Como cada sábado de Carnaval, los irredentos insectos exhibidos por los componentes de Meatzaldeko Harrigorria dantza taldea salieron en ruidosa cuestación por las calles de Gallarta reclamando en las heredades de las diferentes barriadas el pago de viandas a sus moradores para no molestarles cuando llegue el tiempo de la cosecha primaveral y veraniega. La cuestación empezó a las 10.30 de la mañana desde la plaza Bizkaia pasando por todo El Cerro hasta llegar a la corta de la mina Bodovalle por la Avenida El Minero y desde allí hacia el barrio de Kotarro y Santa Juliana para acabar en el ayuntamiento.

En la cuestación, el mozorro lleva como indumentaria un gorro con trapos y lazos, máscaras de tela y traje rodeado de harapos de todo tipo dando un aspecto muy atípico y terrorífico el cual refleja y escenifica a una plaga. “Una plaga insectívora y larvaria, que a lo largo de la historia tanto daño ha hecho a la agricultura y al ser humano, de ahí ese contraste que hacemos a la palabra en euskera de mozorro (disfraz) y zomorro (insecto)”, explicaba Jesús Mediavilla, miembro del grupo Harrigorria Dantza Taldea que este año celebraba su 25 Carnaval ininterrumpido ya que ni la pandemia evitó que el Carnaval rural y minero de Abanto Zierbena animara a sus vecinos ante la llegada de la Cuaresma. La cuestación pasó casa por casa con gran ruido y alboroto representando el zumbido del insecto y demandando viandas para los voraces bichitos. Queso, chorizo, sidra, pan, fruta,... y hasta alguna delicatessen, acabaron en el zurrón de los mozorroak.

Fátima con su pequeña hija en brazos inmortaliza el baile que le dedicaron los mozorroak.

Fátima con su pequeña hija en brazos inmortaliza el baile que le dedicaron los mozorroak.

Ayer la kalejira cuestacional tuvo sin embargo un guiño humano y solidario con los habitantes de Martín Etxea, un conjunto de dos edificaciones en las que desde hace años encuentran acogida diferentes personas y familias que han debido salir de su países de origen como refugiados. En esta ocasión el baile de los insectos carnavaleros no era petitorio sino la expresión de solidaridad del pueblo de Abanto Zierbena con estas personas a las que se brinda un acompañamiento comunitario y social, en aspectos productivos, administrativos generales para ir sentando las bases de una plena autonomía. De hecho el pasado 11 de febrero más de 30 personas participaron en un auzolan para reconstruir un gallinero que fue derribado por el viento dejando sin cobijo a 24 gallinas ponedoras que colaboran en el sostenimiento alimentario de los residentes de Martín Etxea.