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El Zanpantzar anuncia que es tiempo de carnaval

Ituren y zubieta celebran este lunes y martes la fiesta más genuina del ihauteri rural vasco

Egilea
Satur Leoz
Komunikabidea
Deia
Mota
Albistea
Data
2006/01/31

Etnólogos y antropólogos no terminan de ponerse de acuerdo sobre el origen y sentido final de estos personajes tocados de sarcásticos hisopos y txuntxurros. En lo que sí parece que hay consenso es en su afán por despertar a la madre naturaleza, tras el letargo invernal. Para ello recurren a elementos simbólicos como: plumas de gallo (que se colocan en la parte alta de sus floridos sombreros cónicos), crines de caballo con las que azuzan una y otra vez el suelo por el que transitan, y sobre todo al ruido ensordecedor de sus cencerros que no deja de retumbar por las estribaciones del monte Mendaur durante cerca de 48 horas.



Los porteadores de los enormes cencerros (hombres y desde hace cinco años también algunas mujeres) se ven obligados a proteger sus riñoneras con narrus (pieles de oveja). Lo cierto es que el proceso de colocación de las kalaxkak responde a todo un ritual que deja atónitos a quienes se acercan por primera vez a esta fiesta ancestral.



El Zanpantzar de Ituren y Zubieta sigue siendo un espectáculo único y sorprendente, visto en su medio natural, con momentos estelares como el que los ioaldunak protagonizan en el barrio intermedio de Aurtitz solicitando por las casas las puxkak (viandas para el almuerzo o la cena ) y los piperropiles. El lunes 30 serán los de Zubieta los que se acercarán hasta Ituren y el día siguiente éstos últimos devolverán visita, en lo que se considera también un ejemplo de fiesta de buena vecindad.



Hace años el desaparecido etnólogo y euskaltzale Jose Mari Satrustegi incidió en el papel mágico de los cencerros como ahuyentadores de plagas en Euskal Herria, mientras que otro estudioso de nuestro folklore, Florencio Idoate, vinculaba el ruidoso tránsito de los ioaldunak con las epidemias de brujomanía que afectaron a gran parte del norte de Nafarroa, a principios del siglo XVII.



La tradición del zanpantzar está profundamente arraigada y la indumentaria y elementos de referencia pasan de una generación a otra. Muestra evidente de todo ello es por ejemplo la familia Loiarte, de Zubieta, donde desde hace años vienen compartiendo kalejira festiva: el abuelo, el padre y el nieto de la casa. «En esto no hay edades. Aquí uno empieza y se retira cuando le parece. Lo cierto es que mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo y me consta que también el tatarabuelo fueron ioaldunak. Y eso es muy bonito. Un auténtico orgullo», comentaba recientemente a nuestro periódico José Antonio Loiarte.



Añadía que para ellos el carnaval «es sagrado», sobre todo el martes en Zubieta, y matizaba que «aunque el zanpantzar es lo que se ha exportado, nosotros valoramos también sobremanera otros aspectos de la fiesta como el hecho de sacar a la plaza del pueblo herramientas de los viejos oficios, repartir estiércol y otras inmundicias».



28 de febrero, "día grande"



Tras el estruendo de los ioaldunak y «el triunfo virtual de Don Carnal sobre Doña Cuaresma», los preparativos de los ihauteriak rurales se multiplicarán por todo Euskal Herria.



Este año la jornada estelar será el 28 de febrero, Martes de Carnaval. Ese día los más variados personajes se lanzarán a las calles: el hartza causará pavor entre los visitantes de la localidad baztandarra de Arizkun; y decenas de zakuzaharrak tomarán las calles de Lesaka. Iñudek eta artzaiak (niñeras y pastores) cambiarán roles y lanzarán muñecos al aire en Bera y misteriosos personajes ocultos tras máscaras de hierro perseguirán con sus varas a quienes osen salir a las calles de Unanua.



Por méritos propios uno de los carnavales de mayor prestigio y tradición es el de Lantz. Esta pequeña localidad navarra (ubicada en las estribaciones de Belate) tiene como protagonista central al mítico Miel Otxin, un bandido de tamaño descomunal que según reza la tradición tenía atemorizados a los moradores de las faldas del monte Saioa.



Acompañado de un colorista cortejo integrado por txatxos (lanzadores de ceniza), zaldikos y ziripots (personajes embutidos en sacos de paja), Miel Otxin saldrá por primera vez este año de la posada de Lantz el domingo 26 de febrero, repetirá correrías el 27, pero el martes 28 sera finalmente capturado, juzgado y condenado a morir de dos escopetazos, para terminar ardiendo en la hoguera.



Para celebrar la captura del malvado gigantón, los vecinos de Lantz bailan una y otra vez por todo el pueblo el zortziko de Lantz, que ya se ha convertido en una de las danzas más populares de Euskal Herria.



XXV aniversario en Altsasu



También en Altsasu (Sakana) la tarde/noche del martes 28 de febrero va a ser muy especial, ya que los vecinos de la cabecera de Sakana van a celebrar por todo lo alto los 25 años de la recuperación de su Ihauteri rural. Este interesante carnaval que tiene como protagonistas a los momotxorros (personajes ocultos bajo narrus y cestos con cuernos) permaneció durante décadas en el olvido hasta que en 1981 pudo finalmente ser recuperado gracias a la investigación histórica realizada por José Mari Jimeno Jurío, y a los testimonios directos recogidos por varios alsasuarras entre los ancianos de la localidad.



De Mundaka a Zalduondo



El estruendo de las kalaxkak de Ituren y Zubieta llegará también hasta Iparralde. Los kaskarotes de Hasparne se pondrán en marcha y las maskaradas harán lo propio en diferentes puntos de Xuberoa.



Desde el domingo 26 hasta el martes 28 de febrero habrá mucho y bueno donde elegir. La comitiva de los inmaculados "aratustes" hará las delicias de quienes se acerquen a Mundaka y el travieso "Marquitos" llevará de cabeza a los vecinos de Zalduondo, en la Llanada alavesa. Sus fechorías acabarán el domingo de carnaval, juzgado y condenado a arder en la hoguera.



Otra expresión carnavalesca de indudable interés etnográfico es la que se vive en Goizueta en torno a la figura escurridiza de un carbonero burlón, de rostro andrajoso. A la cuestación de alimentos durante todo el día siguen las rondas de mozorrok y zomorrok, mientras una y otra vez se interpreta por el pueblo la "zagi dantza".

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