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«Es emocionante asumir este honor»
Asier Uskola aportó ayer su juventud a una de las tradiciones más arraigadas de Vizcaya: el baile de la 'Kaxarranka' de Lekeitio
«Venimos de mostrar la 'Kaxarranka' en varias ciudades, pero bailar
delante de tu gente pone nervioso a cualquiera», comentaba Uskola,
minutos antes de subirse al pesado arcón que, sostenido a hombros por
ocho remeros del club Isuntza, lo trasladaría en volandas hasta la
ermita del protector.
Ante un expectante público, donde
destacaban un numeroso grupo de turistas estadounidenses, ansiosos por
conocer las típicas costumbres vascas, el joven bailarín esperó a los
sones del txistu para empezar a ejecutar el 'zortziko' sobre la pequeña
superficie del cofre.
Vestido con frac, camisa y pantalón
blanco, pañuelo rojo al cuello y un clavel en la solapa, cumplió con el
repertorio -que incluyó un 'fandango' y un 'arin-arin'- sin que los
'irrintzis' y vítores del público rompiesen su concentración.
Con
una chistera en la mano derecha y banderín rojo con las insignias de
San Pedro en la izquierda, logró mantener el equilibrio gracias a su
esbelta figura y al esfuerzo de los portadores del baúl. Según cuenta
la tradición, en este cofre se guardaban antaño los papeles y cuentas
de los marineros. El arcón supera los cien kilos de peso.
«Gran responsabilidad»
Después
de recorrer las calles del casco viejo de la villa, el ritual se volvió
a repetir delante de la sede de la Cofradía, en el Ayuntamiento y en la
plaza de la localidad, donde también tuvo lugar otra de las tradiciones
de la jornada: la interpretación de un 'aurresku' por parte de varias
mujeres. «Como lekeitiarra es una enorme responsabilidad, pero sobre
todo es muy emocionante asumir ese honor», recalcó Uskola, una vez
descendió del cofre.
Con todo, la 'Kaxarranka' no fue la única
costumbre con la que ayer cumplió el pueblo de Lekeitio. A primeras
horas de la mañana, las 'Dei eittekuak' o 'Llamadoras' se pasearon por
la parte vieja, mientras gritaban 'Gora, Jaungoikuen izenean'
('Despierta, en el nombre del Señor'). De esa manera, las mujeres
simulaban la manera en la que antiguamente se despertaba a los
marineros para salir a faenar si el tiempo era bueno.
Tras la
misa mayor, la procesión, encabezada por el alcalde, José Mari Cazalis,
el Diputado General, José Luis Bilbao, y miembros del Gobierno vasco,
trasladó la figura de San Pedro hasta la altura de la ermita, donde
tiene lugar la 'Kilin-kala' o 'Guiño del santo al agua'.
Los
portadores de la imagen realizaron dos guiños a la figura inclinándola
hacia un lado, como si estuviera a punto de caerse, ante las
exclamaciones de asombro del público. De esta manera, solicitaron la
protección del santo para una buena costera del bonito. «Existen varias
teorías sobre su origen, pero parece ser que este rito siempre ha
estado vinculado a la pesca. De hecho, los más viejos del lugar
sostienen que un año en el que la figura cayó al agua apenas hubo
capturas», indicaron historiadores locales.
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