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Errenteria inaugura el museo que hilvana la historia del traje
Jantziaren Zentroa recibió ayer a sus primeros visitantes ansiosos por contemplar modelos originales que van de 1770 a 1920
El proyecto en el que Iraultza Dantza Taldea lleva tres lustros trabajando veía por fin la luz gracias a la colaboración del Ayuntamiento de la villa papelera. El resultado de su alianza es un museo que hila, a través de sus tres plantas, una exposición de vestuario original que abarca desde 1770 hasta 1920. Los primeros visitantes no se hacían esperar y con ellos, los comentarios de aprobación
«Llevaba tiempo esperando que se abriera y no ha decepcionado», señalaba un errenteriarra. «Ha quedado sensacional. Apetece ver más», confesaba una mujer tras visitar la muestra. «Dentro de seis meses la cambiaremos para que éste sea un museo vivo», explicaba Ramón García Zabalegi, integrante de Iraultza, quien ejercía de guía para quienes no quisieron perderse la inauguración de Jantziaren Zentroa. De su mano, los más afortunados realizaban un recorrido que arrancaba en la entrada de este edificio del siglo XVII, donde pueden contemplarse cinco modelos divididos verticalmente. En su parte derecha se muestra el exterior; en la izquierda, capa a capa, desde lencería a armazones, faldas y sobrefaldas. Todo al descubierto para las miradas de los más curiosos y las manos ávidas de saber de los invidentes.
La denominada «indumentaria popular» protagoniza la sala situada en el primer piso, por el que se reparte más de una docena de trajes de baserritarra y otros similares procedentes de toda Euskal Herria. «Hemos querido completar lo expuesto con una vitrina en la que se guardan objetos de fábricas locales de la que fue la Manchester del País Vasco, como lino, galletas, perfumes...», indicaba Ramón García, entrando en la habitación que custodian Xanti y Maialan, los gigantes que, con casi un siglo de historia, han sido restaurados para lucir como en las fiestas patronales de antaño.
Plumas de avestruz
Bajo el título 'Evolución de la indumentaria', otros 16 trajes originales se muestran en la planta superior. A las prendas adquiridas en Londres, Estados Unidos y Francia, entre otros lugares, se suman complementos de misma época tan diversos como sombrillas plegables, abanicos hechos a base de plumas de avestruz con espejo retrovisor y hasta un rizador de bigote. En la antesala, un armario de madera del siglo XVIII guarda reproducciones de un vestuario que el visitante se puede probar para verse en el espejo y tomarse tantas fotos como desee. La invitación seduce tanto al público como observar los maniquíes vestidos con modelos de aquellos felices años veinte que más recientemente han sido reeditados. «Todo vuelve. Zara sacó una colección con vestidos muy parecidos hace poco», apuntaba García Zabalegi.
La lección de historia se completa a través de zapatos, bolsos de malla metálica y botones de pedrería. Otros muchos podrán conocerla los sábados, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00, y los domingos y festivos de 12.00 a 14.00, accediendo a Jantziaren Zentroa por sólo 3 euros.
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