El Baztandarren Biltzarra ha celebrado este domingo su 61º edición congregando a miles de personas en las calles de Elizondo a pesar de las incertidumbres meteorológicas. Los asistentes no quisieron perderse el divertido desfile matutino, seguido de una animada comida y fiesta. Aunque en un principio parecía que el desfile podría celebrarse sin lluvia, la mañana no aguantó y el público tuvo que buscar cobijo bajo porches o paraguas.
Una vez más, los valores de solidaridad, trabajo comunitario, identidad y euskera estuvieron en el centro del evento. A partir de las 10:00 de la mañana, se instalaron puestos de artesanía, atrayendo a un público cada vez mayor que buscaba asegurar una buena posición para disfrutar del desfile, que comenzó poco después de las 11:00 horas.
Como es tradición, los joaldunak de Ituren abrieron el desfile, seguidos por las abanderadas, que este año representaron a la escuela de Elizondo.
Maite Goñi, Nekane Mitxelena, Andrea Rodriguez, Itziar Bidegain, Lourdes Arraztoa, Zuriñe Zubillaga, Laura Carazo y Jaione Larre fueron las portadoras de las banderas. Así, desde la organización quisieron reconocer y agradecer la labor del profesorado, alumnado y familias del centro que lleva décadas educando en euskera y enseñando y transmitiendo la cultura vasca y baztandarra.
El desfile continuó con la participación de Baztango txistulariak, Baztan ikastolako dantzari ttikiak, Elizondoko eskolako dantzariak y Elizondoko gaiteroak, quienes deleitaron al público con sus actuaciones. Posteriormente, las 15 carrozas de los 15 pueblos de Baztan fueron pasando poco a poco ante el público congregado.
La primera carroza fue la de Amaiur, que recuperó la tradición de hacer queso y mostró todo el proceso artesanal. Seguidamente, Almandoz, representó las peripecias entre guardas y contrabandistas en la aduana de Belate. Aniz, por su parte, hizo la carroza basándose en el bertso “neska zahar bat tentatzen” de Txirrita.
Berroeta quiso recordar a 43 habitantes que entre 1840 y 1877 emigraron a América en busca de una mejor vida. Ziga representó todo el proceso de salar la piel, curtirla en barril, coser los zapatos, probarlos y venderlos. A continuación, Azpilkueta, mostró cómo se hacía la mondonga y qué se hacía tras la matanza del cerdo.
Por detrás, Erratzu se trasladó al año 2030, mostrando un futuro en el que el turismo masivo ha traído con sí la apertura de un casino en el pueblo. En Arizkun, los más poderosos debatían sobre el castigo que merecían los imputados de Aroztegia y en Oronoz, la familia de artesanos Argiñene se dedicaba a hacer cucharas.
Con la carroza de Arraioz, quisieron homenajear a los carpinteros, con el objetivo de que no se pierda esta profesión. En irurita, en cambio, representaron el proceso de hacer tejas. Después de que el año pasado no pudiesen participar en el desfile, esta vez se lucieron simbolizando lo que se convirtió en el oficio de muchas familias de Irurita en el siglo XVI. Por detrás, Gartzain dedicó un homenaje a los pastores baztandarras que emigraron a América y Lekaroz se centró en infernuko errota y su río.
Elbete hizo un salto al pasado mostrando el restaurante Berekoetxea, lugar en el que se celebraron la mayoría de las bodas de Baztan de los años 70 y, por último, Elizondo ofreció un homenaje al restaurante Galarza que este año ha cerrado sus puertas.
Además de las carrozas, el desfile estuvo animado por música y bailes. Por otro lado, y aunque el ambiente festivo, el humor y el incesable sirmiri fueron lo más destacado de la mañana, tampoco faltaron las reivindicaciones. En esta edición, muchos pueblos aprovecharon la ocasión para denunciar la situación de los imputados por la acampada de Aroztegia y para defender el derecho a decidir de los y las baztandarras.