El Santuario de Nuestra Señora de Udiarraga de la villa de Ugao-Miraballes se viste de gala el martes para acoger la entrega de los Laboral Kutxa Hemendik Sariak de la comarca de Nerbioi-Ibaizabal. En esta decimoséptima edición del evento, recibirán un merecido reconocimiento 10 entidades o personas a título individual por su trayectoria, por la labor desinteresada que realizan en el ámbito social, cultural o deportivo, por estar comprometidos con sus pueblos y sus gentes, por su solidaridad… El abanico de razones y motivos es amplio y diverso y, a partir de las 19.00 horas, los galardonados irán pasando, uno a uno, por el escenario para recibir el modesto premio y el caluroso aplauso de los asistentes.
Y en esta gala, tres de los premiados tendrán nombre propio. Uno de ellos es el de la querida y conocida ugaotarra Arantza Castañiza, alma mater de la agrupación local Etorki Dantza Taldea. Recuperar, difundir y mantener vida una parte de la cultura euskaldun como es el folclore tradicional es a lo que lleva dedicándose, desde hace ya seis décadas, el grupo de danzas de la villa y al frente de la entidad lleva 45 años la protagonista del homenaje. Comenzó aprendiendo a “bailar jotas con unos 8 años” y de esa primera etapa, aún en el franquismo, recuerda vivencias y experiencias como “la obligación de pedir permisos a la autoridad competente o al Obispo cada vez que se quería realizar una actuación” o la primera vez que vio a dantzaris ondear una ikurriña. “Fue en Iparralde. Yo tenía unos 12 o 13 años y fue algo insólito”. A finales de los 70, Etorki Dantza Taldea estuvo a punto de desaparecer, pero “en 1979 un grupo de madres reactivó la agrupación” y es cuando Arantza tomó unas riendas que aún no ha soltado. “Es una gran satisfacción, el grupo para mí es como un hijo. He visto a chavales que empezaban con tres años y todavía continúan en Etorki Dantza Taldea”, explica esta mujer que colabora estrechamente con Bizkaiko Dantzarien Biltzarra y Euskal Dantzarien Biltzarra. Es tal su pasión que ha contagiado su amor por las danzas a todo su entorno familiar. “En mi familia participan todos: mis hijos, nietos… “ y su filosofía de trabajo es que “al grupo vamos a pasárnoslo bien y siempre estoy pensando qué puedo hacer para que todos estén contentos”. El martes se subirá de nuevo a un escenario, pero para comprobar la admiración y el orgullo que sienten por ella sus convecinos.
A otro tipo de disciplina artística, relacionada con el baile, es a la que se dedica en cuerpo y alma la basauritarra Nerea Barrondo. Es una gran profesional del ballet, pasión que recibió en su casa desde muy temprana edad. “Mi ama practicó ballet de pequeña y siempre me veía de puntillas por lo que seguí el ejemplo”, cuenta desde Japón. “A los 9 años ya comencé a tener claro que me quería dedicar al ballet e ingresé en la academia de Igor Yebra. Allí ya fue todo más serio y me apoyaron mucho para que fuera a Madrid a estudiar en el Conservatorio. De ahí, intenté ingresar en el Bolsói de Moscú donde audicioné ‘on line’. Me cogieron y me formé durante cuatro años”, recuerda la joven.
Ballet internacional
Su aventura rusa concluyó y Barrondo cruzó el charco para iniciar una nueva etapa “en un grupo de Nueva York y de ahí me moví a Nueva Jersey, Texas y California. En total fueron siete años”, cuenta la bailarina que, hace dos años, cogió de nuevo un avión y se mudó con su marido a Japón para “crear espectáculos de ballet”. En la actualidad se encuentran trabajando en Blancanieves y los siete enanitos, donde los trajes festivos de los Sanfaustos tienen un papel muy importante. “Esta historia es una de mis favoritas desde que era niñas y en el montaje introducimos elementos de la cultura vasca. Por ejemplo, para el vestuario de los enanitos me llevé albarcas, gerrikos y blusones. También tiene parte importante la música vasca”, precisa la joven que asegura que “musicalmente la cultura vasca y de Japón se parecen”.
Después de tantos años fuera de casa, Nerea Barrondo afirma que “al principio sí que fue complicado porque tenía solo 13 años, pero poco a poco me he acostumbrado”. Cambios culturales, de estilo de vida, la bailarina se ha ido adaptando a cada nuevo país que ha sido su residencia, pero siempre “recuerdo a la familia”. La distancia y la disciplina forman parte de su rutina diaria y hoy en día “tener la condición óptima es parte de mi vida”, ya que “cuando te gradúas, pasas a ser responsable de tu propio arte”. Por ello, a la basauritarra no le resulta difícil continuar con su trabajo, pero siempre guarda en su memoria el cariño a su familia y a sus raíces.
Bailar sobre el tapiz con armonía, movimientos creativos y empleando aparatos como la cuerda, el aro, la pelota, las mazas o la cinta es lo que hace el también basauritarra Marcos Bartol que, a sus 13 años, se ha proclamado subcampeón de España de gimnasia rítmica en categoría infantil. Se acercó a esta disciplina deportiva “porque una amiga suya la practicaba y, cuando tenía 6 años, se apuntó a las extraescolares del colegio para aprender”, explica su ama, Ionela Cojocaiu. Tras un año allí, “busqué alguna academia, pero no encontré” y … llegaron la pandemia y el confinamiento. Y en esos meses de encierro obligado, el pequeño Marcos encontró entretenimiento en su afición. “Se puso a buscar vídeos en YouTube e intentaba reproducir esos mismos ejercicios en casa. Como le gustaba tanto, compramos un tapiz, pelotas, aros…”. Así siguió hasta que, una vez recobrada la normalidad, “vi un anuncio del club de gimnasia rítmica Lilura, de San Miguel, y quiso apuntarse”. Desde entonces, su proyección y ganas de mejorar han sido imparables. “Le encanta, progresa cada día y es su pasión”.
Esta temporada, Marcos Bartol ha ascendido de categoría. “Ahora esta ya en juvenil y, claro, es más complicado y hay más niños que compiten, pero sigue muy motivado y con ilusión”. Además, “es un niño muy disciplinado, que acude cuatro días a la semana a entrenar, si puede hasta cinco, y no deja de lado sus estudios”. En su casa, su ama y su aita, están orgullosos de Marcos “y le vamos a seguir apoyando hasta donde haga falta, porque está muy contento y nosotros lo que más queremos es su felicidad”.
De un pequeño campeón a un ejemplo de superación en un deporte en equipo. Y es que un hito histórico es lo que logró, la pasada temporada, la escuadra senior femenina del Kukuiaga Etxebarri Fútbol Sala que, por primera vez en toda su trayectoria, se proclamó campeón de la Liga de Bizkaia y consiguió, también, los títulos de la Copa de Bizkaia y de la Copa de Bizkaia. Disputó el playoff de ascenso a segunda división estatal, pero el sorteo no estuvo de su lado y cayó en la primera ronda ante el Colo Colo Zaragoza, con 53 años de historia y con casi un centenar de jugadoras en su categoría femenina.
No resultó una decepción, sino una toma de contacto, un aprendizaje y una inolvidable experiencia y ahora el equipo recibe un reconocimiento por ese gran trabajo. “El premio que vamos a recoger es una enorme alegría. Es muy bonito que se acuerden de un equipo femenino que durante la pasada temporada lo hizo muy bien y disfrutó de una gran campaña”, afirma Fran Rodríguez, el entrenador del triplete y actual director deportivo del club. “Sin duda, es un orgullo para el equipo femenino, para todo el Kukuiaga Etxebarri Fútbol Sala y para todo el pueblo. Lo recogemos con una ilusión tremenda y muy contentos por un trabajo que salió muy bien, así que cerraremos este 2024 con un Hemendik Saria en nuestras vitrinas que se sumará a los tres títulos que levantamos el año pasado”.
Al frente del equipo senior femenino está esta temporada Youssef Jadyane y el objetivo es “intentar repetir lo conseguido la pasada temporada”, algo factible, puesto que “siguen las mismas 15 jugadoras, conocen lo que es ganar, han vivido lo que es levantar triunfos y quieren sentir otra vez esa experiencia”. Fran Rodríguez es consciente de que “este año será más difícil porque las rivales te tienen más en cuenta y te vigilan más, pero la ilusión de las jugadoras es repetir victorias y volver a vivir grandes momentos”.
En representación del denominado deporte rey estará también en la gala el Atxulaur Kirol Elkartea de Orozko, fundado en 1994 y que, en la actualidad, cuenta con cuatro equipos federados –el de primera Regional, un Regional de tercera, un juvenil y un cadete– además de otros cinco de deporte escolar que compiten y una escuela deportiva a la que acuden menores de 6 y 7 años. En total, “unos 190 jugadores y jugadoras y un equipo técnico formado por una veintena de personas”, precisa el presidente del club, Roberto Santa Cruz, Toly. La concesión de este reconocimiento por su 30 años de trayectoria en Orozko “es muy bien recibida y significa que algo bueno estamos haciendo”. Y no solo para fomentar un hábito saludable como es la práctica deportiva. “Es una forma también de socializar, de conocer gente y hacer grupo y de atraer vida al pueblo, porque las mañanas que hay partido se nota en los establecimientos comerciales y hosteleros y, sin duda, es muy bueno para Orozko”. A nivel de resultados deportivos, todas las miradas están puestas en el equipo de primera regional, “que en las dos últimas temporadas ha rozado el ascenso a Preferente y a ver si a la tercera llega la vencida”. Para el resto de categorías, sobre todo las de los más txikis, “queremos evitar cualquier tipo de presión, lo importante es que vengan a disfrutar, a aprender, a pasarlo bien y, sobre todo, que se comporten con respeto”.
Pregoneros mendizales
Una actividad también muy afianzada es el montañismo y un referente es el Txarlazo Mendi taldea de Orduña, que lleva conmemorando todo el año su 60 aniversario. Muy especial fue su designación como pregoneros y txupineros de las fiestas de Otxomaio, un momento que el club quiso aprovechar para dar protagonismo a tres de sus fundadores: Sabino Pinedo, Txutxin Guaresti y su hermano Txetxu. “Tienen o ya se acercan a los 90 años y pensamos que era una buena oportunidad de agradecer lo que hicieron en 1964 por Orduña al fundar el Txarlazo Mendi Taldea y todo el trabajo posterior, que es muy sacrificado, porque quitas tiempo libre de parte de tu vida para dedicarlo de manera altruista a esta entidad”, explica su actual presidenta, Izaskun Ugarte, y la primera mujer que ostenta este cargo en toda la historia de la agrupación.
La figura de los veteranos es muy importante como también lo es que el club tenga “alrededor de 500 socios, más o menos el 10% de la población de Orduña y lo son porque sienten que es una entidad del pueblo y es su forma de colaborar para que siga adelante y existiendo”. Su oferta de actividades anuales es intensa; “llevamos a cabo una o dos salidas al mes, también participa en las fiestas de Orduña y desde hace dos años llevamos a cabo iniciativas de carácter familiar para que los niños vayan interiorizando y practicando el montañismo con salidas y marchas a su medida”. Y la más tradicional es “subir al Txarlazo el 31 de octubre a brindar por el Año Nuevo”.
Los Laboral Kutxa Hemendik Sariak también reservan un hueco a poner en valor la actividad económica implantada en la comarca. En esta edición los protagonistas serán Mercabilbao por el proyecto “de creación de una lista de difusión en WhatsApp para compartir información relevante y veraz de manera rápida y directa y Alfa Distribución, empresa surgida en 2023 para la “distribución vinos de calidad, a buen precio y que no estuvieran en el mercado en la zona en la que quería trabajar, es decir, Arrigorriaga, Ugao-Miraballes, Basauri, San Miguel, Galdakao...”, detalla su impulsor, Josu Barbero. El objetivo es “dar un servicio sincero, cercano y rápido a los clientes y poder vivir de esto”.