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"En 'Wonderland' he roto moldes y he convertido a los bailarines en intérpretes"

Egilea
A. Santana
Komunikabidea
Deia
Tokia
Bilbao
Mota
Elkarrizketa
Data
2011/09/29
Lotura
Deia

El último trabajo de Víctor Ullate (Zaragoza, 1947), Wonderland, emplea la danza y la música de Mendelssohn como hilos conductores para llevar al espectador a un particular mundo en el que los límites de la locura y de la lucidez se dan la mano. Ullate dedica esta creación a su hermana mayor, Marisol, quien sufrió una meningitis y desde entonces su cerebro permanece "como el de un bebé de año y medio", explica. La obra busca concienciar al público sobre las personas con patologías psíquicas. "Son personas muy especiales, que cuentan con momentos de lucidez en los que se pueden dar cuenta de la falta de cariño de sus seres queridos", asegura.

Regresa a Bilbao para presentar su última coreografía, 'Wonderland', en el Palacio Euskalduna. ¿Cuáles son sus expectativas de cara a la actuación de mañana?

Estoy encantado de volver a la capital vizcaina y actuar ante su público, que es fantástico, que me quiere y al que quiero. Además, aquí estrené mi compañía de ballet. Fue en el Teatro Arriaga, en abril de 1988, con una coreografía que titulé Amanecer, basada en la música de Mendelssohn.

De modo que guarda una relación muy especial con la villa.

Por supuesto, y si por mí fuera, visitaría mucho más a menudo Bilbao...

¿Pero la agenda lo impide?

No, no es una cuestión de agenda, porque para Bilbao yo siempre guardo un huequecito en mi corazón. Me refiero a que, quizá por causa de la crisis, en estos momentos no hay tantas posibilidades de firmar contratos que posibiliten ofrecer más actuaciones en los teatros.

Volviendo a su última obra, ¿qué busca transmitir con 'Wonderland'?

Mi intención es que esta obra llegue a todo el que acuda a verla. Al mismo tiempo, deseo hacer un llamamiento a todas las personas que tengan un amigo, compañero o familiar que padece alguna patología de carácter psíquico, para que no se olviden de ellos y les visiten si están ingresados en algún centro médico. Se trata de personas muy especiales, que viven en ese maravilloso mundo al que denomino Wonderland.

¿A qué se refiere?

Estas personas tienen sus momentos de locura, pero también de lucidez. Y en ese periodo de cordura, pueden ser conscientes de la ausencia de sus seres queridos, de esa falta de cariño. Ese es el mensaje que quiero trasladar al público: recordarle que esas personas están ahí, y que necesitan su apoyo. En ocasiones, un simple gesto de cariño o una visita pueden servir de mucho, e incluso puede procurarles una mejora en su enfermedad.

Esta es una obra en la que se ha implicado mucho emocionalmente.

Así es, es una coreografía elaborada con muchísimo amor hacia mi hermana, Marisol, así como hacia todas las personas que padecen patologías psíquicas.

¿Qué le ocurrió a su hermana?

Es mayor que yo, tiene cerca de 70 años. Siendo ella muy chiquitica, sufrió una meningitis, y a consecuencia de esta enfermedad su mentalidad permanece como la de un bebé de año y medio. Apenas puede expresarse, aunque sabe que el nene"-por mí-, baila. Siempre he tenido esa penita, y la idea de crear esta coreografía la llevo dentro desde hace mucho tiempo. Wonderland es mi regalo para ella.

Si adentrarse en el mundo de la mente es complejo de por sí, llevarlo a las tablas no debe de ser tarea fácil. ¿Cómo ha sido el proceso creativo?

Lo cierto es que ha sido fantástico, y es el cariño que tengo hacia mi hermana lo que me ha impulsado a llevar a cabo esta empresa. Cada noche, me encerraba en mi cuarto y, a media luz, me ponía a escuchar la música de Philip Glass, que es maravillosa. Los temas incluidos en la coreografía los elegí en función de las emociones me transmitían, de cómo me llegaban al alma...

¿Y cómo ha inculcado esas emociones en los bailarines?

Desde el momento en que les comenté la idea, se han involucrado de tal modo que cada día me han aportado algo nuevo, hemos disfrutado con cada ensayo. Y es que no son bailarines: son intérpretes que bailan. Esto no es algo común en el mundo de la danza, menos aún cuando el trasfondo de la coreografía versa de algo tan complejo como la psiquiatría.

A menudo se alude a la danza como transmisor de los sentimientos, ¿pero cómo transmitir al público lo que acontece en la mente?

La clave reside en plasmar lo que uno vive. Creo que son las sensaciones que uno experimenta con intensidad las que realmente se plasman a la hora de ejecutar una coreografía. Se trata de transmitir, de entregar, de investigar. A este respecto, pienso que he roto moldes con esta obra, en el sentido de que no he reparado en absoluto en si el bailarín estaba guapo o feo en escena, sino que estaba mucho más concentrado en que éste expresara con sus pasos exactamente lo que yo quería. La gente está asombrada porque se ha encontrado a bailarines que hasta el momento no habían expresado ese tipo de sentimientos en el escenario. Con esta coreografía se han consolidado como intérpretes, algo que les servirá de gran ayuda.

¿En qué sentido?

En el de evitar convertirse en un bailarín gimnástico, mecánico. Expresar un sentimiento con un paso de baile es maravilloso. Cuando esto ocurre, todo adquiere sentido en la danza.

La bailarina principal en la coreografía 'Wonderland', Leyre Castresana, confesó recientemente a DEIA que este es el papel "más interesante e intenso" de su vida. ¿Por qué la eligió a ella?

Porque es una gran actriz, además de una bailarina fabulosa. Leyre es una mujer con una sensibilidad impresionante, con capacidad de transmitir y de transformarse en niña... y en vampiresa. Es espectacular en todo lo que se propone, y cada vez se involucra más. Tras visitar a mi hermana en Zaragoza, lloró durante tres días en los ensayos... No es fácil encontrar a personas como ella, por eso desde que se incorporó a la compañía he intentado sacarle todo el partido. Porque es una gran artista.

En cuanto a la acogida de la obra, ¿está satisfecho con la respuesta del público?

Desde el estreno de Wonderland, el pasado año en el teatro Calderón de Valladolid, todo han sido gratas sorpresas. Al término del estreno, todo el público se puso en pie para aplaudir, estaba verdaderamente entregado, fue muy emocionante. De hecho, la coreografía ha sido galardonada este año con el premio MAX al mejor espectáculo de danza. Asimismo, hemos cosechado un gran éxito en nuestras actuaciones en Jordania, Egipto y Colombia, entre otros países.

Otra de las apreciaciones que realizó Leyre aludía al "auténtico vacío que existe en todo el Estado en el mundo de la danza". ¿Comparte esta opinión?

La situación actual de los bailarines es muy difícil. Así como en otros países existen diversas compañías de danza y opciones de trabajo, en España hay pocas oportunidades. Por eso muchos bailarines se van fuera, porque nadie es profeta en su tierra. España no valora a sus artistas. Solo cuando se van fuera y son reconocidos en otros países, entonces se acuerdan de sus bailarines, músicos y científicos. Así es como grandes bailarines como Eduardo Lao o Ana Noya, entre otros muchos, no han recibido el reconocimiento que merecen, porque no se han ido fuera.

¿Por eso creó la Fundación Víctor Ullate?

El cometido de la Fundación es ayudar a los niños que quieren dedicarse a la danza y no disponen de medios suficientes. Se les ofrece una oportunidad de labrar una carrera y se les transmite la ilusión que precisa un alumno para llegar a ser alguien en el mundo de la danza. Estamos creando una magnífica cantera. Prueba de ello es que dos bailarines de la compañía fueron alumnos de la Fundación.

La función que acogerá mañana el Palacio Euskalduna ha sido galardonada este año con el premio MAX al mejor espectáculo de danza.

La función que acogerá mañana el Palacio Euskalduna ha sido galardonada este año con el premio MAX al mejor espectáculo de danza. (EFE)

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