Después de dos años de parón Aburto ha vuelto a coger la mano de Ramón, su profesor de baile y, ante una multitud de ciudadanos, ha deleitado a los asistentes con un aurresku bien sincronizado y repleto de sentimientos que inevitablemente han aflorado en él. Para Aburto, este momento para el que se prepara concienzudamente meses antes es “muy especial” y aunque ha reconocido que “no lo hago bien” ha asegurado ponerle mucho empeño. Los asistentes han agradecido el esfuerzo y ha recibido un merecido aplauso que el alcalde ha recogido con ilusión. “Para mí es un momento que me cuesta explicar. Es un sentimiento en el que se mezclan muchos nervios y también una gran responsabilidad porque se lo dedico a los bilbainos y bilbainas, bailo a mi pueblo en sentido de respeto. Además, este año me he acordado de quienes se nos han ido por la pandemia”.
El Día de la Virgen, el aurresku de honor del alcalde se convierte en un evento que reúne en la parte trasera del templo a cientos de personas que aguardan expectantes durante horas. La bilbaina Josefina Arraiz, de 82 años, llevaba esperando desde las once y media para no perderse ningún paso del alcalde y poder sentarse en las primeras filas. “No me lo pierdo todos los años. La verdad es que el señor alcalde ha mejorado muchísimo, da gusto verle”, apunta la mujer.
Pero junto al aurresku del alcalde, el grupo de dantza Beti Jai Alai de Basurto ha vuelto a dejar el pabellón muy alto con una exhibición magistral de una Soka Dantza con varias partes que el grupo recuperó hace años y que se bailaba en Begoña todos los 15 de agosto.
Sin embargo, la tradición se había perdido hasta que Iñaki Irigoien y Jon Pertika a partir de un cuadro de un aurresku en Begoña, de Jenaro Pérez de Villamil, fechado en 1842, volvieron a recuperar los bailes que todos los años amenizan la fiesta en Begoña. Un espectáculo, una joya cultural que pone el broche de oro a una intensa mañana alrededor de la Amatxu de Begoña.