El sábado unos 70 dantzaris protagonizaron una exhibición de nuestro folclore, como el baile de la era de Estella, la jota de Tudela o el trenzado doble de Cortes. Terentxo tocó el txistu en esta cita, junto a sus compañeros y compañeras de Ortzadar. También participó en la gala de danzas y canciones corales tradicionales, durante dos horas, celebrada por la tarde en el Teatro Mendoza.
Regreso a una tierra conocida
Terentxo, llamado así para diferenciarlo de su padre Terencio, viajó el pasado 25 de noviembre hasta Argentina con los miembros del grupo Ortzadar. “Vine por primera vez hace 30 años a los centros navarros que demandaban mantener nuestro folclore, como seña de identidad”, recuerda Terentxo, que estudió en el Conservatorio Pablo Sarasate, en Pamplona. “Con diez años aprendí a tocar el txistu, y con 14 ingresé en el Grupo de Danzas Oberena, en el que mi hermano mayor era txistulari”, relata.
Pero en 1994 formaron Ortzadar “para investigar y recuperar danzas”, manifiesta. En esa época, Terentxo, oriundo de Villamayor de Monjardín, colaboraba con los centros navarros en el país austral. “He mantenido amistades y querían que viniera este año, al igual que yo quería participar”, cuenta este aficionado a la música, danza, pelota y monte.
Hasta 2005, Arana colaboró en los primeros cuatro cursos que impartieron a estos centros en Argentina.
“Hace 30 años, los centros navarros en Argentina reclamaron conservar su folclore, nuestra seña de identidad”
El motivo del viaje
Ortzadar Euskal Folklore Elkartea ha realizado charlas y talleres, centrados en la diversidad de los carnavales tradicionales y rurales de Navarra, durante estas semanas en Argentina. Además, han llevado a cabo actividades específicas para niños y niñas, a petición de los propios centros, ya que entienden que las generaciones más jóvenes constituyen el futuro.
La presidenta María Chivite, acompañada por la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, y el consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital, Juan Cruz Cigudosa, participó en los actos programados para este sábado, que concluyeron en el teatro de Mendoza con la gala anteriormente citada.
Emoción
Los bailes, representados por los más de 60 dantzaris de los cuatro centros navarros, con el apoyo de miembros de Ortzadar, fueron: Arin Arin, Aurresku, Cintadantza, Dantza de Lapurdi, Dantza luze de Arantza, Espatadantza, Jota de Tafalla, Matelota, Neskatxena, Paloteado de Murchante, Porrusalda y Viva Navarra. Entre los dantzaris estaba Juan, hijo del presidente del Centro Navarro de Mendoza, Gonzalo R. Erice.
Por su parte, los coros de los centros de Mendoza y Bolívar interpretaron por separado varias canciones, como Caminito (tango); Chamamé de la Anunciación; No sé qué tiene Pamplona; Ojos azules; Pamplona, perla del norte; y Virgen de la Carrodilla (patrona de los viñedos). El coro anfitrión está compuesto por once mujeres y tres hombres; y el de Bolívar, por trece féminas y tres varones. Ambos grupos compartieron escenario para sorprender al público con “No te vayas de Navarra”, que recibió el aplauso efusivo del público, con lágrimas incluidas en algunos casos.
Reunión previa
Antes de la cita en el Teatro Mendoza, cuyo Ayuntamiento cedió de manera gratuita el local para este evento, la consejera Ana Ollo, junto al director general de Acción Exterior, Sergio Pérez, celebró una reunión de trabajo con representantes del centro de Mendoza, su presidente Gonzalo R. Erice y el vocal José Luis Marengo; del de Buenos Aires, el presidente Daniel Remondegui y la vocal María Pilar Aróstegui; del de Rosario, el presidente Fernando Latasa y la vicepresidenta María Eugenia Ibáñez; y del de de Bolívar, la presidenta Mariana Sardón y la vicepresidenta Gabriela Unzué. Entre los cuatro centros aglutinan a más de 1.200 personas, con antepasados en la Comunidad Foral.
En la mañana del sábado, el Gobierno foral homenajeó a navarros y navarras que migraron a Argentina, por el compromiso en difundir sus orígenes a las siguientes generaciones.
Los distinguidos, con un diploma, fueron el ya fallecido el año pasado Rubén Isidoro Unzué Irigoyen, del Centro Navarro de Bolívar, y cuya distinción recogió su hija Adriana; la tudelana Pilar Ruiz Jiménez, de 85 años, del Centro Navarro de Rosario, que no pudo acudir pero en su nombre asistió su sobrina María de los Ángeles Marín; Pilar Lerga, del Centro Navarro de Mendoza; y Celia Zubeldía de Moriones, de 97 años y del Centro Navarro de Buenos Aires, que no viajó hasta Mendoza y que le sustituyó el responsable de su centro, Daniel Remondegui.
El texto del diploma decía: “Reconocimiento a las navarras y navarros residentes en Argentina y sus descendientes, por su invalorable aporte al sostenimiento de las costumbres y los valores culturales de Navarra”.