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El gallo cantó por Carnaval

Tan diversa como es la naturaleza humana lo es también la celebración del Carnaval, que ayer se manifestó en todo su esplendor en las Carrascoliendas que lograron reunir a cientos de personas de Trapagaran y de Ortuella

Egilea
Emilio Zunzunegi
Komunikabidea
Deia
Mota
Erreportajea
Data
2016/02/14
Lotura
Deia

a los vecinos de los barrios periféricos de la parte baja de Trapagaran y del ortuellarra barrio de Urioste, el origen del Carnaval y, dentro de su ámbito, la celebración de las Carrascoliendas, no les inquieta demasiado, sea una extensión de los ritos de adoración a Saturno, al buey egipcio Apis o una especie de pase foral a la Cuaresma. Para ellos, las Carrascoliendas son un espacio de socialización donde los vecinos disfrutan de un tiempo de diversión, un tanto transgresora eso sí, en el que la comida, la bebida, la música y el baile -adornados con andrajos multicolores- constituyen un universo natural de paréntesis de los quehaceres diarios del invierno climatológico.

Ayer fueron varios cientos los vecinos de ambas localidades mineras las que poco a poco fueron sumándose a las Carrascoliendas que desde hace un lustro han recuperado los jóvenes de Trapagaran y Urioste, con la inestimable colaboración del grupo de danzas trapagandarra Danetarako danok. “En realidad no se trata tanto de una recuperación en sentido estricto de las Carrascoliendas ya que, aunque hemos podido contar con testimonios de personas mayores de ambas localidades que vivieron en su juventud esta celebración, lo cierto es que no existía constancia de los ritmos musicales o las danzas que entonces se desarrollaban, por lo que nuestro trabajo fue el de actualizar, por así decirlo, los sones de esta fiesta”, señalaba Kimetz Arana, miembro de la Gazte Asanblada de Trapagaran que participó en la elaboración de esta nueva etapa de Carrascoliendas.

“Para recuperar el carácter popular se pensó en dotarla de ritmos musicales que no tuvieran tanto que ver con una exhibición folclórica al uso, como crear un marco donde la gente pudiese sentirse cómoda bailando. El carnaval de Lantz y el de Arantza fueron la base sobre la que Danetarako Danok desarrolló una serie de pasos que facilitaran la participación popular, unos pasos que fueran asequibles para toda la ciudadanía”, apunta Kimetz quien se felicitó porque la fiesta “ha cobrado más fuerza cada año y hoy día está plenamente consolidada entre los vecinos de los barrios donde se celebra”.

Correcaminos La fiesta de las Carrascoliendas se caracteriza además por el colorido de los trajes que lucen los participantes entre los que destaca el sombrero o gorro rematado con tiras de tela o incluso papel de periódico que actúan a modo de máscara o velo de los participantes si bien. Como remarca Kimetz, cada uno puede ir como quiera, incluso sin taparse la cara o ir disfrazado expresamente aunque cada año es más la gente que utiliza viejos ropajes o disfraces de lo más variopinto para sumarse a la fiesta en la que las coplas, junto al gallo negro, tienen un papel relevante.

A ello se une el carácter itinerante de esta celebración que otrora se celebraba en otros lugares de Ezkerraldea como el barakaldarra barrio de Burtzeña. En el caso de las Carrascoliendas trapagandarras, el viaje festivo comenzó a primera hora de la mañana en el castizo barrio de Zaballa para trasladarse después al núcleo de Ugarte, en cuya plaza se contaba con varias decenas de danzantes que al calor de la mañana bailaron animadamente en torno al gallo negro que preside la txanza festiva. “No está nada claro el origen de la presencia del gallo negro en la celebración de las Carrascoliendas aunque sí es cierto que aparece nombrado en las coplas que los jóvenes cantaban en su recorrido petitorio por las casas y caseríos para luego realizar una comida popular”, apunta Kimetz Arana. Cuando fuimos a Granada, cuando fuimos a Toledo, nos salieron los ladrones , nos robaron el dinero. Con lo poco que nos dejaron, compramos un gallo negro y este gallo es comedor de trigo y cebada ajeno, reza el cántico de las Carrascoliendas.

Este cántico, después de Ugarte recaló en el barrio de Elguero para luego, subiendo por Salcedillo, llegar hasta el barrio ortuellarra de Urioste, un enclave en el que existe constancia de esta celebración en los años 30 del pasado siglo, según los testimonios recabados por los jóvenes promotores de la conservación de esta fiesta de carnestolendas.

Curiosamente en los cánticos de Urioste, paso previo para la llegada de la comitiva -formada ya por varios cientos de personas- al barrio de San Gabriel para la celebración de la comida popular, la letra tiene una ligera variante. Así mientras en Trapagaran se lisonja a los dueños de la casa a la que se va a pedir comida y bebida con un encendido: La señora de esta casa es una santa mujer pero más santa sería si nos diera de comer, en Urioste la completan con un significativo si va usted a cortar chorizo, no se corte usted los dedos, corte un poco más abajo, somos muchos para comerlos. No es este sin embargo el cambio más radical en la copla ya que en Urioste finalizan la txanza con un primoroso verso que señala que licencia del Rey traemos, de su majestad divina que si no nos dan limosna les robemos las gallinas. No hizo falta ya que la comida en san Gabriel fue copiosa.

Trapos viejos y coloridos visten a los participantes de la fiesta.

Trapos viejos y coloridos visten a los participantes de la fiesta.

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