Algunas danzas de la Ribera del Ebro se han venido ejecutando como parte de representaciones de carácter sacro-cómico-patriótico, que incluyen recitados de versos que normalmente repasan las actualidades locales. El paloteado de Monteagudo, al parecer enseñado en esa villa por un hombre de la cercana población de Vera de Moncayo, tuvo un inicio histórico en la representación de 1894, en el contexto de la llamada Gamazada (Jimeno Jurío, 1973).
En mayo de 1893 el ministro de hacienda del Gobierno español, Germán Gamazo, presentó un proyecto de ley de presupuestos que pretendía modificar el régimen fiscal de Navarra, rebajándolo hasta el nivel de las provincias españolas. Eso significaba un claro contrafuero y la pérdida de la exigua soberanía que subsistía en nuestro histórico Estado navarro. La población navarra reaccionó rápidamente contra dicha medida, generándose un masivo movimiento de protesta y defensa foral. El muruzabaldarra Esteban Pérez Tafalla Urtasun (1893) costeó un libro, llamado Protesta Foral de Navarra-Libro de honor de los navarros, que recogió la firma en defensa de Navarra de más de 120 000 personas, incluidas diputados, alcaldes y personalidades de la cultura, casi la mitad del total de los habitantes de Navarra por aquellos años. El 12 de febrero de 1894, hace ahora 130 años, la Diputación en pleno, con su vicepresidente Ramón Eseverri a la cabeza, acudió a Madrid para entrevistarse con Gamazo y manifestarle la rotunda negativa a su proposición, con el aval de una gran mayoría de la población navarra. Tanto en su salida de Iruñea como a lo largo del recorrido del ferrocarril hasta Castejón y lo mismo a la vuelta seis días después, el convoy fue aplaudido y vitoreado por las gentes, en muestra de su más absoluto e incondicional apoyo.
JOSÉ JARAUTA MARTÍNEZ
Fue en aquel contexto de protesta y reivindicación patriótica, cuando un agricultor ribero, José Jarauta, escribió el guion y los versos de un paloteado, que se representó el día 16 de agosto de 1894 en la población de Cascante. El grupo que lo llevó a cabo era de Monteagudo, incluido en el mismo el propio Jarauta como danzante. Entre las danzas y los versos de aquel acto se incluyó el canto -convertido ya en himno para los vascos- del Gernikako Arbola, zortziko escrito por el bardo José María Iparraguirre, asimismo cantado por el Orfeón Pamplonés al finalizar la histórica manifestación de Iruñea de junio del año precedente. Debemos al historiador artaxoarra José María Jimeno Jurío y gracias a una información del entonces director de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, Miguel Javier Urmeneta, el descubrimiento de la interesante historia de este paloteado y de la figura de José Jarauta. Su investigación se materializó en un artículo titulado “El paloteado de Monteagudo”, publicado en 1973 en la revista Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, de la Institución Príncipe de Viana.
José Jarauta Martínez, apodado Joselico, había nacido en 1855 en la población navarra de Tulebras. Se casó en 1885 en la cercana Barillas con Sebastiana Fuentes Jiménez, con la que tuvo siete hijos. Jimeno Jurío (1973) nos retrata al protagonista de este relato como un hombre de campo, con tan solo los estudios básicos de su infancia en la escuela del pueblo, pero que, sin embargo, era una persona culta, conocedora de la historia de su Navarra -un patriota navarro- y llena de inquietudes. Describe también su faceta como paleontólogo aficionado, poniendo a disposición del naturalista y jesuita Longinos Navás, en los años veinte del siglo pasado, fósiles de vertebrados del yacimiento del Mioceno de Las Yeseras de Monteagudo. «Hombre pasional, realista, socarrón a veces, observador de la realidad político social, poseía espíritu de juglar, de poeta popular». Encargado de escribir el guion del paloteado de 1894, no le apocó su falta de preparación literaria, expresándose con un “lenguaje sencillo, altanero, descarnado y eminentemente popular en su argot, giros y conceptos” (Jimeno Jurío 1973). José Jarauta dejó plasmadas las coplas del paloteado en un pequeño cuaderno manuscrito, conservado por su hijo Francisco Jarauta Fuentes y documentado por Jimeno Jurío cuando accedió al mismo.
ORTZADAR KANTARI TALDEA
El proyecto Ortzadar inició su andadura en Pamplona en 1974 bajo la denominación Ortzadar euskal dantzari eta kantari taldea, con el objetivo fundacional de investigar, recuperar y divulgar la danza y música tradicionales vascas. El grupo de danzas, hoy Ortzadar Euskal Folklore Elkartea, continúa con una intensa actividad tras medio siglo de ininterrumpida trayectoria, conmemorándose precisamente este año su 50º aniversario. El grupo de canción grabó dos elepés en 1976 y 1978 y cesó su actividad a comienzos de la década de los ochenta. En sus dos discos, hoy descatalogados, se recoge parte de su trabajo de investigación y divulgación en el campo de la música popular. A una con las celebraciones del mencionado aniversario, se trabaja actualmente en la reedición de aquellas grabaciones.
En 1975 este grupo de cantantes tuvo ocasión de conocer la publicación de Jimeno Jurío y conscientes, asimismo, de la transcendencia histórica de los versos escritos por Joselico Jarauta, decidió ponerles música e incluirlos en su repertorio. Para esta interpretación consideraron apropiada una melodía compuesta o recuperada por el músico corellano Blas de la Serna (1751?-1816), facilitada por el folclorista irunseme Juan Antonio Urbeltz, procedente del Archivo General de Navarra. La necesaria brevedad impuesta por su encaje en forma de canción, obligó a una fuerte selección del legado de Jarauta, de manera que de entre las más de cien estrofas de la segunda parte de la representación del paloteado, Ortzadar escogió tan solo ocho; lógicamente, las que consideró más representativas del espíritu general de la obra. La primera de ellas comienza con el verso “Antiguamente Navarra era un reino independiente”. La grabación integra con sus ocho estrofas puede escucharse en la web: ondaregia.com/coplas-del-paloteado-de-monteagudo-ortzadar.
ALGO MÁS QUE UNA ANÉCDOTA
El dieciocho de febrero de 1976 los miembros de Ortzadar cantamos por primera vez las coplas de Monteagudo en el teatro Gayarre de Pamplona, en el curso de un festival -así se llamaban a este tipo de sesiones musicales y/o de danzas en la época- organizado por el grupo Gaztedi de la Juventud de San Antonio de la capital navarra, compartiendo actuación y escenario con el grupo de danzas del mismo nombre. En aquellos años era obligación presentar previamente en la delegación del Gobierno español las letras de las canciones programadas para cada actuación, pues se requería autorización en cada caso para poder recitarlas. En este contexto, a pesar del riesgo, las letras del paloteado no fueron presentadas en la correspondiente solicitud y fueron interpretadas por el grupo. Antes de finalizar el canto un sorprendido y emocionado público que abarrotaba el teatro, puesto en pie, prorrumpió en una larga ovación, con exaltados vítores a Navarra y sus Fueros, momento que siempre recordaremos. Para nuestra desagradable sorpresa, a los pocos días, cada uno de los miembros del grupo, así como el presidente de la Juventud de San Antonio, solicitante del permiso correspondiente, recibimos una cita en el Gobierno Civil de Pamplona, en donde se nos comunicaba por escrito la imposición de una multa de cinco mil pesetas a cada uno, por cantar una canción no autorizada, en donde, además, se hacía una clara provocación a la subversión. Asimismo, y lo que era más grave, se nos abría un expediente en el Tribunal de Orden Público por arengas contra de la unidad de España.
Como se ha comentado, el texto estaba recogido en una publicación oficial de la Diputación Foral de Navarra, sin haber existido, que supiéramos, problemas por ello. Pocos meses después la discográfica donostiarra Artezi, editó nuestro primer disco, titulado Ekialdetik kantuz eta Doinuz, en donde incluimos la grabación de las coplas de Monteagudo, cantadas a capela con una pequeña introducción -la del Gernikako Arbola- tocada con dulzaina. En este caso, tampoco hubo problemas para la edición. Finalmente, pasados varios meses de tensa espera, tras presentar un completo recurso redactado por el recordado abogado pamplonés Pedro María Larunbe Biurrun, los miembros del grupo fuimos amnistiados de los cargos presentados.
Con este texto hemos querido recordar cómo se recuperaron las coplas del paloteado de Monteagudo y las circunstancias que concurrieron en torno al canto de las mismas, en la segunda mitad de los pasados años setenta por el grupo de canción tradicional Ortzadar. Hoy, una vez más, nos hacemos partícipes y eco de las palabras de José Jarauta en uno de sus versos en referencia al año de 1512: “La Navarra en aquel año mucho fue lo que perdió, pues perdió su independencia, prenda de inmenso valor”. Hemendik gure agurrik beroenak askatasun maitale orori.