El fandango como terapia

Cuando colgó el gerriko, hace más de una década, se dedicó a sus negocios y le picó el gusanillo del golf. Pero lo que siempre ha llevado en la sangre ha sido la pelota. Dirigió los primeros pasos de Hirigoien, un zaguero de Hendaia que fue subcampeón del mundo amateur. Pero donde realmente se dejó notar su mano fue con Xala, otro trinquetista, quien de ser prácticamente un desconocido ha llegado a disputar una final del Manomanista y ha sido capaz de ganar dos txapelas por Parejas, en 2002 con Lasa III y en 2007 con Eulate.

Pampi también ha tenido mucho que ver en la progresión y moldeo de Sebastien Gonzalez como manomanista, otro zurdo a quien ha enseñado todos los secretos del frontón tras curtirse en el trinquete. Su cuadra no se acaba con ellos. Arizmendi, Lemuno y Alberdi ya están prestos para tomar el relevo. Tiempo al tiempo.

Polifacético, Ladutxe también ha sido cantante y dantzari. Y sobre esta última faceta nos desvela un secreto de su relación con Gonzalez, a quien volverá a aconsejar como botillero en su eliminatoria ante Barriola. «Cuando comencé a trabajar con Sebastien corría como un pato. Lo hacía apoyándose en los talones en lugar de las puntas de los pies. No tenía pies cabos, pero le faltaba coordinación». La carrera que hizo para demostrarnos el estilo de correr de su pupilo en los inicios no tuvo desperdicio.

«Siempre me ha parecido que Gonzalez tiene gemelos de niño. Con la caja que posee, la zona de los gemelos es la más vulnerable», afirma. De ahí que no le haya extrañado la lesión que se produjo en el partido frente a Martínez de Irujo. El doctor José María Urrutia no comparte la opinión de Pampi. «Sebastien tiene una musculatura propia de un deportista de élite. Sus gemelos están perfectamente desarrollados», sostiene.

Ladutxe tiene el remedio para los males musculares de Gonzalez. Es casero, pero muy eficaz a su entender. Suena a broma, pero Pampi se lo toma en serio. «En mi época era propenso a coger peso, pero tenía un buen movimiento de piernas. Y eso era gracias a que bailaba fandangos en cualquier lugar. Es un ejercicio muy recomendable para cualquier deportista porque estás todo el rato en movimiento sobre las puntas de los pies y fortalece la musculatura del tren inferior». Una nueva y genial demostración práctica en los aledaños del Atano nos sacó de dudas.

«A Sebastien le he dicho muchas veces que pruebe a hacerlo, que es un buen complemento de su preparación -añade Pampi-. Se queda quieto a la hora de ponerse a la pelota y cuando tiene que reaccionar a una dejada, por ejemplo, le cuesta hacerlo. Carece de esa capacidad de reacción rápida, de esa explosividad, porque no tiene la suficiente fuerza en el tren inferior. Estamos intentando mejorar ese aspecto en los entrenamientos. Sebastien siempre está dispuesto a trabajar y a mejorar». Pampi, genio y figura...