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El negocio de los aurreskus

Una firma alavesa ofrece con éxito el servicio de estos dantzaris, demandados ya fuera de las bodas y de los actos institucionales

Me han llegado a contratar para bailar en la apertura de unas vallas publicitarias!, confiesa un dantzari con más de 1.800 actos institucionales en sus piernas
Egilea
Olatz Hernández
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Bilbao
Mota
Albistea
Data
2015/08/02
Lotura
El Correo

La melodía del aurresku es la más conocida del folklore vasco, dentro y fuera de Euskadi, e incluso es el soniquete de llamada en miles de móviles. Los pasos, sobre todo las patadas, impresionan sin duda a los visitantes, pero también a los autóctonos. Hace varios días un dantzari bailó un 'belauntxiko' –variante navarra del aurresku–, en la toma de posesión de Uxue Barkos como presidenta del Viejo Reyno. Era la primera vez que se bailaba esta danza vasca en el Parlamento de Navarra, última comunidad en sumarse al 'boom' de los aurreskus que, además de una tradición, también se han convertido en un negocio.

Internet ofrece una amplia oferta de dantzaris y txistularis para cualquier evento. Los servicios van desde el típico aurresku, hasta una txapela bordada y un pañuelo conmemorativo como recuerdo. Y los precios varían según el emplazamiento y el kilometraje al que se enfrenten dantzari y txistulari. Entre el aluvión de anuncios destaca Aurresq, la única empresa que 'manufactura' este servicio en Euskadi y que ofrece "aurreskus de calidad".

"Todos los integrantes del grupo son o han sido campeones de aurresku", apunta Iñaki Palacios, uno de los miembros fundadores de Aurresq. Este selecto grupo de dantzaris comenzó su andadura en 2007 sin saber con qué potencial clientela contaban. "En poco tiempo nos empezaron a llamar de fuera de Álava y contratamos a gente de Bilbao y Donostia". Hoy en día, la 'plantilla' está formada por seis parejas y reciben encargos desde muchos puntos de España en el caso de las bodas.

"El novio o la novia suele ser de Euskadi y quieren que le bailemos un aurresku como sorpresa –aclara el txistulari–. Lo más habitual es que nos pidan un aurresku con unos arcos, sujetados por los invitados, una txapela y un pañuelo como recuerdo". En Euskadi no cobran desplazamientos y eso es un aliciente para aquellos que les contratan. Los precios van de 180 a 500 euros "si quieren un grupo de chicas que sujete los arcos y haga otro baile, una txalaparta...", enumera Palacios.

El verano es sin duda la mejor época, cuando el 80% de los encargos son bodas, aunque la demanda tampoco se desploma el resto del año. "Los demás meses cubrimos actos oficiales y homenajes. Las instituciones siempre nos llaman a nosotros", apunta el txistulari. Los de Aurresq han bailado varias veces ante el Rey y también ante el ahora expresidente de Uruguay, José Mujica. Pero en su anecdotario guardan peticiones más rocambolescas. "Nos llamaron para hacer una boda en Texas. Como era inviable viajar hasta allí, decidimos grabar un vídeo bailando el aurresku en el lugar de Euskadi que la novia eligiera. En otra ocasión nos llamaron para inaugurar un buzón en la cima de un monte. Tuvimos que subir casi de noche para estar allí a tiempo", recuerda Palacios. 

"Puede que lo de los aurreskus se nos haya ido un poco de las manos. Creo que es un poco exagerado llevar un aurresku a cualquier acto", apunta Ramón Bañuelos, que ha sido el dantzari 'oficial' del Ayuntamiento de Bilbao durante 30 años. "Es un baile que se hace como homenaje a alguien o frente a las autoridades –justifica–. Me acuerdo que una vez me llamaron para bailar un aurresku en la inauguración de unas columnas publicitarias en Bilbao", comenta todavía sorprendido.

Esta es una de las cientos de anécdotas que atesora Ramón Bañuelos tras haber bailado en más de 1.800 actos oficiales. "Una vez, un periódico italiano confundió mi aurresku con una exhibición de artes marciales", anota. En otra ocasión, un empresario alemán le contrató para bailar en Dusseldorf. "Saqué a la esposa del empresario para bailarle el aurresku y la mujer también empezó a bailar intentando imitarme".

Los txistularis y dantzaris suelen tener otro empleo. Iñaki Palacios es txistulari del Parlamento vasco y profesor en una escuela de música. "Sí que podríamos vivir de ello, pero al ser los fines de semana se compagina fácilmente", aclara. Las nuevas tecnologías, poco a poco, van ganando terreno a las tradiciones. "Ahora hay tutoriales en internet que enseñan a bailar el aurresku. Nos llaman para hacer la primera y la segunda parte, que son las más difíciles, y luego algún amigo baila 'el agurra'".

Sus orígenes

La danza vasca por antonomasia tiene su origen en la soka-dantza que se bailaba hace más de medio siglo. El nombre 'aurresku' lo ha heredado del primer dantzari de la fila o mano delantera (aurre-esku). También había un dantzari, el último de la fila, llamado 'atzesku' o mano de atrás (atze-esku). El aurresku era el jefe y el atzesku el segundo al mando. La fila estaba formada por un grupo de entre 8 y 10 dantzaris que daban vueltas a la plaza del pueblo en sentido contrario a las agujas del reloj. «"a fila es una cuerda que simboliza la unión del pueblo", explica el veterano dantzari Kepa Artetxe.

Este galdakaotarra de 76 años es toda una leyenda en este mundo. "Los dantzaris después iban sacando a mujeres del público. Cuando iban a buscarlas el txistulari tocaba el 'andra soinu'. Esta música es la que ahora suena en el aurresku", detalla Artetxe. El catolicismo estaba muy arraigado y en algunos lugares las mujeres y los hombres bailaban agarrados de la txapela, y no de la mano. "Se solía sacar a las mujeres que se iban a casar aquel año", prosigue Kepa Artetxe. Todavía hoy, este veterano ensaya dos veces por semana en el grupo de Andra Mari que él ayudó a fundar en 1955. Cualquier excusa le vale para arrancarse a bailar y a cantar las canciones que tantas veces habrá interpretado.

Con los años, la soka-dantza se fue perdiendo poco a poco, pero hay grupos que se afanan por conservarla y la siguen bailando, el grupo Andra Mari es uno de ellos. El aurresku de honor, formado por un solo dantzari y un txistulari, surgió a finales del siglo XIX. "Se extrajeron ciertas partes de la soka-dantza", apunta Ramón Bañuelos. El aurresku actual está formado por cuatro partes: desafío o aurrez-aurre, zortziko, pasamanos y contrapás o agurra. "Si no hay mucho tiempo se baila solo el agurra", apunta.

El aurresku completo suele durar unos tres minutos. El dantzari se coloca frente a la persona homenajeada y nada más empezar a bailar, lanza la txapela al aire. "Una vez un fotógrafo me dijo que lo lanzara a las manos para una foto y desde entonces seguí haciéndolo por comodidad", cuenta Ramón Bañuelos. En la segunda parte del aurresku se recoge la txapela y se baila con ella en la mano. Al acabar el agurra, el dantzari entrega la txapela al homenajeado.

Los dantzaris deben estar en buena forma física para bailar el aurresku. En los tres minutos que dura la danza, el dantzari levanta la pierna 17 veces, además de los saltos y giros. El ya fallecido Bonifacio Fernández, txistulari del Ayuntamiento de Bilbao, le dijo una vez a Ramón Bañuelos que el dantzari ideal debe tener tres cualidades: agilidad, elegancia y fuerza. La mejor edad para el dantzari se fija entre los 20 y 25 años. "Los músicos, con la edad, van ganando en habilidad. Siendo dantzari, a los 50 no puedes bailar igual que cuando tenías 20 años", argumenta Bañuelos.

En Euskadi hay 250 grupos de danzas vascas y muchas de ellas siguen manteniendo los bailes tal y como se bailaban antaño. En Idaho (EEUU) hay un grupo llamado Oinkari y "lo hacen muy bien", afirma Bañuelos. El aurresku es ya una seña de identidad vasca y causa sensación en el extranjero, hasta Madonna interpretó una coreografía inspirada en el baile. El presidente de las Juntas de Álava y el diputado general, Xabier Agirre, lo bailaron. También los alcaldes bilbaínos Azkuna y Areso. Cuentan que Aburto ya lo está ensayando.

"Me propusieron llevar arnés, pero dije que no porque era más lioso"

El negocio de los aurreskus

Alberto Dueñas interpreta el aurresku en la plataforma de saltos. Foto: Ignacio Pérez

Bailar un aurresku puede llegar a convertirse en algo temerario. ¿Se sorprenden...? Que se lo pregunten a Alberto Dueñas. En la pasada edición de saltos extremos de Red Bull que se celebro en Bilbao, este dantzari de 45 años danzó sobre una plataforma suspendida a 27 metros de altura. La organización del evento se puso en contacto con el grupo de danzas vascas Salbatzaileak para dar con un aurreskulari sin miedo al vértigo. El elegido debía bailar sobre la plataforma de saltos, situada sobre el puente de La Salve y donde un error suponía un salto mortal a la ría. ¿Las dimensiones de la plataforma? 1,5 x 1,5 metros.

Ajustar el aurresku a un espacio tan reducido no fue fácil. Para Alberto Dueñas, que baila esta danza desde que tenía 20 años, supuso todo un reto. "Marqué en casa con cinta un cuadrado en el suelo con las medidas de la plataforma para ensayar". También practicó en el local del grupo Salbatzaileak, donde tuvieron que cambiar algún que otro paso. Días antes de la actuación, Alberto recibió una pulsera de acreditación con la que acceder al puente. Practicó sobre la plataforma varias veces y se fue familiarizando con el espacio... y la altura. Las vistas eran inmejorables: el Guggenheim a la izquierda, Deusto a la derecha y al fondo la torre de Iberdrola.

Llegó el día y Alberto se subió a la plataforma de saltos ante la mirada atónita de 20.000 personas. "¿Qué hace ese tío ahí, vestido de dantzari?", pensaría más de uno. El txistulari hizo sonar las primeras notas del aurresku y la multitud estalló en aplausos. "La ovación hizo que al principio no oyera el txistu. Giré la cabeza para decirle al txistulari que volviera a empezar, pero justo cuando iba a bailar, la gente calló y pude escuchar la música", recuerda.

Los asistentes enmudecieron cuando el dantzari realizó los primeros movimientos. Miles de ojos seguían cada paso de aquel aurresku de infarto y llegó el momento de jugársela cuando Alberto dio la vuelta en el aire, acelerando los miles de corazones que le miraban desde la ría. La reverencia y saludo finales hicieron clamar al improvisado coliseo. Pero la aventura no acabó ahí. La acogida de los asistentes fue espectacular y el vídeo del aurresku cuenta ya con más de 13.000 visualizaciones en YouTube.

"Me propusieron llevar arnés, pero dije que no", revela el bilbaíno, y quizá esa fuera la fórmula del éxito. "Como tenía que dar saltos y vueltas en el aire, me pareció más lioso usar arnés". La organización le llamó poco después de la actuación para darle las gracias. La tarifa por jugarse el tipo rondó los 200 euros, el doble de lo que cobra por un aurresku normal. "Me podían haber pagado más", bromea Alberto. 

El dantzari que ha bailado el aurresku más peligroso de la historia asegura que nunca tuvo miedo. "El peligro siempre está ahí, pero no pensé que me fuera a caer durante la actuación". Quienes sí pasaron su trago fueron los espectadores, sobre todo en aquel giro en el aire con el que el dantzari se fue un poco hacia la derecha.

El Red Bull Cliff Diving volverá a Bilbao a finales de septiembre para celebrar su gran final. La capital vizcaína parece un enclave adecuado para esta competición de saltos, que fácilmente podría pasar por una bilbainada. Lo mismo han debido pensar desde la organización. Ante la posibilidad de repetir el aurresku, Alberto Dueñas lo tiene claro: "Por supuesto que bailaría de nuevo en la plataforma, ya no sería algo desconocido". Puede que, después de todo, el protagonista de la cita deportiva vuelva a ser un dantzari, y no un saltador.

Dos dantzaris bailan un aurresku durante un acto de Sanfermines.

Dos dantzaris bailan un aurresku durante un acto de Sanfermines. / EFE

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