El gran día de los debarras

Los actos comenzaron muy temprano y de esa labor se encargaron los gaiteros de Estella, quienes a través de una diana animaron a la gente a que saliera a la calle para, posteriormente, disfrutar de un emocionante encierro con vaquillas de la ganadería de Saka. Después tuvo lugar la sokamuturra, en la que los ganaderos debarras sacaron a la plaza unas bravas reses. Mucho toro, pero poco recortador.

Posteriormente, un grupo numeroso de debarras se desplazó a la ermita de San Roke para escuchar la misa oficiada por el párroco local, Patxi. Junto a la ermita el grupo de danza Gure Kai bailó la Ezpata Dan-tza. Desde la ermita, los actos se trasladaron al casco urbano, donde aguardaban los gigantes de Buztin Zuri, Txantrea, Usurbil, Peralta y, cómo no, los debarras. Llamaron la atención de muchos viandantes, pero sobre todo captaron la atención de los más pequeños. Alguno se llevo más de un susto y golpe por parte de los cabezudos, que parecían muy simpáticos.

En diferentes puntos del pueblo las sociedades locales ofrecieron caldo y chorizo cocido. Al mediodía, los miembros de Gure Kai volvieron a bailar. Esta vez fue un aurresku en una plaza abarrotada de gente y ante la presencia de los gigantes.

Por la tarde, se procedió a la entrega de premios del concurso de pintura infantil en el que participaron 261 niños del municipio. Los gigantes se despidieron con un alarde y el grupo de romería Oskarbe puso las últimas notas a una jornada soleada que discurrió con buen ambiente.