desayunaban. Trikimailu editorial, autobombo o inocente engreimiento, lo cierto es que la lectura de las colaboraciones de Mostacilla debía resultar de lo más gratificante de la prensa navarra del momento, por lo fresco y directo, abierto y franco, novedoso y libertario. La sección, generalmente en la misma portada, que Frauca más habitualmente solía firmar era la llamada Plato del día. En los primeros números apareció únicamente en verso, aunque para el segundo mes de publicación la prosa ya era la forma predominante en la que Mostacilla ofrecía sus trabajos. Solía hacer en esta sección una certera crítica de la actualidad del momento, como cuando haciéndose eco de la escasa iluminación de las calles pamplonesas escribía en macarrónico verso: "La Plaza del Castillo / tiene una fuente central / sobre ella hay una estatua / que se cansa de aguantar / al pasar yo junto a ella / sobre el oscurecer / me pidió una careta / para no ver lo que vé". Sin duda, se adelantó a su tiempo.

Bien es verdad que en la mayoría de los casos las dianas de los envenenados dardos de Frauca fueron la rancia derecha navarra de entonces y de siempre, los carlistas, el integrismo y la Iglesia. Sin duda las más fuertes críticas y frontales ataques fueron para el Diario de Navarra y su director Fradué. Cualquier excusa era buena, y Mostacilla se aprovechó de los más peregrinos temas para clavar sus incisivas garras en su rival. Al hilo de la epidemia de gripe que asoló Navarra desde 1905 decía la víspera de Reyes: "Más resignados y pacientes que los accionistas del Diario no habrá ninguno, y cuidado que están sufriendo un continuado tifus en forma de dividendos pasivos. Y sin embargo ahí tienen ustedes a Fradué, director de ese foco infeccioso y contagioso que cada día está más tieso. Nadie desaparece hasta que le llega la hora, y yo soy el primer interesado en que a Fradué no le llegue su hora tan pronto, porque aún está llamado a hacernos mucho de reír. Además Fradué y yo tenemos bula anti-tífica y no hay cuidado de que nos ataque la enfermedad que parece se ha hecho de moda (...) El único tífico desahuciado es el Diario y crean ustedes que mientras Fradué sea el médico de cabecera... ¡enseguidita le da el alta al enfermo! Hay enfermos crónicos que dan salud, y guita, ¿verdad petit?".

Canciones y bailes

En ocasiones fue especialmente crítico con la doble moral imperante. Como cuando el gobernador civil Ortega Frías prohibió a finales de febrero de 1905 que las canciones de la opereta La Poupée fueran cantadas en castellano, tema al que un indignado Mostacilla aludió en varios de sus platos del día. El 23 de septiembre de 1906 criticó fuertemente al juez municipal de Bera Martín José Saldias por arrestar un día con cinco pesetas de multa a dos jóvenes que estaban cantando "Por vida del otro Dios / en el cielo no hay gobierno / San Juan tenía una novia / y se la quitó San Pedro". Otra de las cuestiones morales más aludidas fue la puntillosa estrechez de miras del integrista La Tradición Navarra con respecto a los bailes de moda. Acusaba Mostacilla a los nocedalianos de que a pesar de ensalzar los bailes tradicionales vascongados frente a los exóticos de moda, daban la callada por respuesta cuando algunos temosos curas condenaban desde el púlpito los mismos bailes vascos: "Sin embargo, La Tradición ha guardado el silencio más completo cuando algunos curas de esos apartados lugares han vociferado contra los bailes y hasta se han atrevido a prohibir esos tan clásicos que el órgano integrista toma como modelo (...) Para esa gente unos y otros bailes son igualmente de pecaminosos y su mayor gusto consiste en suprimirlos todos". Bajo esta crítica acusaba además tanto a los integristas como al Diario de estar cerca de los nacionalistas, hacia los cuales no sentía la menor simpatía. Con motivo de la elección en febrero de 1906 del nuevo macero de la catedral en la persona de José Palomares, que hasta la fecha venía desempeñando la labor de portero del palacio episcopal, Mostacilla denunció las veladas alusiones de ambos periódicos al origen gallego de aquel, en lo que a su entender era una clara apología del discurso anti-maketo. Se nos descubrió en este punto un ferviente nacionalista español: "Vergüenza es que en España coman pan algunos malos patriotas. Váyanse a hacer compañía a unos cuantos cobardes que desde Buenos Aires lanzan terribles aullidos contra la madre patria. Esos tales han publicado un periódico titulado Irrintzi en cuyo programa se consignan cosas estupendas (...) A esos les estorban las trabas sin tener en cuenta que las personas como ellos necesitan andar trabados (...) Hágase obligatoria la enseñanza de los dialectos en las respectivas regiones y dentro de unos años la confusión de la Torre de Babel resultaría más tranquila que un guardia municipal comparada con la grillera en que se convertiría España". En otra ocasión: "La dulzaina integrista de esta localidad, vulgo La Tradición Navarra, al ocuparse de la venida del arcángel San Miguel hace alarde una vez más de su separatismo y abusando de determinadas consonantes escribe Baskonia, nabarros y nabarro sin tener en cuenta que ni el arcángel ni su superior jerárquico pueden ver con gusto las barbaridades gramaticales (...) Eso de abusar tanto de la Beee es solamente propio de las borreguiles huestes nocedalianas".

Dardos contra los carlistas


A los carlistas no los dejó tampoco quietos. Con motivo de la inauguración del centro de la juventud carlista de Corella se choteba: "Se toco el ay, ay, ay mutillak. Ni que tuvieran dolor de muelas los mutillakdos carcundas". En otra ocasión llegó a dejar escrito: "En cuanto escucho el nombre / del pretendiente / se me pone señores / dolor de vientre". En otro orden de cosas, Mostacilla no tuvo el menor reparo en denunciar las situaciones irregulares de los políticos del momento. Él fue quien denunció el fiasco del concejal carlista Doroteo Yoldi que estafó hasta 40.000 pesetas y que fue detenido en Pasajes cuando estaba a punto de tomar el vapor que lo llevara a Francia.

Sus aceradas críticas al estamento religioso no le habrían reportado gran simpatía por parte de un gran sector de la sociedad navarra de principios de siglo, pero al tiempo, es innegable la razón que asistía al tudelano. Le resultaba de lo más indignante cuando los ministros de la iglesia aprovechaban el púlpito para hacer solapada campaña electoral. En el número 64 del 15 de marzo de 1905 denunciaba la actitud de los curas de Ujuée y Marcilla que desde el altar arremetieron contra el candidato Viñas reclutando votos para el candidato Larraya. El de Marcilla debió de decir que no se votara a Viñas porque trataría de separar a la Iglesia del Estado, a lo que Mostacilla respondió: "Es raro que la azucarera de Marcilla haya dado por terminada su campaña dejando sin triturar una remolacha de esta naturaleza, a no ser que la dejara por dura". También aprovechó Frauca otras más banales cuestiones para atacar a los religiosos. En el número 80 del 8 de abril de 1905 decía: "La Guardia Civil del puesto de Cortes ha ocupado un reclamo de perdiz y una escopeta al cura párroco de Buñuel. Hombre no está mal que un clérigo se dedique a la caza en esta época de veda, ¡cazan tantas cosas vedadas!". El 12 de mayo de 1906 criticaba la costumbre de muchos curas de Pamplona de acudir al frontón y sentarse abajo en las primeras filas junto a la cancha, haciendo traviesas sin el menor reparo, lo que no era del agrado ni del resto de los aficionados ni del obispo. El 31 de enero de 1906, y con motivo del anuncio de la boda real entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia, se hizo eco de las quejas de algunos religiosos con respecto al tema: "He oído que en la misa parroquial de San Agustín predicó el párroco Modesto Pérez una plática que resultó un compendio de barbaridades e inoportunidades. Despotricó contra la futura reina de España y contra el Gobierno por consentir el matrimonio del rey con la princesa Ena de Battenberg. Pero hombre, qué educación habrá recibido ese majadero, que le pongan un bozal sin perjuicio de someterlo a un tratamiento antirábico, ¡vaya unos ministros de la iglesia que andan por estos mundos!". La Tradición trató de desmentir este punto, por lo que entre dimes y diretes la discusión se alargó varios días. Y es que Frauca nunca tuvo el menor reparo en realizar sus acusaciones directas con nombre y apellidos. El 13 de mayo de 1906 denunció la intención del párroco de San Lorenzo Marcelo Celayeta de pretender sacar a subasta unas barandillas de la iglesia y hacer obras en la misma sin los permisos pertinentes. La denuncia de Mostacilla provocó la intervención del obispo en el asunto. Con los corazonistas de Aldapa tuvo más choteo. En el otoño de 1906 los frailes pidieron al consistorio que retirara los bancos de la cuesta del Palacio a los que iban las parejas a lo que suelen ir todos los enamorados. El Ayuntamiento accedió a la petición por el bien moral de los religiosos, no fuera a ser que se despistaran de sus rezos, pero curiosamente nada más retirarlos, los mismos frailes volvieron a pedir que fueran colocados. Se conoce que el paraje quedaba más entretenido.

Además del Plato del día, Mostacilla firmó una sección esporádica de temática taurina, Algo de toros y Desde la barrera, en la que se nos revelaba como consumado taurino. En ocasiones envió sus colaboraciones desde Tudela, fundamentalmente en la larga y agria polémica que mantuvo con la Eléctrica Tudelana.

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