el Instituto Navarro de Administración Pública (INAP) se ha llenado de gente a las 13.00 horas para presenciar el evento Todos venimos de muy lejos, un acto que, dentro de la jornada Encuentros de Pamplona, combinaba música del antiguo Oriente y la danza sufí. El músico turco Rifat Varol y el experto en sufismo Halil Bárcena han sido los protagonistas de un diálogo que acercó al público a la espiritualidad de esta tradición.
Durante la charla, Bárcena ha preguntado a Varol cómo conoció el ney, un antiguo instrumento de caña muy ligado al sufismo. Varol ha recordado que a los 10 años, acompañado por su abuelo, vio por primera vez el ney, pero no fue hasta sus años en la universidad que decidió aprender a tocarlo. “Es un instrumento muy simple, hecho de una caña”, explicó, “pero con un sonido que conmueve profundamente”. Añadió que, además de tocarlo, también lo fabrica, lo que requiere un conocimiento detallado del material.
El diálogo también ha girado en torno al sonido del ney, descrito por Varol como “un lamento de separación”. Según él, este instrumento es capaz de transmitir una profunda melancolía y una sensación de anhelo. A continuación, el momento más esperado: la ceremonia del sema, en la que tres derviches gíróvagos, acompañados por la música de Varol y otros músicos, realizaron la tradicional danza sufí.
La danza
El ambiente en el patio se ha transformado cuando uno de los derviches apareció portando incienso, llenando el espacio con un aroma que acentuó la atmósfera espiritual. Entre el silencio absoluto del público, comenzó la música.
Los derviches han comenzado con movimientos pausados, portando una túnica negra, que luego se han quitado para iniciar las vueltas vestidos de blanco, en su parte más característica. Bárcena había explicado brevemente que las vueltas de la danza siempre se realizan de derecha a izquierda, “hacia el corazón y contra las agujas del reloj”, lo que simboliza un regreso a los orígenes, una conexión con lo divino.
El público, en absoluto silencio, ha observado fascinado una cultura completamente diferente, en la que muchos se adentraban por primera vez. La combinación del sonido del ney y los movimientos hipnóticos de los derviches ha mantenido la atención de los presentes durante la hora que duró el espectáculo.
Al final, Halil Bárcena se unió a los artistas en una muestra de agradecimiento, y el acto concluyó con aplausos de una audiencia que se despidió entre comentarios de admiración.