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Entre iguales en Unanu
Mamuxarroak y muttuak, con la incorporación de tres mujeres, renovaron un ritual ancestral para despertar la naturaleza
La incorporación de la mujer se dio hace dos años, cuando Aintzane Marin y Ainhoa Hernán salieron el martes de carnaval, el día grande, para ser durante unas horas estos fieros personajes que con susurritzak, largas varas de avellano, golpean los pies de vecinos y foráneos, un ritual relacionado con la purificación y la fertilidad, matar lo viejo para dar vida a lo nuevo. Así, ayer se sucedieron las carreras por las calles de Unanu entre saltos y gritos, sobre todo entre los txikis, que no se resistían a ese juego con ingredientes de terror. Además, las casas no eran refugio seguro.
Mamuxarroak y muttuak cubrían sus rostros con kattolak, máscaras de chapa centenarias que hacen único este carnaval. Los primeros van vestidos de blanco, fajas en la cintura sobre las que se ciñe un cinturón con cascabeles o panpaxilak, como se dice en Unanu. Muttuak, que visten de mujeres, no los llevan, de ahí su nombre. El atuendo se completa en ambos casos con un sombrero con cintas de colores.
Ayer trece jóvenes renovaron este ritual ancestral para despertar a la naturaleza tras un largo y duro invierno. Suponía un número importante teniendo en cuenta que Unanu no llega al centenar de vecinos. Pero es que cuando llega el carnaval se unen a esta fiesta jóvenes y no tan jóvenes vinculados a este concejo de Ergoiena, sobre todo por lazos familiares. A pesar de la lluvia, las carreras y los saltos se prolongaron durante la tarde, hasta el anochecer, cuando se pudieron recuperar fuerzas en un auzate en el que no faltó queso, txistorra y vino. Pero todavía faltan unos días para la Cuaresma y mañana celebrarán el Mamuxarro handien eguna, en la que algunos repetirán y saldrán otros mayores.
Foto de familia de los trece mamuxarroak y muttuak antes de comenzar. (NEREA MAZKIARAN)
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