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Eneko Alcaraz cierra el ciclo Dantza Hirian en Baiona con la obra 'Gosari Goxoa'
Seis componentes conforman la delegación en la que toma parte Eneko
Alcaraz. El pasado sábado representó en Irun junto con la plataforma
austriaca Cafe Mut la obra. Hoy se despiden del ciclo con una doble
actuación en Baiona (a las 11.30 junto al río y a las 17.30 en la Place
5 canton) de una de sus últimas creaciones Gosari Goxoa, cuya trama
discurre en torno a un despertar matutino tranquilo, sin prisas ni
agobios, se pretende reflejar el placer que produce repasar tendido en
la cama los sueños que se han tenido.
Después volverá a la tierra en la que se posó a los 18 años y que
le ha visto forjarse como bailarín. Ha descartado la oferta de volver a
Italia para representar el musical el Jorobado de Notredam por una obra
teatral de luces y sombras para así «poder estar cerca de mis hijos
gemelos y de mi actual pareja Iris Heitziger», con la que comparte la
afición por el baile, al ser una de las creadoras de la citada
plataforma Cafe Mut.
Pasión por la danza
Eneko no se distinguió por ser un estudiante brillante. Su aversión
por los libros durante la niñez contrastó diametralmente con su pasión
por la danza, un mundo al que recaló cuando tenía diez años de la mano
de Mentxu Medel, que también fue profesora de Iker Murillo y Lucía
Lacarra. «Mentxu fue la que descubrió que tenía condiciones y me abrió
al mundo de la danza al llevarme a cursillos a Sitges, Madrid,
Montpellier, Barcelona y Madrid».
A los quince años obtuvo su primera remuneración económica al
formar parte de la compañía Step de la que formaba parte Carlos Nguema.
Pero su salto definitivo por se produjo a través de su ingreso en el
Instituto de Teatro de Barcelona. Desde que consiguió la licenciatura
no le ha faltado trabajo.
Considera que todavía le quedan unos cinco años de bailar y su
futuro lo ve ligado a este mundo a través de la creación de
coreografías.
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