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El «vivero de bailarines» echa a andar

La Escuela de Música y Danza inaugura nuevas instalaciones en la plaza Nestor Basterretxea

Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Donostia
Mota
Kronika
Data
2016/06/28
Lotura
Diario Vasco

Aquellos que estuvieron en la terraza de la cafetería de Tabakalera ayer por la mañana vieron cómo de pronto las vistas despejadas a la plaza Nestor Basterretxea quedaban eclipsadas por una treintena de personas que, en pie, formaron un semicírculo dispuestos a observar 'algo'. Los rayos del sol no permitían leer con nitidez las letras de la cristalera de la puerta que se encuentra en frente del lateral de la antigua fábrica de tabacos, pero las nueve bailarinas con vestido blanco y faja azul invitaban a pensar que la tan esperada inauguración de la Escuela Municipal de Música y Danza estaba a punto de producirse.

Profesores, familiares y curiosos se dejaron deleitar por el 'Agurra' que interpretaron las pequeñas, después de que el alcalde, Eneko Goia, reconociera que la ciudad «tenía una cuenta pendiente con la danza». El retraso en la ejecución de la obra y el aumento del presupuesto inicial en un 50% -1.116.172 euros- al tener que adjudicar los trabajos en dos ocasiones, dilató un proceso que, dos años después, ha llegado a su fin. «Con estas instalaciones damos un nuevo empujón a la Escuela que además de ser un referente en la ciudad, es un vivero de artistas», expuso Goia, acompañado de miembros de la corporación municipal entre los que se encontraba la delegada de Cultura, Miren Azkarate.

Las limitaciones con las que contaban hasta ahora -instalaciones poco aptas para el desempeño de esta disciplina, además de clases repartidas entre la Casa de Cultura de Egia y la sede de la escuela en Atocha- dificultaban potenciar una especialidad, que ahora ansían reforzar y volcar toda su energía, al contar con todos los condicionantes a su favor.

Cuatro salas de baile

Una vez cortada la cinta -en sentido figurado-, comenzó la visita por los 1.038 metros cuadrados que completan las nuevas instalaciones, con un primer vistazo a los vestuarios (216 m2) y a la sala de calentamiento (75 m2). El tour continuó por las otras cuatro aulas, donde se impartirán clases de danza clásica, contemporánea y euskal dantza, con una superficie 100 m2 cada una. Pero lejos de ser una visita aséptica, por unas instalaciones nuevas pero impersonales, aún sin estrenar, algunos alumnos rompieron con el eco del vacío haciendo lo que mejor saben hacer: bailar.

La fuerza interpretativa de Unai, Ander y Alaitz llegó a cada recoveco al representar una coreografía de estilo contemporáneo elaborada por ellos mismos. En el segundo aula, esperaban Lucía, Paula, María y Ane para interpretar una coreografía de danza clásica. Un estilo similar continuó en la tercera clase de la mano de Alba, Ainhoa, Ihintza y Lidia, bailarinas que están a punto de graduarse. Por ultimo y para cerrar el circuito, otras seis jóvenes interpretaron 'El primer acto de Giselle' en la sala de Euskal Dantza. Solo aparecieron una veintena de los 350 bailarines inscritos que iniciarán el curso el 7 de septiembre. No obstante, la mirada de la dirección es más ambiciosa y confía en alcanzar los 500 matriculados en los próximos cursos.

La visita por las instalaciones estuvo amenizada por una coreografía en cada sala. / ARIZMENDI

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