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El difícil despegue de la tierra

Crítica, Compañía de danza Aukeran

Komunikabidea
Diario de Noticias
Mota
Kritika
Data
2008/04/08

La ezpata dantza, o cualquier otra danza, bailada por el grupo es prodigio de disciplina. Ellos, en el plante y saltos de pies entrecruzados. Ellas, en la soltura del revoleo. Todos, eso sí, ahondando en un estilo en el que prevalece la fuerza. Lo más característico del grupo es la solidez de los cuerpos que cuadran unos ritmos ancestrales sin salirse un centímetro de la norma. La modernidad estará, sobre todo, en la simplificación. En captar la esencia rítmica. En quedarse con el núcleo rítmico de las canciones para deshacerse incluso de la melodía. El vestuario -o la desnudez- desprovisto de todo folclorismo, también es un elemento de modernidad. Uno de los pasajes más logrados es la del baile de la jota. Sólo con la percusión de fondo el grupo se marca una jota volátil, ingrávida en su sencillez de concepto, y riquísima en el virtuosismo de los pies. Detalles como la conversión del círculo en un cuadrilátero donde van saltando lo solos, ayudándose de las gomas, que darán mucho juego en el final del espectáculo, es un elemento plástico también muy original.

No renuncian los bailarines a ciertos elementos de espectacularidad o de acrobacia, como la percusión con palos en el suelo, o ciertas elevaciones de las bailarinas. No siempre encajan bien con el fluir de la danza, pero son del agrado del público y demuestran la preparación y disciplina del grupo. Otro elemento que ya está un poco pasado -y a veces molesta- es ese humillo omnipresente que, se supone, que sirve para dar cierto ambiente anieblado e inquietante, pero que, a estas alturas, sólo sirve para que la visión no sea diáfana. Algunos juegos de luces ganan, pero un ballet donde prima la limpieza corporal sin trucos, y una base de danza tan clara, no debe ser estorbada por nada.

Puede en todo momento la energía de unos cuerpos capaces de dibujar todos los paisajes de nuestras danzas. Y les cuesta desembarazarse del predominio de los pies, de los brazos caídos. El siguiente paso será llegar en la coreografía a lo que se llega en la música. De tal manera que de toda esa sabiduría acumulada por los dantzaris debe surgir la nueva danza de los bailarines. Es la evolución que le veo a esta compañía. Evolución necesaria si quieren insertarse en la contemporaneidad de la danza. Una aportación de bellísima pureza que parte de unos cuerpos con una estética propia al servicio de ese estilo autóctono peculiar.

Como ocurrió en ediciones anteriores, Aukeran obtuvo un rotundo éxito, con un público implicado en su danza y palmeando los últimos pasos.

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