Dokumentuaren akzioak
"Es una maravilla poder transmitir cómo era y cómo sentía Antonio Gades"
Stella Arauzo, directora artística y bailarina de la compañía de Antonio Gades
Consciente del peso que tiene sobre las espaldas al ejercer de valedora del legado de un genio como Antonio Gades, Stella Arauzo abruma tanto por la confianza en su trabajo como por la alegría y emoción con que desarrolla su labor.
La compañía de Antonio Gades visita de nuevo Pamplona, tras exhibir 'Carmen' hace un par de años, y en esta ocasión lo hace con un espectáculo que incluye 'Bodas de sangre' y 'Suite flamenca'. Respecto a la primera, escrita y estrenada en 1974, ¿llega a Pamplona remozada o manteniéndose fiel a su coreografía original?
Es exactamente lo mismo, con los mismos pasos... todo igual. Está interpretado por otras personas pero manteniendo el espíritu Gades, su filosofía y su estética.
Sin embargo, la actual compañía Antonio Gades sí que ha reconstruido la obra 'Suite flamenca'.
Sí, pero también con el objetivo de recuperar el montaje original. Hacía 22 años que no se representaba esta obra y nuestra labor ha consistido en trabajar con los vídeos de la época para utilizar los mismos pasos... quizá ahora esté un poco más depurada en la línea pero siempre buscando a Gades. La música también se ha cuidado mucho para que tenga el mismo clasicismo que la imagen; y para eso contamos con Antonio Solera, que trabajó muchos años el propio Antonio Gades.
Precisamente, usted dirige a artistas que le conocieron y trabajaron con él junto y a otros que sólo lo han tenido como referencia. ¿Cómo conviven esas dos formas de entender al genial bailarín?
En el escenario estamos tres personas que trabajamos muchos años con Gades: Solera, Enrique Pantoja y yo misma. Después hay una serie de compañeros que compartieron la producción de Fuenteovejuna (última producción de Antonio Gades), y el resto son artistas que nunca coincidieron con Antonio. Por ejemplo, el primer bailarín, Adrián Galia, aunque Gades fue su referente, nunca trabajó con él. También tenemos gente muy joven, de 20 a 22 años, que son, creo yo, la parte más interesante de este proyecto porque permitirán que Gades no se quede sólo como un mito o una figura que admirar sino que lo pueden conocer, vivir y sentir a través del trabajo que estamos haciendo.
¿Cuáles son los aspectos en los que más incides para que los jóvenes puedan llegar a conocer lo que fue Gades?
Para mí hay como tres partes. La primera sería la estética: trabajar su línea, su sobriedad y su forma de ver la danza. Por otra parte me apliqué muchísimo a la hora de enseñar su ética: la forma de comportarse en un escenario, cómo se sentaba, cómo caminaba o cómo un artista se enfrenta a las tablas. Y, en tercer lugar, y por interés particular, he trabajado las respiraciones, una faceta en la que yo aplico todos los recuerdos que tengo de tantos años a su lado sobre cómo se siente, o si se expresa con el estómago o con los ojos. Son tres partes de una tarea en la que todavía tenemos mucho camino por delante y, en la que, de vez en cuando, también utilizamos sus vídeos; sobre todo para inspirarnos, porque él fue único. Y digo que tenemos que seguir trabajando en esta tarea porque no es fácil sentir o interpretar, por ejemplo, a Carmen, que es la esencia de Gades junto a Bodas de sangre. Ahora estamos empezando Fuenteovejuna, que fue el final de su carrera, y es un compendio de las otras dos... y está siendo muy interesante.
Al margen de la alegría que significa poder transmitir las enseñanzas del maestro, ¿siente la presión que también implica esta tarea?
No me paro mucho a pensarlo. Pienso más en cómo sentía, cómo era... y es una maravilla poder transmitir eso de Gades, del que yo estoy enamorada desde que debuté con él a los 17 años. Aunque hay días en los que siento esa presión, procuro no pensar en ello porque entonces no haría lo que hago debido al respeto tan enorme que le tengo; si lo pensara, enseguida me preguntaría cómo oso siquiera intentar hacerlo. Además, cuento con los ánimos de mucha gente y de los resultados.
En este sentido, y aunque los lectores no sean miembros de la compañía, ¿qué destacaría Stella Arauzo de Antonio Gades para que llegaran a comprender un poco más su arte?
Destacaría sobre todo su gran humildad y dignidad... su disciplina, su respirar y el entender que todo se logra con esfuerzo, que no hay camino fácil... el ser muy honesto consigo mismo y con el público. Para mí Gades sería la honestidad.
Inmersa en el papel de transmitir el legado de otro, esta situación no ejerce de muro en cuanto a lo que podía ser el desarrollo profesional de Stella Arauzo.
Cada uno vale para lo que vale. Ser coreógrafo es una cosa, ser bailarín es otra, ser maestro es otra... en ocasiones todas estas virtudes se aúnan en una sola persona, pero no es mi caso. Además, poco a poco me voy retirando para dar paso a gente joven. Quizá sí hay algún personaje que me gustaría interpretar, ahora que tengo más edad, como Yerma... eso sí me haría ilusión. Pero no tengo ambición en cuanto a crear coreografías o tener mi propia compañía, creo que estoy donde tengo que estar.
Para acabar, y al igual que ha destacado lo más importante de la figura de Antonio Gades, para aquellos que acudan hoy o mañana a Baluarte, ¿qué destacaría de las dos obras que pondréis en escena?
Bodas de sangre es el drama creado desde la máxima de menos es más. Se trata de emocionar con sólo dos guitarras sonando y muy pocos personajes en escena. Es una obra que se inicia con esa sobriedad pero que poco a poco va in crescendo sobre todo en los palos flamencos y acaba en una explosión de alegría, de luz y de color. Cómo público, veo una obra que empieza con una abuelita y termina con un ballet entero vestido de blanco, con mucha luz, bailando rumba y con los cantaores haciendo un bis. Me quedo con el drama de Bodas y con la pasión, la sobriedad, la alegría y la sensualidad de la Suite flamenca.
Dokumentuaren akzioak