'El lago de los cisnes', sinónimo de ballet en mayúsculas en el Kursaal

El Ballet del Teatro Nacional Ruso de Moscú interpreta el clásico de Petipa e Ivanov

Hablar de 'El lago de los cisnes' es sinónimo de ballet en mayúsculas, sin embargo, no fue hasta su cuarta versión cuando la obra se convirtió en un éxito. Según cuenta Rimsky-Korsakov, Tchaikovsky aceptó el proyecto de componer la música del ballet, porque «necesitaba dinero, y hacía tiempo que deseaba tratar de componer música de ese tipo». Once años después del último fracaso, el príncipe Vsevolojski, director del Teatro Marinsky de San Petersburgo, decidió reponer esta obra, encargando la nueva versión coreográfica a Marius Petipa, principal maître de ballet del Teatro Imperial. El creador marsellés encargó a su ayudante, Lev Ivanov, una versión preliminar del ballet, reducida al segundo acto, que se puso en escena el 17 de febrero de 1894, en una velada en memoria de Tchaikovsky, recientemente desaparecido.
Viendo la buena acogida del público, el maestro Petipa se puso inmediatamente a trabajar en un ballet completo. El Teatro Marinsky de San Petersburgo acogió, finalmente, el estreno exitoso de 'El lago de los cisnes', el 15 de enero de 1895. Uno de los elementos destacados de la obra es la dualidad entre Odette -Cisne Blanco- y Odile -Cisne Negro-. Pierina Legnani, protagonista del estreno triunfante, fue la primera en encarnar ambos papeles a la vez, convirtiéndose en una verdadera prueba de fuego, ya que como Cisne Blanco había de ser lírica en extremo y como Cisne Negro, pérfida y magnética. Además, hay diferentes visiones sobre el final: Tchaikovsky abogaba por el clásico final feliz; Petipa apostaba por un final trágico con los amantes ahogándose, engullidos por las enfurecidas aguas.