Y por lo demás, la propia sinopsis de la obra habla de un viaje vital y corporal y de la transformación de un mujer. Pero más que nada, las casi dos horas de espectáculo son un puro ejercicio dancístico formidable, una reivindicación de la danza en estado puro. Rocío posee una envidiable y depurada técnica con un cuerpo fuerte y flexible que le permite hacer cualquier cosa, con unos potentes gemelos en las piernas que la llevan a donde ella quiere y como quiere. Colosal.
Entre la inasequible actividad cada jornada en Flamenco on Fire, por la tarde habíamos tenido una gran actuación en el nuevo espacio El Bosquecillo con el flautista Sergio de Lope y el cantaor Matías López, El Mati. La casualidad ha querido que se reunieran en un espectáculo dos máximos ganadores en el Festival del Cante de las Minas. Sergio ya había logrado el premio El Filón para instrumentistas. Hace apenas unas semanas, El Mati obtuvo la Lámpara Minera, máximo galardón del certamen. Gran concierto de dos jóvenes llamados a decir algo importante en este mundo.
Y la noche se cerró con el ciclo nocturno y la presencia de María Terremoto, cada vez más suelta, más firme y segura de su cante jerezano, que bebe de las fuentes de su padre y abuelo. Cantó, bailó, habló y obtuvo un estruendoso éxito.