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El Gobierno prepara un ambicioso plan para crear «un espacio cultural vasco diferenciado»
Diversos grupos de trabajo estudian 19 ponencias en las que se abordan todos los sectores culturales del País Vasco. Se plantea un fuerte aumento del gasto, la creación de numerosos organismos y una mayor coordinación
La elaboración de un Plan Vasco de Cultura fue anunciada por el lehendakari Ibarretxe en su discurso de investidura del pasado 11 de julio de 2001, pero los trabajos no comenzaron hasta casi un año después. Ahora, todas las ponencias están ya concluidas, con la excepción de la que se refiere a la tradición oral, y un amplio grupo de especialistas de procedencia y cualificación muy diversas (están presentes desde catedráticos de Universidad a presentadores de televisión, gestores, cantantes y actores) debate ya los últimos aspectos de las mismas antes de que se elabore el documento final.
El Plan Vasco de Cultura es «el instrumento que pretende reflejar el acuerdo entre los distintos agentes públicos y privados sobre la visión estratégica, los criterios de actuación y las prioridades del conjunto de la cultura vasca», dicen los autores del documento marco. «Un instrumento, en consecuencia, totalmente ajeno a concepciones intervencionistas e impositivas en la gestión cultural».
Los objetivos del Plan se articulan en torno a cuatro grandes líneas: la convergencia con Europa en cuanto a consumo de cultura, la creación de un modelo en red, la generación de infraestructuras públicas y privadas básicas y el fomento de la creación y la producción cultural propias. .
Autoidentificación
Sin embargo el documento que fija la filosofía que subyace bajo el Plan es el denominado 'Criterios básicos', que ha sido elaborado por Ramón Zallo, Iñaki López de Aguileta y Anjel Lertxundi. En él se pone el dedo en la llaga de algunas carencias y de no pocas dificultades que debe salvar un Plan que ha de conseguir que «las identidades culturales internas no sean un problema, sino al contrario, un factor de autoidentificación colectiva». Los autores de este texto entienden que el País Vasco no cuenta aún con patrones culturales suficientes, pero advierte contra la definición «de una identidad vasca ideal». «Un hipotético intento de construir la cultura vasca en la lógica de la exclusión de una parte del 'nosotros', tentación que siempre está presente, terminaría en fracaso». «Otra cosa distinta, añade, es que en la construcción nacional inevitablemente se imponga un proyecto hegemónico que, de todos modos, debe legitimarse socialmente para reproducirse».
Salvando esas dificultades, el Plan se propone «generar un espacio cultural vasco con suficiente impulso de autodesarrollo», que permita recrear la cultura autóctona como social e internacionalmente «abierta e hibridada», con una alta capacidad de creación y que posibilite una verdadera democratización en el acceso a la misma.
En la segunda parte, ese documento se detiene en las luces y sombras de la situación cultural actual, caracterizada por la indefinición de muchas actuaciones, una notable falta de coordinación entre las diversas administraciones e incluso en el seno de cada una de ellas (las diversas áreas de los ayuntamientos compiten entre sí), un escaso uso social y por tanto cultural del euskera y un permanente de recelo hacia las empresas privadas del sector, pese a que gestionan la mayoría de los recursos.
A partir de esos principios generales, las ponencias finalizadas se presentan como un conjunto muy heterogéno, porque van desde una notable profundidad hasta una exposición de obviedades. Además, sus autores han partido de criterios distintos para empezar a trabajar: los hay que hablan sólo de la Comunidad Autónoma y otros de toda Euskal Herria; algunos parten de la situación estatutaria actual y otros diseñan sus planes para, aunque no se diga expresamente, un País Vasco independiente o semiindependiente.
Los informes no hacen valoraciones de lo que podría suponer la puesta en marcha de todas las propuestas
El problema posterior será hallar recursos para llevar a cabo todos esos planes y encajar en una realidad institucional ya compleja y con frecuencia redundante la larga serie de nuevas instituciones que se proponen en todas las fases del proceso de creación y difusión cultural.
LA FILOSOFÍA
La cultura vasca necesita conjugar especialización y complementariedad, buscar su 'nicho' en el concierto internacional.
La gestión deberá evolucionar hacia la profesionalización y mantenerse en un ámbito no directamente dependiente de la política.
Se está avanzando en la creación de una identidad cultural colectiva con percepciones compartidas por la casi totalidad de la población.
En el futuro la cultura debe formar parte de la política de Ordenación Territorial.
Deben elaborarse planes culturales estratégicos que se extiendan al menos una legislatura.
La Administración no debe caer en el populismo ni en el el elitismo
La democratización de la cultura exige que los productos se dirijan no sólo al prototipo de ciudadano medio (de 30 a 40 años, buen empleo, residente en el centro)
PROPUESTAS MÁS IMPORTANTES
El Ballet Vasco y un Instituto de Artes Escénicas
Red Internacional de Centros culturales Vascos
Potenciar la presencia del euskera en internet
Proteger un legado histórico en peligro de desaparición
Acabar con la anarquía en la creación de museos
Una oficina de 'proyectos artísticos'
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