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El triunfo del esclavo Corella
Crítica, Balet Ángel Corela y American Ballet Theatre
La conmemoración del 250 aniversario del nacimiento de Mozart y una
suite de la obra clásica El Corsario fueron los dos ejes temáticos de
la actuación que Ángel Corella y una selección de Bailarines
Principales y Solistas del American Ballet Theatre (ABT) en Kursaal.
Dividido en dos partes y con una duración de dos horas, el espectáculo
mostró la gran calidad técnica de los miembros de una de las compañías
más solventes en el ámbito de la danza mundial. El primer acto recordó
al genio de Salzburgo, mediante cuatro coreografías de corte
neoclásico. El propio Corella, Bailarín Principal del ABT desde hace
una década, rompió el hielo con un intenso solo de Christopher
Wheeldon, coreógrafo residente del New York City Ballet (NYCB) y valor
en alza en la actualidad. A continuación, un cuarteto de intérpretes
mostró la faceta más alegre y risueña de Mozart en Divertimento
concertante. Una indisposición fue la culpable de que el sólido
bailarín Herman Cornejo no demostrara su buen hacer en Amaduo,
coreografía de Margarita Fernández, que estuvo interpretada por una
entregada Carmen Corella y un correcto Alexandre Hammoudi. Para
finalizar la primera parte, Clear mostró la química entre Corella y su
partenaire Xiomara Reyes. Eso sí, esta vez fue con música de Bach.
El
segundo acto fue monopolizado por la suite de El Corsario, adaptación
personal realizada por el bailarín madrileño sobre la versión de Petipa
(1868). Basado en un poema de Lord Byron, El Corsario narra la treta de
una joven griega por evitar un matrimonio impuesto con el Pasha. Ángel
Corella encarna al esclavo Ali, papel con el que regaló algunos de los
momentos más destacados de la velada, en los que emergieron sus
cualidades artísticas como el brío de su técnica y la potencia y
rapidez de sus giros y saltos. Xiomara Reyes, en el rol de la joven
Medora, estuvo sensacional en su intervención. La clave de esta clase
de galas consiste en potenciar el virtuosismo y la calidad técnica de
los participantes. Así, a sus 31 años, Corella, en plena forma,
resplandece tanto en una pieza neoclásica como en un clásico. Posee una
luminosidad especial sobre un escenario, capaz de contagiar entusiasmo
al público, mientras la rapidez de su técnica hace el resto. Y, si a
ello, se une el impecable trabajo de sus compañeros del ABT, el
resultado no se puede contar más que por éxito, triunfo que,
previsiblemente, repetirán esta noche, a las 20,00 horas, en el
Auditorio del Kursaal.
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