El musical Zamalzain recrea en el Arriaga los vínculos entre Zuberoa y Aragón

El hilo conductor es el idilio que se desata entre el joven dantzari 'zamalzain' -la figura central de la mascaradas de Zuberoa, una especie de centauro- y una chica aragonesa, también bailarina, que llega con ocasión de las fiestas de Mauleón. En la emoción de la danza nace entre ellos el amor. Los allegados de la joven no ven con buenos ojos esta relación porque ella ya está prometida. El domingo, en el baile, estalla una pelea y el 'zamalzain' cae derrotado.



«Es una especie de Romeo y Julieta al estilo vasco», explicó ayer el director escénico del montaje, Didier Kimmoun. Ochenta artistas -bailarines, cantantes y músicos- participan en la representación, que permite recrearse con la danza tradicional de Zuberoa y la del ballet Xinglar de Aragón, de estilo muy distinto. «Los primeros parece que bailan en el aire; los aragoneses, con los pies pegados al suelo», dice el director.