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«El rito de Urdiain no tiene nada que ver con misas negras ni demonios»
Las catorce mujeres que toman parte este año en el rito de Urdiain llevan semanas ensayando en Merkatuzar. /
Iraultza Dantza Taldea repetirá mañana, víspera de San Juan, el rito de Urdiain, costumbre arraigada en Errenteria que se realiza desde hace más de dos décadas, cuyo canto se ha convertido en toda una tradición en la villa galletera. Así, a las 22.00 horas en la Herriko enparantza se realizará el solemne cántico con el que los antepasados de la zona daban la bienvenida al solsticio de verano.
Se trata de un rito medio pagano-religioso, en el que las mujeres, únicas protagonistas, visten dos faldas, atándose la segunda a la cabeza, dejando a la vista sólo el rostro y creando así una silueta extraña. Se dan las manos y crean un corro. Entonces empieza el cántico de 29 estrofas cuyo ritmo siguen con movimientos de manos. En la letra se mencionan la noche de San Juan, la naturaleza, la religión y la cosecha.
El rito fue recuperado en 1995 por Iraultza Dantza Taldea, y más concretamente por uno de sus miembros, Ramón García. «Contacté con Don Jose María Satrustegi, que en ese momento era párroco de Urdiain y hasta allí me fui a ver qué me contaba», rememora García. «Era un erudito en la materia y allí me contó toda la historia y me enseñó un traje antiguo que se había recuperado allí del que pude sacar patrones y fotos». Hoy en día, Iraultza Dantza Taldea dispone de diversas copias de los originales. García recuerda también una historia que Satrústegi contaba -sobre el que él se refiere como Don Jose María debido a lo «sumamente erudito que era»- en la que se hablaba de que en Urdiain las mujeres se ponían una mazorca en la cabeza e incluso que había grupos que se colocaban un hueso de pata de cabra. «Pues Don José María decía que no, que lo que se colocaban era un estuche de madera donde guardaban las agujas de hacer calceta». Por fortuna, Iraultza hizo copia del estuche, gracias a lo que cada víspera de San Juan el grupo de errenteriarras lo lleva también puesto.
«Cuando comienza nos miramos unas a otras y se crea ese silencio... es un momento espectacular»
Asímismo, aunque mucha gente le llama 'el baile de Urdiain', García explica que no es así. «Se trata de una copla, una 'cantaita' de 29 versos que finaliza diciendo hasta ahora hierba y de ahora en adelante el grano (Orain arte behar hemendik aurrera gari)». A su vez, en contra de los comentarios de algunas personas acerca de su origen oscuro, García afirma que la historia «es más limpia que limpia. No tiene nadaque ver ni con demonios ni misas negras ni nada por el estilo», por lo que queda claro que los únicos objetivos de este rito a pocas horas del comienzo del solsticio de verano son asegurar una buena cosecha y que el tiempo sea favorable durante la estación.
En Urdiain también se cuenta que existían tres versiones, «una en la que a partir de las 12 de la noche iban todas las mujeres recorriendo todas las hogueras, otra versión es que iban recorriendo los campos de maíz, y la tercera cuenta que hacían el canto delante de la iglesia de San Juan. La que parece más certera parece ser la primera», apunta García.
El canto que se ve en Errenteria mantiene totalmente la esencia de la tradición de Urdiain. No se ha modificado ni la melodía, ni la vestimenta, ni la coreografía. Si bien es cierto que en los primeros años se reproducía este canto también frente a las hogueras de Gaztaño hoy en día sólo permanece la costumbre frente al Ayuntamiento. El rito, además de en Urdiain y Errenteria, también se suele reproducir en Tolosa e Irun.
Catorce protagonistas
Aunque cada año va variando el número de mujeres que toman parte, este año se contará con la presencia de catorce (al igual que el año pasado). Las protagonistas llevan un mes juntándose para ensayar y que todo salga perfecto en la señalada fecha. «Para nosotras es un momento súper especial y eso el pueblo lo nota. Cuando nos preparamos a la hora de salir a la plaza, nos miramos unas otras y se crea ese silencio... es un momento espectacular», explican algunas de ellas momentos antes de su último ensayo. Además de los propios nervios ante una actuación de estas características, las cantantes tienen que lidiar con el vestido, que según cuentan, les deja un reducido ángulo de visión y se genera una sensación en la que sólo se oyen a sí mismas.
La clave, según indican, es «cantar muy concentradas en un punto fijo». «Nos solemos fijar en el botón de la chaqueta ya que como nos fijemos en alguna otra cosa o alguna se ría, nos empezamos a reír todas y la liamos», apuntan. Lo que es seguro es que mañana al anochecer volverán a tomar la Herriko plaza en circulo y a dejar sin palabras a todos los asistentes con esta preciosa tradición.
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