El carnaval baila al ritmo del paloteado

Los danzantes de San Lorenzo recorrieron ayer las calles del Casco Antiguo para celebrar el Día de los Caldereros y la próxima llegada del carnaval

Cada vez que se abre la puerta del bar Gallego, el de la calle Jarauta, se escucha el tintineo de unos cascabeles, que se entremezcla con el sonido de risas masculinas y el entrechocar del vidrio. En el interior están los danzantes de San Lorenzo, ocho hombres vestidos de blanco y rojo, con alpargatas y cascabeles en las piernas. Mientras los 8 danzantes brindan, aparece el Bobo, que en esta ocasión está encarnado por Ricardo Urtasun, acompañado por los tres gaiteros de la cofradía. Hoy, la fiesta de los Caldereros, es un día especial para los danzantes de San Lorenzo; hoy celebran sus 166 actuaciones.

“El día de San Saturnino de 1997, el mismo año en el que Iruña Taldea celebraba su 25 aniversario, Jesús Pomares, reunió a un grupo de dantzaris veteranos para recuperar, en principio sólo por ese día, la tradición de los danzantes de San Lorenzo”, recuerda Ekaitz Santazilia, gaitero y miembro de la Cofradía de los Danzantes de San Lorenzo. Sentado en una silla del bar y rodeado por sus compañeros, Ekaitz explica como “Jesús era el único que sabía que, antes de que Carlos III lo prohibiera el 21 de julio de 1780, la tradición de los danzantes estaba muy extendida en Pamplona y en toda la península”.

A aquel primer baile de 1997 le siguieron muchos más, concretamente 166, contando con el de ayer en el Día de los Caldereros. “Parece que a la gente le gustó y, desde ese día, empezaron a pedir actuaciones”, comenta Ekaitz. Y es que, fue tal el éxito que tuvieron los danzantes que, en 1999, bailaron por primera vez en el Corpus Christi. Una cita a la que no han faltado nunca.

“En 2006 nos convertimos en cofradía y creamos la web, www.danzantesdesanlorenzo.com, para formalizar el grupo y recuperar un poco la tradición”, apunta el joven gaitero. Uno de los elementos más tradicionales del conjunto es el personaje del Bobo, un ser de “grotesco y de origen difícil de determinar”. La función del Bobo, un personaje vestido con colores brillantes en el que concurren diferentes personalidades festivas de la antigua celebración sacra y lúdica al mismo tiempo, es perseguir y atacar a todo aquel que espera el pasacalles de los danzantes.

Danza culta

“Un danzante responde a una tipología muy concreta de la danza. Aparecen con la contrareforma católica y siempre han tenido la misma tipología, son ocho hombres más uno, el Bobo. Es un género de danza culta, no de plaza”, confiesa Ekaitz, haciendo referencia a que la función principal de esta danza no es hacer bailar al espectador, como puede ser la de una mutildantza.

El baile más típico y tradicional de este género son los paloteados, una danza que puede ejecutarse de diferentes formas, pero siempre con figuras geométricas, tal y como demostraron ayer en la plaza del Ayuntamiento. Y es que, como dice Ekaitz, “esa danza es el barroco en estado puro”. Los danzantes de Pamplona han introducido una jota, que pese a que “no es típico de los danzantes, apetecía” y, dado que este grupo busca “recuperar una tradición” y no solo unos bailes concretos, “no tienen problema en cambiar”.

Cuando Ekaitz termina de hablar, los danzantes salen del bar y, con cuidado de no pisar los charcos que ha dejado el camión que limpia las calles, se dirigen hacia la plaza del Ayuntamiento para reunirse con los demás Caldereros.