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El carnaval rural vuelve con Ituren y Zubieta como protagonistas
Como es tradición, anticipándose a las fechas tradicionales, estos dos pueblos han renovaron su anual rito de hermandad
Como es tradición, en la última semana de enero, anticipándose a las fechas tradicionales, estos dos pueblos vecinos de la comarca de Malerreka, al sur del Bidasoa, separados por tres kilómetros, comenzaron con la renovación de su anual rito de hermandad.
Los Zanpantzar, comparsa de Ioaldunak (cencerros) en las que participan los vecinos de ambos pueblos, recorrieron las calles ataviados con abarcas, enaguas de puntillas, pellizas de oveja por cintura y hombros, pañuelos de colores al cuello, gorros cónicos con cintas, y un hisopo de crines de caballo en su mano derecha.
Haciendo sonar sus cencerros y moviendo sus hisopos para ahuyentar los malos espíritus y atraer la bondad para los campos y los animales, los Zanpantzar de Zubieta visitaron a los de Ituren, que este martes les devolverán la cortesía, en una de las expresiones más ancestrales de los carnavales de Navarra.
En sus declaraciones, Urbeltz señaló que el carnaval rural se extiende por toda Europa, donde carnavales "muy significativos y de gran personalidad" se han mantenido en lugares muy pequeños que, mediante estas tradiciones, "refuerzan la propia identidad".
Se trata de carnavales que hace 50 o 60 años estaban a punto de desaparecer pero que se recuperaron al involucrar a todos sus habitantes, tanto mayores como jóvenes, mujeres o niños.
"El carnaval pasa a tener una trascendencia para la identidad de la comunidad ciertamente muy importante porque es singular", subrayó este folclorista de reconocido prestigio. nacido en Pamplona y radicado en San Sebastián.
En cuanto a los carnavales de Ituren y Zubieta, Urbeltz señaló que "les sitúa en el mundo" por su "propia singularidad", pese a la existencia en Europa de algunos festejos "cercanos" a ellos que incluso utilizan los mismos elementos, como los cencerros.
Lugares de Suiza, Bulgaria o Cerdeña cuentan con carnavales "similares", según el especialista, que precisó que, pese a ello, "son singulares" porque cada uno representa "una manera de hacer que no tienen los demás.
"Hay un fondo cultural que viene de atrás y que no se puede situar temporalmente, pero cada comunidad mantiene su personalidad y le da un matiz, un carácter diferenciado", sostuvo antes de destacar el carácter "singular" del carnaval rural.
Un carnaval, que en su sencillez, "no tiene posibilidad de evolucionar sin dejar de ser", subrayó Urbeltz, quien calificó estos actos como "joyas" que están "fuera del tiempo, pero que ayudan a mantener una conexión con el pasado".
"A la gente de las ciudades nos permite mirar a mundos que se nos escapan", concluyó este folclorista, que recibió varios premios y reconocimientos internacionales como el Primer Gran Premio Internacional de Danza de Middlesbrough (Ingleterra, 1968); el Grand Collier d'Argent y Distinction Chorégraphique en Dijon (France, 1970); el Prix International de Danse à Charleroi (Belgique, 1973); o el Premio Internacional en Llagollen (Gales, 1974) y el Premio Europa a la Cultura Popular de la Fundación Alfred Toepfer de Hambourg (Allemagne, 1998).
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