Una parte de leyenda y otra de historia. Esa fusión es la que resume a los errebonbillos de Elorrio, un alarde de “armas de fuego” único en el Territorio Histórico de Bizkaia. “En la época de los fueros no había una armada fija por lo que la armada eran los ciudadanos. Así, los errebonbillos podrían ser el recuento de armas que se hacía cuando pasaba el alguacil por cada puerta y preguntaba cuántas armas había en la casa: una pistola, una escopeta y dos puñales, por ejemplo”, cuenta Xabier Malatsetxebarria, capitán de los errenbonbillos.
Sin embargo, la desaparición del fuero dio paso a una versión más “ro - mantizada”. “Comenzó una leyenda que hacía referencia a dos hermanos de un caserío de Elorrio que fueron a la batalla de Lepanto y volvieron vivos. Ahí la muestra de armas inicial se convirtió en una danza de soldados, que comenzaron a salir el primer domingo de octubre, coincidiendo con el día del Rosario”, detalla Malatsetxebarria. Y en esa cita se recorren puntos importantes de la villa “como el palacio o la iglesia” ya que recorren “las cruces de salida” de Elorrio.
Vestidos con un “frac negro, chorrera, un gorro similar al Napoleón, camisa blanca y dos pañuelos”, el grupo comienza su recorrido a las cinco de la mañana. “Ahí lanzamos los primeros tiros, hacia el ayuntamiento y hacia la plaza”, relata el capitán que junto con los músicos lleva “pantalones negros para distinguirse del resto” de la armada. Los quince soldados se suman al capitán, los dos txistularis y el atabalero para comenzar una jornada que les lleva de “kalejira” en formación “marcha” por las calles de Elorrio.
Tras esos primeros disparos, reponen fuerzas antes de acercarse al domicilio de la alcaldesa “a disparar unos tiros y nos invita a tomar algo” antes de retirarse hasta la tarde. A las cinco retoman a las calles de la villa para continuar con un día que ha ido evolucionando con el paso de los años. “Antes se hacía una pequeña procesión con la Virgen del Rosario.
Ahora sale de la iglesia, le hacemos un saludo y regresa al interior”, expone Malatsetxebarria. Poco después llega uno de los momentos más especiales ya que andando “por la calle Berriotxoa llegamos a la plaza donde nos esperan los vecinos” ya que “16” de ellos les esperarán para acompañarles en el baile. “Bailamos el bana banakoa, un desafío y después sale gente del pueblo”, comenta el capitán que es el encargado del aurresku en la soka dantza mientras otra persona es el atzezku. “Y en la danza cada errebonbillo va cogiendo a una persona para baila”, destaca Malatsetxebarria quien subraya que el “fandango y el arin arin” son fijos en la plaza.
En aquellas primeras revisiones de armas, la única participación era masculina. Hoy en día también ha cambiado. “Las mujeres entraron a bailar y ya se quedaron. Ahora son siempre las mismas chicas las que bailan”, reconoce el capitán ensayando la próxima cita que será el 6 de octubre.