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El carnaval goierritarra logra sobrevivir
Aunque la fiesta del Carnaval ha tenido variadas formas de celebración en el Goierri, la mayoría de ellas se ha perdido ya y sólo quedan en la memoria de unos pocos
Lejos de establecer comparaciones con Tolosa, en muchas localidades del
Goierri, se celebraron de manera humilde y arraigada las fiestas del
carnaval.
Lazkao y Ordizia
Lazkao, por ejemplo, ha
tenido su propia manera de entender la fiesta. El origen exacto de la
celebración no se conoce, pero sí se sabe que se mantuvo hasta los años
cincuenta gracias al empeño de una cuadrilla de ocho miembros de
Lazkaomendi.
Seis de los miembros de la cuadrilla se vestían
de dantzari con pantalón, camisa y alpargatas blancas con cintas
doradas cruzadas, boina y cinturón rojos y pañuelo al cuello. Los otros
dos vestían blusa negra de tratante y algún exótico sombrero. Estos
últimos portaban una bota de vino que iban ofreciendo, al tiempo que
recogían los donativos y golpeaban a los niños con un maskuri.
El
domingo y lunes durante todo el día así como el martes por la mañana
ofrecían sus danzas por los caseríos de Abaltzizketa, Gaintza, Zaldibia
y Lazkao.
El martes por la tarde, la fiesta se trasladaba a
convento de las Bernardas y a la salida de la celebración, los miembros
de la corporación municipal debían pasar por debajo del arco que los
carnavaleros con realizaban escobas. La fiesta finalizaba con la danza
que el grupo ofrecía igual que lo había hecho por los caseríos de la
zona.
En Ordizia encontramos referencias del carnaval de 1923
en un breve de prensa que J.Beitia publicaba el primero de febrero de
ese año en El Pueblo Vasco: «Un año más que añadir a los muchos en que
el Carnaval en Ordizia es un completo aburrimiento, pues los jóvenes se
desplazan a otros pueblos, donde se gasta y se recauda. Aún tiene
tiempo el Ayuntamiento de organizar unas fiestas brillantes. La piedra
está arrojada, veremos quien la recoge».
Este comentario debió
de causar efecto ya que bien recogieron la piedra los ediles
ordiziarras del momento, pues en una comisión que se constituyó a los
días, el 5 de febrero, organizaron las fiestas del carnaval para el
domingo día 11 de febrero de 1923.
El programa que completaron
para aquel domingo fue, a las 9 y media de la mañana pasodoble por las
calles de la villa con la banda municipal; a las 10 misa mayor cantada
por el Orfeón Villafranqués; a las 11 la salida de «la monumental y
chispeante comparsa de calderos húngaros, bajo la dirección del
infatigable Joaquín Pascual, recorriendo todas las calles, barrios y
demás 'bujeros' que encierra la capital goierriana»; a las 12 concierto
de la banda municipal; a las 4 «en la Plaza Mayor gran becerrada, se
dará suelta a dos novillos embolados y una comparsa hará que el público
se indigestione de risa»; a continuación, música terminando con una
kalejira, típica de la villa; de nueve a doce de la noche, verbena en
la Plaza Mayor. Completando este programa, el Casino Recreativo
(situado en Urdaneta Kalea nº 2) organizaba dos bailes para estos días
de Carnaval.
Visto el éxito que había tenido la edición del
carnaval ordiziarra, al día siguiente, lunes, la comisión organizadora
solicita al pleno del Ayuntamiento la ampliación del presupuesto
inicial en 150 pesetas, para volver a soltar becerros el martes. El
pleno autoriza la ampliación de la fiesta quedando el presupuesto total
de los carnavales en 300 pesetas.
La fiesta resultó un éxito y
quien antes calificada en la prensa de aburridos los carnavales ahora
en el mismo medio escribía: «Que gentío más inmenso, sólo comparable
con aquellos días de la semana grande. Sólo la capital goyerriana es
capaz de organizar una tamborrada en ocho días y una comparsa de
caldereros en tres. Continue así secula seculorum...».
Precisamente
los carnavales de ese año son los que se recuerdan con mayor cariño y
admiración, aunque en los años siguientes se continuaron
organizadohasta 1934. Después, y tras la Guerra Civil, quedaron
prohibidos.
Recuperar la tradición
No obstante, de entre
las diferentes fiestas carnavaleras que se celebran en la comarca,
destaca, por el esfuerzo que están realizando por rescatarla del
olvido, el carnaval de Segura. Y es que en este municipio, durante la
fiesta del carnaval se celebraba la fiesta del Oso, pero como en otros
tantos lugares, a partir de 1946 se pierde la tradición por la
prohibición del régimen franquista que prohibía «todo acto que
recordaba al carnaval». Ahora lo vuelven a recuperar.
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